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por Jovanka O'Neill Miér Mayo 13, 2015 12:08 am
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[b]¿Quién fue el que hizo propuso matrimonio?[/b]
[b]¿Quién estresa más sobre la planificación de la boda? [/b]
[b]¿Quién decoró la casa? [/b]
[b]¿Quién cocina?[/b]
[B]¿Quién es más organizado?[/b]
[B]¿Quién sugirió primero tener niños?[/b]
[b]¿Quién es el cariñoso?[/b]
[b]¿Quién es el big spoon/little spoon?[/b]
[b]¿Cuál es su actividad no-sexual favorita?[/b]
[b]¿Quién llega borracho a las 3 am?[/b]
[b]¿Quién mata las arañas?[/b]
[b]¿Quién se queda dormido primero?[/b]
[b]Un headcanon:[/b]
[b]¿Quién tiene más paciencia?[/b]
Dae&Yun
¿Quién fue el que hizo la propuesta de matrimonio?
Dae, pero sólo por formalidad. Ciertamente ya tenía todo fríamente calculado, pues era evidente que el cabeza hueca de Yun no se la iba a dejar fácil (mejor, así era más divertido. Porque si no se resistía ¿dónde quedaba la emoción del asunto?)
¿Quién estresa más sobre la planificación de la boda?
Dae. Conseguir la vagoneta no fue fácil, pero al menos ya contaba con las sogas y el cloroformo. El resto se dio por sí mismo… además, Yun no sabía que iba a haber boda, pero esas son puras tecnicidades.
Yun aún tiene resentimientos luego de aquel secuestro exprés, pero Dae confía en que quizá en unos diez años se le pase y lo recuerde como un graciosa experiencia (¿).
¿Quién decoró la casa?
¿Qué coño pasó con el escritorio? ¿Y el sofá? ¿De qué dimensión había salido tanto espacio en la sala de estar? Ah, oh, estaban por allá... ¿de dónde había salido ese cuadro? Tampoco recordaba la alfombra ahí… de hecho, apenas y reconocía su maldito hogar. Era como si lo hubieran cambiado por otro.
―¿…qué pasó aquí? ― Entró, sintiéndose desubicado en su propio comedor. No es como si hubiera sido la gran cosa, pero simples cambios de ubicación habían sido más que suficientes para que su simplón diseño luciera más espacioso y estético.
―Nada. Me aburrí. ―Bostezó. Yun estaba tumbado en el sofá con toda la pinta de extenuación. Mover tantos muebles era cansado. ―ahora se ve mejor y no te sacarás la madre con los muebles. Te vas a terminar astillando la prótesis.
Dae gruñó, volteando a otro lado para ocultar el rubor. No era fácil moverse cuando el espacio de tránsito era limitado ¿vale?
¿Quién cocina?
Miraron la aberración que habitaba en la sartén, humeante, achicharrado y con pintas dudosas. Ninguno de los dos dudó de que si le daban oportunidad, esa mierda comenzaría a moverse e incluso podría tratar saltar directo a su yugular.
―…qué asco… ―
―Olvídalo. Llamaré al restaurant de comida tailandesa. ―
¿Quién es más organizado?
Estaba que trepaba por las paredes. ¡El plano! ¿Dónde carajo estaba el puto, importantísimo, asqueroso plano? Gruñó cuanta maldición pudo, tentándose a voltear su recién acomodado escritorio.
Sabía quien era el culpable. Agg le había dicho mil veces a ese maniático que hiciera lo que le saliera de los huevos siempre y cuando no se metiera con su estudio, pero no, claro, tenía que cumplir su labor de Maestro Limpio… seguro venía como parte de su credo, en el Corán o una mierda así.
―¡DAE! ―
¿Quién sugirió primero tener niños?
Luego de la no-tan-abrupta-sugerencia, pasó casi una semana donde se respiraba una especie de tensión entre ambos. Ninguno volvió a tocar el tema en todo ese tiempo y ni bien no podía decir que sus preocupaciones no fuesen justificadas, Yun se sintió un poco culpable.
El sabía desde hacía mucho que Dae siempre había aspirado a tener hijos.
―Estuve pensando… ―Jugó con un rotulador intentando ocultar su ansiedad; no estaba seguro de nada, pero ahí iba. Dae había hecho ya mucho para mantener la relación a flote, la mayor parte de las veces de formas poco ortodoxas, pero igual. ―y tal vez podría no ser tan malo. Ya sabes, tener… niños.
Aunque Yun acababa de decir eso como si hablara de aliens come cerebros, Dae le miró con ojos brillantes, como si hubiese recibido un regalo excepcional. Antes de lo esperado, ya le había atrapado en un enorme abrazo de oso exprime entrañas.
¿Quién es el cariñoso?
Jugar con sus dedos, dejar besos fugaces en su hombro, superar la incomodidad y llegar a tomarse la mano. No se podía decir que ninguno de los dos fuese la cúspide de lo cursi, pero sus escasos momentos tenían y eran más que suficientes para demostrar y recordarse que, a pesar de todo, de verdad se querían.
¿Quién es el big spoon/little spoon?
Aunque Yun es el enano, él es el pegoste que se abraza a Dae como si su vida dependiera de ello (al menos al dormir (?)). Pero como la posición es intercambiable... (?)
¿Cuál es su actividad no-sexual favorita?
Tumbarse a ver televisión, salir a pasear a un lugar amplio y lleno de vegetación. O mejor todavía, hacer una infantil guerra de cosquillas que acaba con ellos enredados entre las cobijas, cansados y lo suficientemente relajados como para pasar un buen rato dándose arrumacos, que buena falta venían haciendo luego de tiempo siendo los orcos de siempre.
¿Quién llega borracho a las 3 am?
Rechinó los dientes, mirando el reloj con desprecio. Era tarde, jodidamente tarde, y ese zoquete seguía sin pararse. Claramente, no había por qué alterarse. Había salido con Jean Pierre y Robin y era normal que se tomara varias horas con ellos PERO ¡eso no lo excusaba! ¡Era de madrugada!
Justo cuando estaba a nada de explotar, se escuchan cinco intentos de meter una llave a la cerradura hasta que da en el blanco y finalmente un tambaleante y ebrio Yun se abre paso entre que se quita la ropa e intenta esquivar obstáculos. Esta es la primera o segunda vez que le ve en ese estado y se debate seriamente entre continuar molesto o no.
Era difícil ser serio cuando lo tenía colgado al cuello mascullando disculpas a medio articular, entre risillas torpes y una sonrisa boba en el rostro.
La furia podría esperar un par de horas.
¿Quién mata las arañas?
Yun en particular no tiene compasión y las aplasta, Dae es más amable y sólo toma una servilleta o papel y simplemente las saca de la casa. No hay razón para ensañarse con un inocente ser vivo.
¿Quién se queda dormido primero?
―Duerme ya ―
―Espera, casi acabo. ―
Revisó unos correos del trabajo, descartó otros y revisó las alarmas de su celular por precaución. Una vez que consideró que todo estaba en orden, se sacó las gafas y se dispuso a apagar la lámpara de mesa. No habían pasado ni cinco miserables minutos desde la última vez que escuchó hablar a Dae y el tipo ya había empezado a roncar.
Yun rodó los ojos. Le sorprendía su habilidad de quedarse dormido como tronco de buenas a primeras.
Un headcanon:
Luego de casi tres años de relación estable, tienen sus problemas y cortan el asunto por una estupidez. Luego de casi dos años se vuelven a encontrar, una cosa lleva a la otra y reanudan su relación.
Lo más satisfactorio de todo, es que Yun aprendió a cocinar. Dae casi explota de la felicidad cuando resultó que además de no saber a mierda, su comida había resultado ser bastante buena.
¿Quién tiene más paciencia?
Se miraron con odio y cada uno dio vuelta sobre sus talones, dirigiéndose derechito a puntas opuestas del departamento. Yun había aprendido a ser más accesible, Dae a ser menos intenso con ciertos temas, pero aún así pelear por cualquier tontería y perder los estribos en el proceso no era raro.
Desde que Dae había perdido la pierna era más fácil sacarle de sus cabales, y aunque Yun hacía el intento, simplemente era inevitable encresparse ante la mínima provocación.
Horas después, se sentarían uno al lado del otro, en la parte más alejada del sofá, y mientras el otro se distraía se acercaban poco a poco. Hacían las pases en silencio en un acuerdo mutuo y antes de la cena, el asunto volvía a la normalidad.
Dae, pero sólo por formalidad. Ciertamente ya tenía todo fríamente calculado, pues era evidente que el cabeza hueca de Yun no se la iba a dejar fácil (mejor, así era más divertido. Porque si no se resistía ¿dónde quedaba la emoción del asunto?)
¿Quién estresa más sobre la planificación de la boda?
Dae. Conseguir la vagoneta no fue fácil, pero al menos ya contaba con las sogas y el cloroformo. El resto se dio por sí mismo… además, Yun no sabía que iba a haber boda, pero esas son puras tecnicidades.
Yun aún tiene resentimientos luego de aquel secuestro exprés, pero Dae confía en que quizá en unos diez años se le pase y lo recuerde como un graciosa experiencia (¿).
¿Quién decoró la casa?
¿Qué coño pasó con el escritorio? ¿Y el sofá? ¿De qué dimensión había salido tanto espacio en la sala de estar? Ah, oh, estaban por allá... ¿de dónde había salido ese cuadro? Tampoco recordaba la alfombra ahí… de hecho, apenas y reconocía su maldito hogar. Era como si lo hubieran cambiado por otro.
―¿…qué pasó aquí? ― Entró, sintiéndose desubicado en su propio comedor. No es como si hubiera sido la gran cosa, pero simples cambios de ubicación habían sido más que suficientes para que su simplón diseño luciera más espacioso y estético.
―Nada. Me aburrí. ―Bostezó. Yun estaba tumbado en el sofá con toda la pinta de extenuación. Mover tantos muebles era cansado. ―ahora se ve mejor y no te sacarás la madre con los muebles. Te vas a terminar astillando la prótesis.
Dae gruñó, volteando a otro lado para ocultar el rubor. No era fácil moverse cuando el espacio de tránsito era limitado ¿vale?
¿Quién cocina?
Miraron la aberración que habitaba en la sartén, humeante, achicharrado y con pintas dudosas. Ninguno de los dos dudó de que si le daban oportunidad, esa mierda comenzaría a moverse e incluso podría tratar saltar directo a su yugular.
―…qué asco… ―
―Olvídalo. Llamaré al restaurant de comida tailandesa. ―
¿Quién es más organizado?
Estaba que trepaba por las paredes. ¡El plano! ¿Dónde carajo estaba el puto, importantísimo, asqueroso plano? Gruñó cuanta maldición pudo, tentándose a voltear su recién acomodado escritorio.
Sabía quien era el culpable. Agg le había dicho mil veces a ese maniático que hiciera lo que le saliera de los huevos siempre y cuando no se metiera con su estudio, pero no, claro, tenía que cumplir su labor de Maestro Limpio… seguro venía como parte de su credo, en el Corán o una mierda así.
―¡DAE! ―
¿Quién sugirió primero tener niños?
Luego de la no-tan-abrupta-sugerencia, pasó casi una semana donde se respiraba una especie de tensión entre ambos. Ninguno volvió a tocar el tema en todo ese tiempo y ni bien no podía decir que sus preocupaciones no fuesen justificadas, Yun se sintió un poco culpable.
El sabía desde hacía mucho que Dae siempre había aspirado a tener hijos.
―Estuve pensando… ―Jugó con un rotulador intentando ocultar su ansiedad; no estaba seguro de nada, pero ahí iba. Dae había hecho ya mucho para mantener la relación a flote, la mayor parte de las veces de formas poco ortodoxas, pero igual. ―y tal vez podría no ser tan malo. Ya sabes, tener… niños.
Aunque Yun acababa de decir eso como si hablara de aliens come cerebros, Dae le miró con ojos brillantes, como si hubiese recibido un regalo excepcional. Antes de lo esperado, ya le había atrapado en un enorme abrazo de oso exprime entrañas.
¿Quién es el cariñoso?
Jugar con sus dedos, dejar besos fugaces en su hombro, superar la incomodidad y llegar a tomarse la mano. No se podía decir que ninguno de los dos fuese la cúspide de lo cursi, pero sus escasos momentos tenían y eran más que suficientes para demostrar y recordarse que, a pesar de todo, de verdad se querían.
¿Quién es el big spoon/little spoon?
Aunque Yun es el enano, él es el pegoste que se abraza a Dae como si su vida dependiera de ello (al menos al dormir (?)). Pero como la posición es intercambiable... (?)
¿Cuál es su actividad no-sexual favorita?
Tumbarse a ver televisión, salir a pasear a un lugar amplio y lleno de vegetación. O mejor todavía, hacer una infantil guerra de cosquillas que acaba con ellos enredados entre las cobijas, cansados y lo suficientemente relajados como para pasar un buen rato dándose arrumacos, que buena falta venían haciendo luego de tiempo siendo los orcos de siempre.
¿Quién llega borracho a las 3 am?
Rechinó los dientes, mirando el reloj con desprecio. Era tarde, jodidamente tarde, y ese zoquete seguía sin pararse. Claramente, no había por qué alterarse. Había salido con Jean Pierre y Robin y era normal que se tomara varias horas con ellos PERO ¡eso no lo excusaba! ¡Era de madrugada!
Justo cuando estaba a nada de explotar, se escuchan cinco intentos de meter una llave a la cerradura hasta que da en el blanco y finalmente un tambaleante y ebrio Yun se abre paso entre que se quita la ropa e intenta esquivar obstáculos. Esta es la primera o segunda vez que le ve en ese estado y se debate seriamente entre continuar molesto o no.
Era difícil ser serio cuando lo tenía colgado al cuello mascullando disculpas a medio articular, entre risillas torpes y una sonrisa boba en el rostro.
La furia podría esperar un par de horas.
¿Quién mata las arañas?
Yun en particular no tiene compasión y las aplasta, Dae es más amable y sólo toma una servilleta o papel y simplemente las saca de la casa. No hay razón para ensañarse con un inocente ser vivo.
¿Quién se queda dormido primero?
―Duerme ya ―
―Espera, casi acabo. ―
Revisó unos correos del trabajo, descartó otros y revisó las alarmas de su celular por precaución. Una vez que consideró que todo estaba en orden, se sacó las gafas y se dispuso a apagar la lámpara de mesa. No habían pasado ni cinco miserables minutos desde la última vez que escuchó hablar a Dae y el tipo ya había empezado a roncar.
Yun rodó los ojos. Le sorprendía su habilidad de quedarse dormido como tronco de buenas a primeras.
Un headcanon:
Luego de casi tres años de relación estable, tienen sus problemas y cortan el asunto por una estupidez. Luego de casi dos años se vuelven a encontrar, una cosa lleva a la otra y reanudan su relación.
Lo más satisfactorio de todo, es que Yun aprendió a cocinar. Dae casi explota de la felicidad cuando resultó que además de no saber a mierda, su comida había resultado ser bastante buena.
¿Quién tiene más paciencia?
Se miraron con odio y cada uno dio vuelta sobre sus talones, dirigiéndose derechito a puntas opuestas del departamento. Yun había aprendido a ser más accesible, Dae a ser menos intenso con ciertos temas, pero aún así pelear por cualquier tontería y perder los estribos en el proceso no era raro.
Desde que Dae había perdido la pierna era más fácil sacarle de sus cabales, y aunque Yun hacía el intento, simplemente era inevitable encresparse ante la mínima provocación.
Horas después, se sentarían uno al lado del otro, en la parte más alejada del sofá, y mientras el otro se distraía se acercaban poco a poco. Hacían las pases en silencio en un acuerdo mutuo y antes de la cena, el asunto volvía a la normalidad.
Jovanka O'Neill
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por Dante Weilschmidt Vargas Miér Mayo 13, 2015 10:15 pm
Razvan&Shun
¿Quién fue el que hizo propuso matrimonio?
Había tomado tiempo, años de hecho, se habían separado solo para volverse a juntar años después. E incluso entonces habían pasado tres largos años antes de que Razvan se hiciera del coraje para hincarse en una rodilla y preguntarle a Shun lo que debió haberle preguntado muchos años atrás. Le había tomado a Raz cerca de 15 años saber que una vida sin Shun era una vida que no quería vivir.
Nunca más, se volverían a separar.
¿Quién estresa más sobre la planificación de la boda?
Shun, Razvan no es de confianza con las cosas de la boda. De hecho, su idea había sido huir y casarse en algún lugar como las Vegas, donde no debían preocuparse por los invitados ni las decoraciones. Para Raz tales cosas eran solo extravagancias. Y aun que había sido una idea muy tentadora, Shun debió negarse a sabiendas que su familia no le perdonaría no tener una boda como se debía.
¿Quién decoró la casa?
Si fuera por Razvan, la casa tendría de las cosas más básicas. Un colchón, la estufa y el refrigerador, todo lo demás era pura vanidad. Por ello Shun se encargó de acomodar la casa lo mejor que pudo. Además, era obvio que de los dos, Shun tenía mucho mejor gusto que Razvan, quien había decidió que si iban a decorar la casa, debían hacerlo como si fuera una casa embrujada.
Shun se negó rotundamente.
¿Quién cocina?
Los dos cocinan. Con sus horarios tan disparejos, quien llega primero a la casa normalmente es el que cocinaba. Shun prepara una deliciosa comida, y aun que la mayoría no lo creía, Razvan es capaz de cocinar igual de delicioso. Aun que Razvan prefiere mil veces la comida de Shun. El olor proveniente de la cocina era suficiente como para iluminarle el día.
¿Quién es más organizado?
Shun era mucho más organizado que Razvan. Por mucho. Razvan estaba feliz viviendo en su desorganizado-organizado desastre, como solía llamarle y Shun simplemente no lo soportaba. El desorden que Raz dejaba en cada habitación por la que pasaba era suficiente como para ponerle los pelos de puntas y por ello se dedicaba a recoger el desastre que era la vida de Razvan.
¿Quién sugirió primero tener niños?
Llegaron al matrimonio con la hija de Razvan y Shun pronto la adoptó como suya. Era una alegre niña, enérgica y que había sacado la pícara sonrisa de su padre, además del mismo gusto por las bromas. Pero una nunca había sido suficiente.
—Sabes —murmuró Shun con la pequeña Mika en sus piernas. Al fin había logrado que se durmiera la pequeña y por nada del mundo iba a levantarla. Razvan levantó la vista del libro que estaba leyendo al otro lado de la habitación—, Deberíamos darle a Mika un hermano —Shun dijo con precaución, sin dejar de observar a Razvan. Sabía cómo era Razvan con los compromisos y lo último que quería era asustarlo.
Para su sorpresa Razvan solo había sonreído. Era una sonrisa honesta y aun que pequeña tenía mucho que decir, de las que rara vez Razvan regalaba. Era la sonrisa favorita de Shun—, Si, deberíamos —y volvió su mirada al libro.
¿Quién es el cariñoso?
Razvan siempre había sido un ser cariñoso. Necesitaba la constante reafirmación de que era querido y normalmente conseguía aquello a través de momos y abrazos. Cariños que Shun entregaba alegremente al húngaro y que recibía de la misma manera.
¿Quién es el big spoon/little spoon?
Razvan siempre había sido alguien de sangre fría, siempre con suéteres que le protegieran del frío que sentía todo el tiempo, especialmente en las noches. A Shun no le molestaba para nada abrazarlo por las noches por la cintura, acercarlo a su cuerpo y proporcionarle todo el calor que su esposo necesitaba.
¿Cuál es su actividad no-sexual favorita?
Los cuatro estaban sentados en la sala, con la tele prendida en alguna película de niños para entrener a los pequeños. Mikaela estaba sentada en las piernas de Razvan, quien tenía la cabeza recargada en el hombro de Shun y él, tenía al nuevo miembro de la familia sentado en sus piernas. Era una escena familiar tan íntima que pronto había pasado a ser de las favoritas de Shun y Raz.
Razvan nunca, en sus alucinaciones más locas cuando joven,se había imaginado haciendo algo tan típicamente familiar. Ahora no podía imaginar su vida sin ella.
¿Quién llega borracho a las 3 am?
Ya no era una escena que se repetía seguido, pero una vez cada cierto tiempo Shun se levantaba con el sonido de los pasos torpes de Razvan por la casa. Luego sentiría el peso extra en la cama, un par de brazos le rodearían por la cintura
y el aliento caliente chocaría en su cuello.
—Lo siento —murmuraría Razvan contra la piel de su cuello y momentos después sentiría al mayor temblar contra su cuerpo. Y Shun no dudaría ni un segundo en girar sobre sí mismo para poder estar cara a cara con el rubio.
—Lo sé —le diría entonces mientras limpiaba las lágrimas que derramaba Razvan.
¿Quién mata las arañas?
Shun es rápido y certero a penas ve la sombra del arácnido y no le da ni tiempo para huir. Razvan, en cambio, es demasiado flojo como para molestarse en hacer tal cosa.
¿Quién se queda dormido primero?
Si hay de lo que Shun está sorprendido aun con el pasar de los años era la rapidez con la que Razvan se quedaba dormido. El rubio podía pasar días sin dormir, pero en el momento en que ponía la cabeza en algún más o menos cómodo se quedaba dormido. Una vez, Shun lo encontró dormido de pie junto a la puerta de la entrada. Le había ganado el sueño y al parecer había mandado al demonio la cama.
Un headcanon:
Era una cosa de ellos. Una vez habían conseguido poner a los chicos a dormir, se sentaban en el sofá, Razvan con una copa de vino y Shun con una taza de té en las manos y se dedicaban a hablar de trivialidades, simplemente disfrutando de la presencia del otro. Con el pasar de los minutos las bebidas quedarían olvidadas en el sofá y su mundo se reducía a ellos dos solamente. A veces, pasaban cosas otras, simplemente disfrutaban con acurrucarse.
Tenían, después de todo, unas tres horas antes de que Razvan tuviera que irse a trabajar.
¿Quién tiene más paciencia?
Shun había abierto la puerta de la habitación para encontrar un desastre en ella. Había juguetes por todos lados, pintura en las paredes, las camas estaban deshechas y justo en el centro, donde estaban todas las almohadas se encontraban los culpables. A Shun casi le dio una jaqueca solo de ver todo el desorden.
—¡Shun!—Razvan gritó con una sonrisa divertida en la cara y sus hijos hicieron eco con un “¡Papá!” y las mismas sonrisas que el mayor.
—¿Pero qué…pasó aquí, Raz? —Shun tuvo que recordarse que no debía maldecir frente a los niños pero la mirada amenazadora tuvo el mismo efecto. La sonrisa de Razvan flaqueó.
—¡No te enojes! Estábamos jugando y las cosas se salieron de control —Shun a veces olvidaba que a pesar de la edad, Razvan seguía siendo un niño travieso—, Prometo que lo limpiare todo.
—Más te vale.
A Shun deberían darle un premio por salir con alguien como Razvan.
Había tomado tiempo, años de hecho, se habían separado solo para volverse a juntar años después. E incluso entonces habían pasado tres largos años antes de que Razvan se hiciera del coraje para hincarse en una rodilla y preguntarle a Shun lo que debió haberle preguntado muchos años atrás. Le había tomado a Raz cerca de 15 años saber que una vida sin Shun era una vida que no quería vivir.
Nunca más, se volverían a separar.
¿Quién estresa más sobre la planificación de la boda?
Shun, Razvan no es de confianza con las cosas de la boda. De hecho, su idea había sido huir y casarse en algún lugar como las Vegas, donde no debían preocuparse por los invitados ni las decoraciones. Para Raz tales cosas eran solo extravagancias. Y aun que había sido una idea muy tentadora, Shun debió negarse a sabiendas que su familia no le perdonaría no tener una boda como se debía.
¿Quién decoró la casa?
Si fuera por Razvan, la casa tendría de las cosas más básicas. Un colchón, la estufa y el refrigerador, todo lo demás era pura vanidad. Por ello Shun se encargó de acomodar la casa lo mejor que pudo. Además, era obvio que de los dos, Shun tenía mucho mejor gusto que Razvan, quien había decidió que si iban a decorar la casa, debían hacerlo como si fuera una casa embrujada.
Shun se negó rotundamente.
¿Quién cocina?
Los dos cocinan. Con sus horarios tan disparejos, quien llega primero a la casa normalmente es el que cocinaba. Shun prepara una deliciosa comida, y aun que la mayoría no lo creía, Razvan es capaz de cocinar igual de delicioso. Aun que Razvan prefiere mil veces la comida de Shun. El olor proveniente de la cocina era suficiente como para iluminarle el día.
¿Quién es más organizado?
Shun era mucho más organizado que Razvan. Por mucho. Razvan estaba feliz viviendo en su desorganizado-organizado desastre, como solía llamarle y Shun simplemente no lo soportaba. El desorden que Raz dejaba en cada habitación por la que pasaba era suficiente como para ponerle los pelos de puntas y por ello se dedicaba a recoger el desastre que era la vida de Razvan.
¿Quién sugirió primero tener niños?
Llegaron al matrimonio con la hija de Razvan y Shun pronto la adoptó como suya. Era una alegre niña, enérgica y que había sacado la pícara sonrisa de su padre, además del mismo gusto por las bromas. Pero una nunca había sido suficiente.
—Sabes —murmuró Shun con la pequeña Mika en sus piernas. Al fin había logrado que se durmiera la pequeña y por nada del mundo iba a levantarla. Razvan levantó la vista del libro que estaba leyendo al otro lado de la habitación—, Deberíamos darle a Mika un hermano —Shun dijo con precaución, sin dejar de observar a Razvan. Sabía cómo era Razvan con los compromisos y lo último que quería era asustarlo.
Para su sorpresa Razvan solo había sonreído. Era una sonrisa honesta y aun que pequeña tenía mucho que decir, de las que rara vez Razvan regalaba. Era la sonrisa favorita de Shun—, Si, deberíamos —y volvió su mirada al libro.
¿Quién es el cariñoso?
Razvan siempre había sido un ser cariñoso. Necesitaba la constante reafirmación de que era querido y normalmente conseguía aquello a través de momos y abrazos. Cariños que Shun entregaba alegremente al húngaro y que recibía de la misma manera.
¿Quién es el big spoon/little spoon?
Razvan siempre había sido alguien de sangre fría, siempre con suéteres que le protegieran del frío que sentía todo el tiempo, especialmente en las noches. A Shun no le molestaba para nada abrazarlo por las noches por la cintura, acercarlo a su cuerpo y proporcionarle todo el calor que su esposo necesitaba.
¿Cuál es su actividad no-sexual favorita?
Los cuatro estaban sentados en la sala, con la tele prendida en alguna película de niños para entrener a los pequeños. Mikaela estaba sentada en las piernas de Razvan, quien tenía la cabeza recargada en el hombro de Shun y él, tenía al nuevo miembro de la familia sentado en sus piernas. Era una escena familiar tan íntima que pronto había pasado a ser de las favoritas de Shun y Raz.
Razvan nunca, en sus alucinaciones más locas cuando joven,se había imaginado haciendo algo tan típicamente familiar. Ahora no podía imaginar su vida sin ella.
¿Quién llega borracho a las 3 am?
Ya no era una escena que se repetía seguido, pero una vez cada cierto tiempo Shun se levantaba con el sonido de los pasos torpes de Razvan por la casa. Luego sentiría el peso extra en la cama, un par de brazos le rodearían por la cintura
y el aliento caliente chocaría en su cuello.
—Lo siento —murmuraría Razvan contra la piel de su cuello y momentos después sentiría al mayor temblar contra su cuerpo. Y Shun no dudaría ni un segundo en girar sobre sí mismo para poder estar cara a cara con el rubio.
—Lo sé —le diría entonces mientras limpiaba las lágrimas que derramaba Razvan.
¿Quién mata las arañas?
Shun es rápido y certero a penas ve la sombra del arácnido y no le da ni tiempo para huir. Razvan, en cambio, es demasiado flojo como para molestarse en hacer tal cosa.
¿Quién se queda dormido primero?
Si hay de lo que Shun está sorprendido aun con el pasar de los años era la rapidez con la que Razvan se quedaba dormido. El rubio podía pasar días sin dormir, pero en el momento en que ponía la cabeza en algún más o menos cómodo se quedaba dormido. Una vez, Shun lo encontró dormido de pie junto a la puerta de la entrada. Le había ganado el sueño y al parecer había mandado al demonio la cama.
Un headcanon:
Era una cosa de ellos. Una vez habían conseguido poner a los chicos a dormir, se sentaban en el sofá, Razvan con una copa de vino y Shun con una taza de té en las manos y se dedicaban a hablar de trivialidades, simplemente disfrutando de la presencia del otro. Con el pasar de los minutos las bebidas quedarían olvidadas en el sofá y su mundo se reducía a ellos dos solamente. A veces, pasaban cosas otras, simplemente disfrutaban con acurrucarse.
Tenían, después de todo, unas tres horas antes de que Razvan tuviera que irse a trabajar.
¿Quién tiene más paciencia?
Shun había abierto la puerta de la habitación para encontrar un desastre en ella. Había juguetes por todos lados, pintura en las paredes, las camas estaban deshechas y justo en el centro, donde estaban todas las almohadas se encontraban los culpables. A Shun casi le dio una jaqueca solo de ver todo el desorden.
—¡Shun!—Razvan gritó con una sonrisa divertida en la cara y sus hijos hicieron eco con un “¡Papá!” y las mismas sonrisas que el mayor.
—¿Pero qué…pasó aquí, Raz? —Shun tuvo que recordarse que no debía maldecir frente a los niños pero la mirada amenazadora tuvo el mismo efecto. La sonrisa de Razvan flaqueó.
—¡No te enojes! Estábamos jugando y las cosas se salieron de control —Shun a veces olvidaba que a pesar de la edad, Razvan seguía siendo un niño travieso—, Prometo que lo limpiare todo.
—Más te vale.
A Shun deberían darle un premio por salir con alguien como Razvan.
Dante Weilschmidt Vargas
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por Nimay Ambani Jue Mayo 14, 2015 9:12 pm
Yuhanna&Hyoo
¿Quién fue el que hizo la propuesta de matrimonio?
Yuhanna. Lo había planeado durante años. Ya no podía continuar bajo la fachada de que tal compromiso poco le importaba. Había aceptado la amistad, el posterior noviazgo y todo el tiempo que con llevo a cada una, si tenía que tener paciencia para poder hacerse llamar oficialmente su esposo se iba a volver loco, en especial porque para empezar él no tenía ni un ápice de paciencia.
Se imaginó todos los escenarios posibles, mayoritariamente trágicos. Estaba más acostumbrado a que todo colapsara y acabará en caos ¿Por qué estaba tan salado? ¿Por qué Ala? ¿Por qué? Peregrinaría cada año restante de su vida a la Meca si por una vez en su corta existencia, algo que hiciera terminaba bien.
—¿¡Qué…qué!?—Tuvo que esperar a que Hyoo volviera en sí tras darse un costalazo en el suelo cuando se desmayó.
Dos largas horas para que le dijera que sí.
¡Le dijo que sí! A las dos horas siguientes fue el quien despertó sobre el sofá.
¿Quién estresa más sobre la planificación de la boda?
Hyoo entraba en una de sus peores crisis de estrés. No encontraba forma de hacer que todo saliera perfecto y funcionara. Que irritante era ver como Yuhanna se sentaba en la mesa a deleitarse con un trozo de pie a veinte días de una boda ¡Menos de veinte si no contaba el día mismo de la boda! Tenía a su madre de un lado del teléfono con su chillona voz infantil que más que ayudar le causaba más preocupaciones.
—Tkz, es tu culpa por hacer un jaleo de esto—Él no lo entendía, lo único importante de una boda era tener a la otra persona presente. Lo demás era una pérdida de tiempo, dinero y energía. Lo que no sabía es que esa actitud era lo que más le molestaba a Hyoo, quien esperaba que luego de tomarse años en descubrir que las pelotas de Hanna eran reales no le diera más valor a un evento de esa categoría que significaba más que un contrato a largo plazo. —Oh…esto. Digo…—carraspeo notando un aura pesada que iba directamente con ansias homicidas hacia él y le hizo una seña para que se acercara, dándole instrucciones claras de que se dejara las tijeras sobre el sofá, convenientemente lejanas a su persona. —Se te olvida algo—
—Como jodes—Y arrojo el cuchillo carnicero que camuflaba en las mangas de sus ropas.
—¿…Quieres que te ayude a planear esto o no? —
—¡S-Sí!—Ngh, lo maldecía por tener ese donde hacer que la furia se le escapara entre los dedos con un par de palabras semi ariscas y a la vez tan gentiles.
¿Quién decoró la casa?
Ambos. Por eso era una rara mezcla de cultura medio oriental y butanesa/mongólica. Entrar a ese pequeño espacio era sumergirse en varias culturas y eso quería decir que incluía penes erectos y repletos de material blanco por las paredes y las puertas.
Era vergonzoso explicar que ese falo en la pared del comedor tenía un significado espiritual y no que tuvieran esos gustos excéntricos y sodomitas fuera de la intimidad.
Con todo eso, su pequeña guarida era lo que ellos llamaban un dulce hogar, cada uno aporto lo que consideraban hacía un espacio acogedor. Y aunque Yuhanna tuviera que ver en la pared del dormitorio aquel pito con ojos al irse a la cama, pues lo aceptaba. No le importaba el espacio, lo que le valía a mil era con quien estaba y eso era lo que necesitaba para decir: Si, ese es mi hogar.
¿Quién cocina?
Yuhanna, habría que ser un imbécil para dejar que Hyoo cocinara. Sin ofender. Le bastaba tomar un cuchillo y empezar a apuñalar frutas, verduras, paquetes de fideos, etc con esa sonrisa creepy en la cara. La mayor parte del tiempo le iba bien estando en su territorio, poniendo obesa a la gente que iba de visita (inevitables y molestas visitas) otras no tantas le ponía los nervios de punta. Tenía esos ojos rasgados encima, vigilando cada paso que daba sin alzar la voz ni para hacer comentarios de lo bien que olía dentro de la olla.
Aggg, ahí estaba, abrazándose a su espalda y colando sus manos tibias debajo de su ropa. Tenía que concentrarse, no volver a caer hasta terminar la cena. Cuando llegara su madre y preguntara que porque la pasta no estaba al dente como le había enseñado, se volvería a atragantar con su propia lengua tolerando esa sonrisilla traviesa del otro lado que le decía “eso, dile porque lo olvidaste~”
Terminaba de pelar las zanahorias y ¿Qué hacía con ellas? Anda, madre…las corto sin sacarles la cascara y….urg, ahí no…ok, ok, ahí sí. Un poco más abajo, justo ahí, perfecto.
Que más daba, todavía no estrenaban el lava vajillas nuevo y bien podía pedir comida a domicilio. Se preguntaba que fetiche nuevo y raro tendría de ir a jugar a la cocina…
¿Quién es más organizado?
Feng shui y las pelotas. Yuhanna no toleraba que hubiera objetos en sitios equivocados. Soporto una cama sin base para que circulara no sabía qué demonios de las buenas vibras, el aura y quien sabe que más. El platito y la vela a la mesilla, no en el suelo. Y todo ese incienso, aceites aromáticos, si no lo podía fumar en un papelillo, entonces era basura y la lavanda estaba causando estragos en su nariz como varios cogollos no lo habían hecho en años.
No transaba con el orden, el feng shui podía irse a pirar bien lejos.
—¡Es por las buenas vibras! —Sucias mentiras, en esa casa podrían poner santos de otras culturas y todavía el karma les pesaría como dos sacos de cemento en la espalda. Tendrían que hacerse una limpia para quedar libres de malas energías.
¿Quién sugirió primero tener niños?
—Me encantan los niños—Hyoo se aferró al brazo de Hanna mientras tanto este tenía la mirada perdida, estando en cualquier planeta menos la tierra. —Dije que…me encantan los niños—El susodicho aterrizo, arrugo el cejo y asintió con la cabeza, no era novedad para él tal declaración.
—Lo sé—
-Te estoy diciendo que quiero tener hijos-asdfg ¡está bien! ¿Escucho? ¿Era lo que parecía que era y no uno de sus delirios donde generalmente malinterpretaba a Hyoo y este acababa por darle un golpe? Yuhanna alzo una ceja y por la expresión tranquila que tenía el otro por fin pillaba donde iba eso ¡Perfecto! ¿Y qué estaban esperando? Manos a la obra, sin perder tiempo que el día y la noche se iban a acabar.
Hyoo noto como le jalaban con fuerza haciendo que sus pies patinaran en el suelo escarchado. Tuvo que aferrarse y tratar de seguir el ritmo de esas enormes zancadas. — ¿A dónde vamos tan deprisa? —Logro preguntar al llegar a un semáforo en tanto hacía un intento por recuperar el aliento.
—A casa, para darte los hijos que quieres—
¿Quién es el cariñoso?
Pasaron muchos años para que Hyoo tuviera el valor suficiente de tomar su mano sin temblar como una gelatina o sin golpearle para gritarle que era una especie de depravado. Yuhanna se habituó a respetar su espacio, ignoro sus propias emociones de abrazarle, besarle y toquetearle cuando se le diera en gana.
Hyoo tenía claro que era su culpa y por eso fue el quien empezó a acercarse primero. A tomar la iniciativa a pesar de costarle a horrores.
Su primer paso fue tomar asiento a su lado, acercar su mano como quien no quería la cosa y acariciar sus dedos de manera superficial. Eso bastaba para que Hanna se trastocara por dentro. Se había vuelto fácil de leer.
Su segundo paso fueron los abrazos espontáneos. Caerle encima cuando se quedaba dormido en el sofá o sobre la cama. Se ponía rojo hasta las orejas y respiraba de forma acelerada. Le tomo hacerlo un par de veces para dejar de aparentar tener una taquicardia. Fue cuando descubrió que le gustaba tener a ese gigante de brazos fuertes estrujándole.
El tercer paso y el más difícil: los besos. Tuvo que dar uno solo sobre sus labios para enterarse de que no era todo lo que quería. El beso que pretendía no ser más que un roce entre labios se volvió más intenso en segundos y usar los pasos anteriores más otros extras que no considero culmino en lo que creía sería lo único que no intentaría dentro de otros diez años.
¿Quién es el big spoon/little spoon?
Yuhanna dormido se abraza como una constrictora a Hyoo. Es una posición que le agrada, pero que a su vez se vuelve una trampa mortal. Tenía que hacer uso de toda su razón para que un acto cariñoso no se transformara en una excusa para meter mano. Tarea titánica cuando cierto personaje movía mucho sus pies y se removía de aquí para allá tocando zonas comprometedoras.
Cuando no era así, era una de sus formas favoritas de relajarse antes de caer rendido por el sueño. Oler el aroma a champo que tenía su pelo; a veces extrañando que no lo tuviera tan largo como antes y otras adorando que así fuera para no terminar masticando trenzas. Cuando se dormía primero, tenía ese privilegio de depositar besos donde le causaba cosquillas y ni se enteraba de ello, una que otra sonrisa se formaba en su rostro y se rascaba por inercia.
¿Cuál es su actividad no-sexual favorita?
Un viernes por la noche, comienza el fin de semana y ambos están un poco cansados para hacer algo fuera de casa. Hace un poco de frio y la cama se ve tentadora.
Son las excusas que ponen de por medio para que recortarse en la cama a comer y ver televisión no se vea tan vilmente flojo. Se acomodan como pueden, unas veces abrazados hasta que uno cae vencido y el otro se queda vagando por varios canales sin llegar a ver nada en concreto. Otras Hyoo se sienta sobre el regazo de Hanna porque no encuentra otro modo de que este suelte el pote de helado y así recuerda que hay otra presencia en esa habitación con gusto por el chocolate con chispas del mismo sabor.
Otros viernes por la noche se acurrucan sobre el sofá y básicamente pasan un par de horas en silencio y dándose mimos, ninguno se quiere poner de pie por estar tan cómodos y calentitos debajo de esa manta, acaban por pasar la noche allí y amanecer acalambrados hasta los dientes.
¿Quién llega borracho a las 3 am?
Ah~ ¿Con que ese desgraciado tenía el valor de llegar tarde a casa, no? Él le daría una lección que jamás olvidaría.
Hyoo espero pacientemente bebiendo una taza de té en la entrada de la casa. Cuando Yuhanna llego tambaleándose deseo enviarlo varios metros bajo tierra. N-no le molestaba que tuviera su espacio, que saliera de vez en cuando y que hiciera otras cosas además de estar con él. No le molestaba…no tanto.
Lo que de verdad le preocupaba no era él, eran los demás. No confiaba y…pues, ya le había parecido tan atractivo antes de que empezará a interesarle que era lógico que más personas podían hacerlo. De imaginar que alguien más se le encimara y le coqueteara le hacía querer estrujar su cuello entre sus manos hasta hacer que sus ojos explotaran de sus cuencas.
—¿Me….estas? — “Esperando…”tuvo que interpretar lo que salía de su boca, sonreía tan abiertamente que le parecía sorprendente que pudiera pronunciar sin apenas mover los labios.
—Son las 3 de la mañana—Aclaro, recibiendo de parte del otro un abrazo y varios besos que se repartieron por toda su cara apestando a mucho más que solo alcohol.
—Lo sé ¡Te extrañe! ¡TANTO!—No dejo de murmurar como en esas seis horas no había hecho más que en beber para olvidar que no estaba al lado y en lo culpable que se sentía de haberlo dejado solo en casa.
Hyoo sintió más culpa, por creer que Yuhanna podría considerar siquiera comportarse mal cuando no estaba en sus cinco sentidos ¿Cómo podía caer tan bajo? Era tal su desesperación de que pudiera tener era tan fastidiosa fijación por otro que no fuera él que terminaba por doler y hacerle enfadar sin argumentos sólidos.
—Hum. Descansa ¿sí? Me quedaré contigo. Te haré nanais hasta que te duermas—
¿Quién mata las arañas?
Comprendía que Hyoo deseara respetar todas las formas de vida. Por él hubiera pisado al mugroso arácnido y asunto arreglado. En cambio, allí estaba con el animalejo de ocho patas dentro de un frasco.
—¿Qué llevas allí? —
—Una araña—
—¿Me permites…?—Claro ¿Por qué no? Le entrego el frasco de vidrio a Hyoo esperando que liberase a la criatura, lo que tuvo que hacer fue correr y subirse sobre un mueble, porque allí estaba su esposa destrozando una silla contra la araña para luego pisotear los restos del cadáver y hacerlos desaparecer en la alfombra.
—¿¡Pero que…!?—
—¡Odio a las arañas! —Contesto son tranquilidad y pasando una mano para quitarse el sudor de la frente.
¿Quién se queda dormido primero?
Yuhanna se había quedado nuevamente dormido sobre el escritorio. Hyoo suspiraba, preocupado de que estuviera absorbiendo más de lo que pudiera soportar. Caminaba en puntas para no hacer ruido y le cubría con una manta para que no pescara un resfriado. Le acariciaba los cabellos y regresaba pasado unos diez minutos. No tenía el valor para dejarle allí descansar y que todos sus deberes laborales se acumularan. Lo removía y le hacía abrir los ojos antes de que se ahogara en su propia saliva.
—Hanna, despierta. –Una voz que más parecía la de un zombie le contestaba de malas ganas y no le quedaba otra que usar trucos sucios y baratos.
—Hanna, tienes trabajo por hacer... —Se acercaba a su oído y le susurraba las palabras mágicas. Era más que suficiente para que se alzara en la silla, se limpiara la cara y terminara sus trabajos en tiempo record.
Finalmente era Hyoo quien se dormía primero de los dos. Agotado de cumplir caprichos por una buena causa…
Un headcanon:
Hyoo se contagió de los gustos nómades de Hanna y lo que habían sido paseos por el parque se transformaron en viajes por todas partes. Conocer Asia, Europa, América. Tomar una mochila, poco dinero y escapar a la aventura. Ir alzando pulgares por un aventón, dormir donde cayeran, conocer todo tipo de gente, comer comida exótica y sentir que la vida no terminaba.
Tiempo después dejaron de hacer esos locos viajes a solas. Porque sus paseos se habían vuelto de a tres.
¿Quién tiene más paciencia?
Existen dos tipos de paciencia para el caso de ellos.
1. La paciencia por amor.
2. La paciencia por virtud.
Lo que no tiene uno, el otro lo posee. No podrían funcionar si así no fuera. Yuhanna para variar, comprende a Hyoo por más ocasiones donde se ha vuelto tan sumamente molesto que le han dado deseos de enviarlo todo al carajo. No lo hace, ama demasiado y se calla, se aleja y deja que la furia se calme. En cambio Hyoo es quien tolera a todos los demás que Hanna no puede soportar. Hermanos, padres (…) madre, sujetos que son amigos y que todavía no asume como tal; y todo lo que no puede expresar con ellos a modo de ser cortes y tolerante lo hace con Hanna ¿Por qué? Le es más fácil molestarse con el único individuo que conoce lo peor de él y que todavía así le quiere.
Yuhanna. Lo había planeado durante años. Ya no podía continuar bajo la fachada de que tal compromiso poco le importaba. Había aceptado la amistad, el posterior noviazgo y todo el tiempo que con llevo a cada una, si tenía que tener paciencia para poder hacerse llamar oficialmente su esposo se iba a volver loco, en especial porque para empezar él no tenía ni un ápice de paciencia.
Se imaginó todos los escenarios posibles, mayoritariamente trágicos. Estaba más acostumbrado a que todo colapsara y acabará en caos ¿Por qué estaba tan salado? ¿Por qué Ala? ¿Por qué? Peregrinaría cada año restante de su vida a la Meca si por una vez en su corta existencia, algo que hiciera terminaba bien.
—¿¡Qué…qué!?—Tuvo que esperar a que Hyoo volviera en sí tras darse un costalazo en el suelo cuando se desmayó.
Dos largas horas para que le dijera que sí.
¡Le dijo que sí! A las dos horas siguientes fue el quien despertó sobre el sofá.
¿Quién estresa más sobre la planificación de la boda?
Hyoo entraba en una de sus peores crisis de estrés. No encontraba forma de hacer que todo saliera perfecto y funcionara. Que irritante era ver como Yuhanna se sentaba en la mesa a deleitarse con un trozo de pie a veinte días de una boda ¡Menos de veinte si no contaba el día mismo de la boda! Tenía a su madre de un lado del teléfono con su chillona voz infantil que más que ayudar le causaba más preocupaciones.
—Tkz, es tu culpa por hacer un jaleo de esto—Él no lo entendía, lo único importante de una boda era tener a la otra persona presente. Lo demás era una pérdida de tiempo, dinero y energía. Lo que no sabía es que esa actitud era lo que más le molestaba a Hyoo, quien esperaba que luego de tomarse años en descubrir que las pelotas de Hanna eran reales no le diera más valor a un evento de esa categoría que significaba más que un contrato a largo plazo. —Oh…esto. Digo…—carraspeo notando un aura pesada que iba directamente con ansias homicidas hacia él y le hizo una seña para que se acercara, dándole instrucciones claras de que se dejara las tijeras sobre el sofá, convenientemente lejanas a su persona. —Se te olvida algo—
—Como jodes—Y arrojo el cuchillo carnicero que camuflaba en las mangas de sus ropas.
—¿…Quieres que te ayude a planear esto o no? —
—¡S-Sí!—Ngh, lo maldecía por tener ese donde hacer que la furia se le escapara entre los dedos con un par de palabras semi ariscas y a la vez tan gentiles.
¿Quién decoró la casa?
Ambos. Por eso era una rara mezcla de cultura medio oriental y butanesa/mongólica. Entrar a ese pequeño espacio era sumergirse en varias culturas y eso quería decir que incluía penes erectos y repletos de material blanco por las paredes y las puertas.
Era vergonzoso explicar que ese falo en la pared del comedor tenía un significado espiritual y no que tuvieran esos gustos excéntricos y sodomitas fuera de la intimidad.
Con todo eso, su pequeña guarida era lo que ellos llamaban un dulce hogar, cada uno aporto lo que consideraban hacía un espacio acogedor. Y aunque Yuhanna tuviera que ver en la pared del dormitorio aquel pito con ojos al irse a la cama, pues lo aceptaba. No le importaba el espacio, lo que le valía a mil era con quien estaba y eso era lo que necesitaba para decir: Si, ese es mi hogar.
¿Quién cocina?
Yuhanna, habría que ser un imbécil para dejar que Hyoo cocinara. Sin ofender. Le bastaba tomar un cuchillo y empezar a apuñalar frutas, verduras, paquetes de fideos, etc con esa sonrisa creepy en la cara. La mayor parte del tiempo le iba bien estando en su territorio, poniendo obesa a la gente que iba de visita (inevitables y molestas visitas) otras no tantas le ponía los nervios de punta. Tenía esos ojos rasgados encima, vigilando cada paso que daba sin alzar la voz ni para hacer comentarios de lo bien que olía dentro de la olla.
Aggg, ahí estaba, abrazándose a su espalda y colando sus manos tibias debajo de su ropa. Tenía que concentrarse, no volver a caer hasta terminar la cena. Cuando llegara su madre y preguntara que porque la pasta no estaba al dente como le había enseñado, se volvería a atragantar con su propia lengua tolerando esa sonrisilla traviesa del otro lado que le decía “eso, dile porque lo olvidaste~”
Terminaba de pelar las zanahorias y ¿Qué hacía con ellas? Anda, madre…las corto sin sacarles la cascara y….urg, ahí no…ok, ok, ahí sí. Un poco más abajo, justo ahí, perfecto.
Que más daba, todavía no estrenaban el lava vajillas nuevo y bien podía pedir comida a domicilio. Se preguntaba que fetiche nuevo y raro tendría de ir a jugar a la cocina…
¿Quién es más organizado?
Feng shui y las pelotas. Yuhanna no toleraba que hubiera objetos en sitios equivocados. Soporto una cama sin base para que circulara no sabía qué demonios de las buenas vibras, el aura y quien sabe que más. El platito y la vela a la mesilla, no en el suelo. Y todo ese incienso, aceites aromáticos, si no lo podía fumar en un papelillo, entonces era basura y la lavanda estaba causando estragos en su nariz como varios cogollos no lo habían hecho en años.
No transaba con el orden, el feng shui podía irse a pirar bien lejos.
—¡Es por las buenas vibras! —Sucias mentiras, en esa casa podrían poner santos de otras culturas y todavía el karma les pesaría como dos sacos de cemento en la espalda. Tendrían que hacerse una limpia para quedar libres de malas energías.
¿Quién sugirió primero tener niños?
—Me encantan los niños—Hyoo se aferró al brazo de Hanna mientras tanto este tenía la mirada perdida, estando en cualquier planeta menos la tierra. —Dije que…me encantan los niños—El susodicho aterrizo, arrugo el cejo y asintió con la cabeza, no era novedad para él tal declaración.
—Lo sé—
-Te estoy diciendo que quiero tener hijos-asdfg ¡está bien! ¿Escucho? ¿Era lo que parecía que era y no uno de sus delirios donde generalmente malinterpretaba a Hyoo y este acababa por darle un golpe? Yuhanna alzo una ceja y por la expresión tranquila que tenía el otro por fin pillaba donde iba eso ¡Perfecto! ¿Y qué estaban esperando? Manos a la obra, sin perder tiempo que el día y la noche se iban a acabar.
Hyoo noto como le jalaban con fuerza haciendo que sus pies patinaran en el suelo escarchado. Tuvo que aferrarse y tratar de seguir el ritmo de esas enormes zancadas. — ¿A dónde vamos tan deprisa? —Logro preguntar al llegar a un semáforo en tanto hacía un intento por recuperar el aliento.
—A casa, para darte los hijos que quieres—
¿Quién es el cariñoso?
Pasaron muchos años para que Hyoo tuviera el valor suficiente de tomar su mano sin temblar como una gelatina o sin golpearle para gritarle que era una especie de depravado. Yuhanna se habituó a respetar su espacio, ignoro sus propias emociones de abrazarle, besarle y toquetearle cuando se le diera en gana.
Hyoo tenía claro que era su culpa y por eso fue el quien empezó a acercarse primero. A tomar la iniciativa a pesar de costarle a horrores.
Su primer paso fue tomar asiento a su lado, acercar su mano como quien no quería la cosa y acariciar sus dedos de manera superficial. Eso bastaba para que Hanna se trastocara por dentro. Se había vuelto fácil de leer.
Su segundo paso fueron los abrazos espontáneos. Caerle encima cuando se quedaba dormido en el sofá o sobre la cama. Se ponía rojo hasta las orejas y respiraba de forma acelerada. Le tomo hacerlo un par de veces para dejar de aparentar tener una taquicardia. Fue cuando descubrió que le gustaba tener a ese gigante de brazos fuertes estrujándole.
El tercer paso y el más difícil: los besos. Tuvo que dar uno solo sobre sus labios para enterarse de que no era todo lo que quería. El beso que pretendía no ser más que un roce entre labios se volvió más intenso en segundos y usar los pasos anteriores más otros extras que no considero culmino en lo que creía sería lo único que no intentaría dentro de otros diez años.
¿Quién es el big spoon/little spoon?
Yuhanna dormido se abraza como una constrictora a Hyoo. Es una posición que le agrada, pero que a su vez se vuelve una trampa mortal. Tenía que hacer uso de toda su razón para que un acto cariñoso no se transformara en una excusa para meter mano. Tarea titánica cuando cierto personaje movía mucho sus pies y se removía de aquí para allá tocando zonas comprometedoras.
Cuando no era así, era una de sus formas favoritas de relajarse antes de caer rendido por el sueño. Oler el aroma a champo que tenía su pelo; a veces extrañando que no lo tuviera tan largo como antes y otras adorando que así fuera para no terminar masticando trenzas. Cuando se dormía primero, tenía ese privilegio de depositar besos donde le causaba cosquillas y ni se enteraba de ello, una que otra sonrisa se formaba en su rostro y se rascaba por inercia.
¿Cuál es su actividad no-sexual favorita?
Un viernes por la noche, comienza el fin de semana y ambos están un poco cansados para hacer algo fuera de casa. Hace un poco de frio y la cama se ve tentadora.
Son las excusas que ponen de por medio para que recortarse en la cama a comer y ver televisión no se vea tan vilmente flojo. Se acomodan como pueden, unas veces abrazados hasta que uno cae vencido y el otro se queda vagando por varios canales sin llegar a ver nada en concreto. Otras Hyoo se sienta sobre el regazo de Hanna porque no encuentra otro modo de que este suelte el pote de helado y así recuerda que hay otra presencia en esa habitación con gusto por el chocolate con chispas del mismo sabor.
Otros viernes por la noche se acurrucan sobre el sofá y básicamente pasan un par de horas en silencio y dándose mimos, ninguno se quiere poner de pie por estar tan cómodos y calentitos debajo de esa manta, acaban por pasar la noche allí y amanecer acalambrados hasta los dientes.
¿Quién llega borracho a las 3 am?
Ah~ ¿Con que ese desgraciado tenía el valor de llegar tarde a casa, no? Él le daría una lección que jamás olvidaría.
Hyoo espero pacientemente bebiendo una taza de té en la entrada de la casa. Cuando Yuhanna llego tambaleándose deseo enviarlo varios metros bajo tierra. N-no le molestaba que tuviera su espacio, que saliera de vez en cuando y que hiciera otras cosas además de estar con él. No le molestaba…no tanto.
Lo que de verdad le preocupaba no era él, eran los demás. No confiaba y…pues, ya le había parecido tan atractivo antes de que empezará a interesarle que era lógico que más personas podían hacerlo. De imaginar que alguien más se le encimara y le coqueteara le hacía querer estrujar su cuello entre sus manos hasta hacer que sus ojos explotaran de sus cuencas.
—¿Me….estas? — “Esperando…”tuvo que interpretar lo que salía de su boca, sonreía tan abiertamente que le parecía sorprendente que pudiera pronunciar sin apenas mover los labios.
—Son las 3 de la mañana—Aclaro, recibiendo de parte del otro un abrazo y varios besos que se repartieron por toda su cara apestando a mucho más que solo alcohol.
—Lo sé ¡Te extrañe! ¡TANTO!—No dejo de murmurar como en esas seis horas no había hecho más que en beber para olvidar que no estaba al lado y en lo culpable que se sentía de haberlo dejado solo en casa.
Hyoo sintió más culpa, por creer que Yuhanna podría considerar siquiera comportarse mal cuando no estaba en sus cinco sentidos ¿Cómo podía caer tan bajo? Era tal su desesperación de que pudiera tener era tan fastidiosa fijación por otro que no fuera él que terminaba por doler y hacerle enfadar sin argumentos sólidos.
—Hum. Descansa ¿sí? Me quedaré contigo. Te haré nanais hasta que te duermas—
¿Quién mata las arañas?
Comprendía que Hyoo deseara respetar todas las formas de vida. Por él hubiera pisado al mugroso arácnido y asunto arreglado. En cambio, allí estaba con el animalejo de ocho patas dentro de un frasco.
—¿Qué llevas allí? —
—Una araña—
—¿Me permites…?—Claro ¿Por qué no? Le entrego el frasco de vidrio a Hyoo esperando que liberase a la criatura, lo que tuvo que hacer fue correr y subirse sobre un mueble, porque allí estaba su esposa destrozando una silla contra la araña para luego pisotear los restos del cadáver y hacerlos desaparecer en la alfombra.
—¿¡Pero que…!?—
—¡Odio a las arañas! —Contesto son tranquilidad y pasando una mano para quitarse el sudor de la frente.
¿Quién se queda dormido primero?
Yuhanna se había quedado nuevamente dormido sobre el escritorio. Hyoo suspiraba, preocupado de que estuviera absorbiendo más de lo que pudiera soportar. Caminaba en puntas para no hacer ruido y le cubría con una manta para que no pescara un resfriado. Le acariciaba los cabellos y regresaba pasado unos diez minutos. No tenía el valor para dejarle allí descansar y que todos sus deberes laborales se acumularan. Lo removía y le hacía abrir los ojos antes de que se ahogara en su propia saliva.
—Hanna, despierta. –Una voz que más parecía la de un zombie le contestaba de malas ganas y no le quedaba otra que usar trucos sucios y baratos.
—Hanna, tienes trabajo por hacer... —Se acercaba a su oído y le susurraba las palabras mágicas. Era más que suficiente para que se alzara en la silla, se limpiara la cara y terminara sus trabajos en tiempo record.
Finalmente era Hyoo quien se dormía primero de los dos. Agotado de cumplir caprichos por una buena causa…
Un headcanon:
Hyoo se contagió de los gustos nómades de Hanna y lo que habían sido paseos por el parque se transformaron en viajes por todas partes. Conocer Asia, Europa, América. Tomar una mochila, poco dinero y escapar a la aventura. Ir alzando pulgares por un aventón, dormir donde cayeran, conocer todo tipo de gente, comer comida exótica y sentir que la vida no terminaba.
Tiempo después dejaron de hacer esos locos viajes a solas. Porque sus paseos se habían vuelto de a tres.
¿Quién tiene más paciencia?
Existen dos tipos de paciencia para el caso de ellos.
1. La paciencia por amor.
2. La paciencia por virtud.
Lo que no tiene uno, el otro lo posee. No podrían funcionar si así no fuera. Yuhanna para variar, comprende a Hyoo por más ocasiones donde se ha vuelto tan sumamente molesto que le han dado deseos de enviarlo todo al carajo. No lo hace, ama demasiado y se calla, se aleja y deja que la furia se calme. En cambio Hyoo es quien tolera a todos los demás que Hanna no puede soportar. Hermanos, padres (…) madre, sujetos que son amigos y que todavía no asume como tal; y todo lo que no puede expresar con ellos a modo de ser cortes y tolerante lo hace con Hanna ¿Por qué? Le es más fácil molestarse con el único individuo que conoce lo peor de él y que todavía así le quiere.
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por Lukas Braginski Lun Mayo 18, 2015 12:26 am
Al&Yahan
¿Quién fue el que hizo propuso matrimonio?
Prácticamente llevaban años saliendo juntos, un poco más que eso con aquel zángano en plan ocupa en su departamento, así que luego de pasar mucho, mucho tiempo sopesando pros y contras, decidió que era tiempo de dar el gran paso y sacarse de encima tontos problemas como prestar ropa o mediar gastos por una existencia más constante que ocacional.
Para Al, ya era tiempo.
—Ven a vivir conmigo. —
Ni por asomo se le ocurrió que el matrimonio era una opción más seria. Es decir, el mero hecho de coexistir con él ya era suficiente sacrificio para demostrar que iba en serio y equivalía más o menos a un "Cásate conmigo" en una relación convencional... ¿no?
¿Quién estresa más sobre la planificación de la boda?
¿Planificar? Pff, que va. Si ellos se casaron sin siquiera estar de acuerdo con el plan. Fueron tomados a la fuerza, un verdugo afianzado en cada brazo de ambos involucrados y les arrastraron por la fuerza hasta el improvisado altar. Se escucharon risillas por todas partes y aun entre protestas, fueron declarados marido y mujer, anillos, arroz y toda la algarabía incluída.
Al tenía 11, Yahan 9. Se casaron a la fuerza en una kermés del colegio y fue un evento que borraron de sus memorias por el bien de ambos. Nadie diría que años después sí resultaran ser pareja; para desgracia de ambos.. sí, Aurora tiene fotos de ese acontecimiento y no duda en hacelos presente con todo el cariño del mundo. Aún insiste en que deberían hacer una renovación de votos (?).
¿Quién decoró la casa?
La elección era obvia: Aurora. Ninguno de los dos estaba particularmente preocupado por ese aspecto, así que sin querer de pronto la casa se fue llenando de fotografías y chucherías que Aurora les iba obsequiando. Otras veces Alina llegaba con cosas bonitas y, muy remotamente, algún individuo de la casa Al Saud.
En cualquier caso, el sitio nunca dejó de ser algo austero. Decorar era demasiado esfuerzo y dinero que ninguno estaba dispuesto a invertir.
¿Quién cocina?
—Al, te amo. —Gimió en la cúspide del placer. Yahan se había sacado la lotería con tremenda comida casera que le hacía terciopelo el paladar. Eso claramente también le había hecho un inútil en aspectos hogareños, pero no necesitaba acercar sus manos a una estufa si Al podía hacerse cargo de forma tan magistral.
Al mascó un "sí, de nada, como sea" y volvió a su plato con toda la naturalidad que pudo. Quizá algún día ese tipo de comentarios dejarían de apenarle.
¿Quién es más organizado?
Resultó ser una sorpresa que con todo lo disperso que fuese Yahan, dentro de su caos existiera orden. Eso al menos le quitaba algo de estrés a Al, quien mantenía una organización perfecta en el hogar.
—...Yahan... —
—¿Qué? —
Al le miró con reproche y una orden implícita. Como no moviera el culo y se apresurara a hacer lo que le tocaba, habría consecuencias. Y aunque Yahan le sacó la lengua como si no le importara, reunió fuerzas y se dispuso a hacer sus tareas.
Si había algo con que nadie debía meterse, era con el orden. Especialmente si quería que no le cortaran el agua en el proceso por una idiotez...
¿Quién sugirió primero tener niños?
Hahahaha, sugerir niños. Lo más cerano fue aquella vez que Al quiso otra cabra y Yahan se rehusó terminantemente a tener otro de esos apestosos seres cerca.
Ahora estando en el hospital, con el médico al frente y un "Felicidades, serán padres!" flotando en el espacio, la opción anterior se ve tan remota...
—...ahora la cabra no suena tan mal... —
—Aún debería haber tiempo para intercambiar... —
Yahan despertó sudando frío, con el corazón en la garganta y un poderoso escalofrío haciéndole estremecer hasta la conciencia. Su puta madre, qué pesadilla más terrible...
¿Quién es el cariñoso?
Se deslizó cual ninja entre las sombras, esperando el momento ideal para abalanzarse y atacar. Un sólo necesitaba que... ¡ajá! En cuanto dejó al lado la taza rebosante en té caliente, se dispuso a caer sobre él como si fuese una camisa de fuerza.
—Ya llegué, deja de llorar por mi ausencia —Canturreó, atiborrándole de besos babosos por toda la cara y cuello.
Al gimió, presa de una avalancha de amor inesperada. Mierda, no le había escuchado llegar y ahora no encontraba forma de alejarlo sin terminar por hacer pedazos valiosas cosas. Nooogh.
—¡Sueltame, Yahan! —Gruñó, sabiendo que el rubor comenzaba a aglutinarse en sus mejillas.
—No quieeero —
¿Quién es el big spoon/little spoon?
Encimarse cuando estaba dormido, enredar sus brazos sobre su torso y colar las manos bajo su camisa sólo para sentir su calorcito agradable contra su piel. Igual como era de sueño pesado, no se daría cuenta si también recargaba la barbilla sobre su cabeza y le apretujaba un poco.
Le gustaba estar asi un rato antes de acomodarse en una posición menos calurosa. Además, luego de unos minutos siempre terminaba pensando en que Yahan siempre olía bien y eso eventualmente le hacía sentir tonto sin ninguna razón en particular.
A la mañana siguiente, quien tenía a alguien amarrado con brazos y piernas era Al.
¿Cuál es su actividad no-sexual favorita?
—Quita, me aplastas... —Yahan intentó removerse bajo esos dos metros de músculo magro y falló estrepitosamente. Estaba muerto luego de esa absurda sesión designada exclusivamente a tontear como si fueran de nuevo niños de cinco años.
Al resopló por la nariz y se acomodó mejor a pesar de las protestas, sacando una nube de motas de pelo de gato en el proceso.
Horas de cuidar de las mascotas, correr tras el otro en pos a la venganza y terminar dando vueltas en el pasto como idiotas inmaduros hasta el cansancio. Imposible encontrar una mejor forma de pasar el fin de semana.
¿Quién llega borracho a las 3 am?
Tres cervezas y un par de cócteles altos en azúcar y alcohol y Yahan ya le había llamado por teléfono, ebrio como una cuba e igual de impertinente que siempre. Era casi esperado que ocurriera ni bien incluyera el nombre de Abry en la oración.
Rumió una maldición entre dientes, tirando el celular a la otra esquina del cuarto. No tenía por qué atender las llamadas de un borracho en plena madrugada ni tampoco preocuparse cuando estaba con sus hermanos mayores.
...joder. Con sus hermanos mayores. Antes de llegar a la verdad axiomática que implicaba esa oración, ya había corrido por las llaves del auto.
¿Quién mata las arañas?
Adoraba a esos bichos. Podía pasar horas jugando con ellas entre sus dedos, era una lástima que a Al le molestaran las telarañas...
Tomó a una gorda araña de polvo y la tiró a una maceta del jardín. Misión cumplida. Una víctima menos de la próxima fumigación...
Yahan era un mocoso jugando con bichos. A Al nunca le había gustado matar ningún animal, por más que fueran desagradables.
¿Quién se queda dormido primero?
Debía ser una broma. Sólo se había recargado en su hombro un momento para "descansar" los ojos e instantáneamente había comenzado a babear...
—Despierta... —Le movió un poco. Inútil, bien podría pasar una turba furiosa y no se daría cuenta de nada. Chasqueó la lengua, sintiéndose fastidiado porque él también quería ir a la cama y se habían quedado en el sofá.
Sólo por hoy, le llevaría a la habitación. Ya luego podría quedarse ahí hasta que sintiera el rigor del frío en él... aunque eso significaría cuidar de él cuando se resfriara.
Qué problema.
Un headcanon:
Dormir hasta tarde y despertar muy temprano. No es un ritmo de vida sano, pero le resulta inevitable ajustar su horario cuando Yahan tiene sus propios planes e invariablemente le arrastra con él. Algo muy jodido considerando que el individuo en cuestión se toma las libertades para tomar siestas a lo largo del día, así que a final de cuentas el único cansado es él.
Al inicio era un problema mayúsculo y su mayor fijación era despertarle como venganza... hasta que Yahan tuvo la idea de arrastrarlo con él a tomar siestas. Al inicio, por supuesto, Alphonse se rehusó con uñas y dientes hasta que cierto día accedió y descubrió la maravilla que era dormir en la tarde. Luego de tiempo se convirtió en una costumbre casi religiosa y si Al se pone roñoso con el tema sólo es por hacerse del rogar un rato, pero la verdad es que ya tiene el tiempo apartado para ello.
¿Quién tiene más paciencia?
...el haber elegido a Yahan por sobre cualquier cosa en el planeta ya era muestra inequívoca de que Al debía ser beatificado como el Mártir de los pacientes caídos en batalla.
Prácticamente llevaban años saliendo juntos, un poco más que eso con aquel zángano en plan ocupa en su departamento, así que luego de pasar mucho, mucho tiempo sopesando pros y contras, decidió que era tiempo de dar el gran paso y sacarse de encima tontos problemas como prestar ropa o mediar gastos por una existencia más constante que ocacional.
Para Al, ya era tiempo.
—Ven a vivir conmigo. —
Ni por asomo se le ocurrió que el matrimonio era una opción más seria. Es decir, el mero hecho de coexistir con él ya era suficiente sacrificio para demostrar que iba en serio y equivalía más o menos a un "Cásate conmigo" en una relación convencional... ¿no?
¿Quién estresa más sobre la planificación de la boda?
¿Planificar? Pff, que va. Si ellos se casaron sin siquiera estar de acuerdo con el plan. Fueron tomados a la fuerza, un verdugo afianzado en cada brazo de ambos involucrados y les arrastraron por la fuerza hasta el improvisado altar. Se escucharon risillas por todas partes y aun entre protestas, fueron declarados marido y mujer, anillos, arroz y toda la algarabía incluída.
Al tenía 11, Yahan 9. Se casaron a la fuerza en una kermés del colegio y fue un evento que borraron de sus memorias por el bien de ambos. Nadie diría que años después sí resultaran ser pareja; para desgracia de ambos.. sí, Aurora tiene fotos de ese acontecimiento y no duda en hacelos presente con todo el cariño del mundo. Aún insiste en que deberían hacer una renovación de votos (?).
¿Quién decoró la casa?
La elección era obvia: Aurora. Ninguno de los dos estaba particularmente preocupado por ese aspecto, así que sin querer de pronto la casa se fue llenando de fotografías y chucherías que Aurora les iba obsequiando. Otras veces Alina llegaba con cosas bonitas y, muy remotamente, algún individuo de la casa Al Saud.
En cualquier caso, el sitio nunca dejó de ser algo austero. Decorar era demasiado esfuerzo y dinero que ninguno estaba dispuesto a invertir.
¿Quién cocina?
—Al, te amo. —Gimió en la cúspide del placer. Yahan se había sacado la lotería con tremenda comida casera que le hacía terciopelo el paladar. Eso claramente también le había hecho un inútil en aspectos hogareños, pero no necesitaba acercar sus manos a una estufa si Al podía hacerse cargo de forma tan magistral.
Al mascó un "sí, de nada, como sea" y volvió a su plato con toda la naturalidad que pudo. Quizá algún día ese tipo de comentarios dejarían de apenarle.
¿Quién es más organizado?
Resultó ser una sorpresa que con todo lo disperso que fuese Yahan, dentro de su caos existiera orden. Eso al menos le quitaba algo de estrés a Al, quien mantenía una organización perfecta en el hogar.
—...Yahan... —
—¿Qué? —
Al le miró con reproche y una orden implícita. Como no moviera el culo y se apresurara a hacer lo que le tocaba, habría consecuencias. Y aunque Yahan le sacó la lengua como si no le importara, reunió fuerzas y se dispuso a hacer sus tareas.
Si había algo con que nadie debía meterse, era con el orden. Especialmente si quería que no le cortaran el agua en el proceso por una idiotez...
¿Quién sugirió primero tener niños?
Hahahaha, sugerir niños. Lo más cerano fue aquella vez que Al quiso otra cabra y Yahan se rehusó terminantemente a tener otro de esos apestosos seres cerca.
Ahora estando en el hospital, con el médico al frente y un "Felicidades, serán padres!" flotando en el espacio, la opción anterior se ve tan remota...
—...ahora la cabra no suena tan mal... —
—Aún debería haber tiempo para intercambiar... —
Yahan despertó sudando frío, con el corazón en la garganta y un poderoso escalofrío haciéndole estremecer hasta la conciencia. Su puta madre, qué pesadilla más terrible...
¿Quién es el cariñoso?
Se deslizó cual ninja entre las sombras, esperando el momento ideal para abalanzarse y atacar. Un sólo necesitaba que... ¡ajá! En cuanto dejó al lado la taza rebosante en té caliente, se dispuso a caer sobre él como si fuese una camisa de fuerza.
—Ya llegué, deja de llorar por mi ausencia —Canturreó, atiborrándole de besos babosos por toda la cara y cuello.
Al gimió, presa de una avalancha de amor inesperada. Mierda, no le había escuchado llegar y ahora no encontraba forma de alejarlo sin terminar por hacer pedazos valiosas cosas. Nooogh.
—¡Sueltame, Yahan! —Gruñó, sabiendo que el rubor comenzaba a aglutinarse en sus mejillas.
—No quieeero —
¿Quién es el big spoon/little spoon?
Encimarse cuando estaba dormido, enredar sus brazos sobre su torso y colar las manos bajo su camisa sólo para sentir su calorcito agradable contra su piel. Igual como era de sueño pesado, no se daría cuenta si también recargaba la barbilla sobre su cabeza y le apretujaba un poco.
Le gustaba estar asi un rato antes de acomodarse en una posición menos calurosa. Además, luego de unos minutos siempre terminaba pensando en que Yahan siempre olía bien y eso eventualmente le hacía sentir tonto sin ninguna razón en particular.
A la mañana siguiente, quien tenía a alguien amarrado con brazos y piernas era Al.
¿Cuál es su actividad no-sexual favorita?
—Quita, me aplastas... —Yahan intentó removerse bajo esos dos metros de músculo magro y falló estrepitosamente. Estaba muerto luego de esa absurda sesión designada exclusivamente a tontear como si fueran de nuevo niños de cinco años.
Al resopló por la nariz y se acomodó mejor a pesar de las protestas, sacando una nube de motas de pelo de gato en el proceso.
Horas de cuidar de las mascotas, correr tras el otro en pos a la venganza y terminar dando vueltas en el pasto como idiotas inmaduros hasta el cansancio. Imposible encontrar una mejor forma de pasar el fin de semana.
¿Quién llega borracho a las 3 am?
Tres cervezas y un par de cócteles altos en azúcar y alcohol y Yahan ya le había llamado por teléfono, ebrio como una cuba e igual de impertinente que siempre. Era casi esperado que ocurriera ni bien incluyera el nombre de Abry en la oración.
Rumió una maldición entre dientes, tirando el celular a la otra esquina del cuarto. No tenía por qué atender las llamadas de un borracho en plena madrugada ni tampoco preocuparse cuando estaba con sus hermanos mayores.
...joder. Con sus hermanos mayores. Antes de llegar a la verdad axiomática que implicaba esa oración, ya había corrido por las llaves del auto.
¿Quién mata las arañas?
Adoraba a esos bichos. Podía pasar horas jugando con ellas entre sus dedos, era una lástima que a Al le molestaran las telarañas...
Tomó a una gorda araña de polvo y la tiró a una maceta del jardín. Misión cumplida. Una víctima menos de la próxima fumigación...
Yahan era un mocoso jugando con bichos. A Al nunca le había gustado matar ningún animal, por más que fueran desagradables.
¿Quién se queda dormido primero?
Debía ser una broma. Sólo se había recargado en su hombro un momento para "descansar" los ojos e instantáneamente había comenzado a babear...
—Despierta... —Le movió un poco. Inútil, bien podría pasar una turba furiosa y no se daría cuenta de nada. Chasqueó la lengua, sintiéndose fastidiado porque él también quería ir a la cama y se habían quedado en el sofá.
Sólo por hoy, le llevaría a la habitación. Ya luego podría quedarse ahí hasta que sintiera el rigor del frío en él... aunque eso significaría cuidar de él cuando se resfriara.
Qué problema.
Un headcanon:
Dormir hasta tarde y despertar muy temprano. No es un ritmo de vida sano, pero le resulta inevitable ajustar su horario cuando Yahan tiene sus propios planes e invariablemente le arrastra con él. Algo muy jodido considerando que el individuo en cuestión se toma las libertades para tomar siestas a lo largo del día, así que a final de cuentas el único cansado es él.
Al inicio era un problema mayúsculo y su mayor fijación era despertarle como venganza... hasta que Yahan tuvo la idea de arrastrarlo con él a tomar siestas. Al inicio, por supuesto, Alphonse se rehusó con uñas y dientes hasta que cierto día accedió y descubrió la maravilla que era dormir en la tarde. Luego de tiempo se convirtió en una costumbre casi religiosa y si Al se pone roñoso con el tema sólo es por hacerse del rogar un rato, pero la verdad es que ya tiene el tiempo apartado para ello.
¿Quién tiene más paciencia?
...el haber elegido a Yahan por sobre cualquier cosa en el planeta ya era muestra inequívoca de que Al debía ser beatificado como el Mártir de los pacientes caídos en batalla.
Lukas Braginski
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por Assim Al Saud Dom Jul 05, 2015 3:49 pm
¿Quién fue el que hizo propuso matrimonio?
Yuro y evidentemente Assim dijo que no.
¿Quién estresa más sobre la planificación de la boda?
¿Qué boda? Nadie se iba a casar.
¿Quién decoró la casa?
Yuro ordenaba el espacio de Assim, pero jamás se entrometía en como este decoraba su hogar, muy si a su pesar hubiera lugares donde nada combinaba. Para esos casos daba sugerencias sutiles y usaba la psicología inversa, con Assim siempre funcionaba ir al sentido contrario para que caminara derechito a donde quería que fuera.
-El naranja es un buen color.-
-Al demonio, usaremos el azul pálido para las paredes.-Así de fácil.
¿Quién cocina?
Saber cocinar estaba sobrevalorado. Assim se cagaba en todo y los odiaba a todos, al tipo del libro de cocina que sonreía como si fuera fácil, a Yuro por ser Yuro y a Hanna por pretender que se las apañaría solo sin problemas. Sabía que no tenía que dejar de pedir comida a domicilio.
-¿Qué paso?-Assim arrugo el cejo cuando vio a Yuro cruzar por la puerta de la cocina y le arrojo un plato directo a la cara que esquivo por los pelos.
-¡Muérete!-Indignado, se largaba a encerrar a su dormitorio para hacer las pataletas diarias entre las cobijas de su cama. Yuro limpio el desastre y se asomó sobre la olla para olfatear. Tras eso se apresuró a subir por las escaleras y arrojarse sobre ese bulto que mascullaba maldiciones hasta sus ancestros.
-Sabe bien-
-¿Qué?-
-Que sabe bien, lo que hiciste para mí. Gracias.-Yuro podía sentir el sonrojo de Assim incluso sobre las tapas.
¿Quién es más organizado?
Yuro, Assim es inquieto, se mueve de un sitio a otro y donde va deja un desastre. Saca todo de los cajones y no lo regresa a su lugar, desparrama la ropa y la acumula sobre la cama porque bleh, que flojera limpiar cuando tenía su chacha personal que hacía todo por él. A Yuro le toca la mala labor de organizar toda una casa y de ni siquiera recibir agradecimientos por ello. A veces le da igual, otras le molesta, pero también estaban esas oportunidades donde gozaba siendo el encargado, pues debía de seguir a Assim por cada rincón.
-¿Eso es mío?-
-Eh…no, solo parece tuyo.-Assim escondía detrás de su espalda la playera que Yuro había usado el día anterior.
-Tiene mi nombre, allí.-Señalo la etiqueta cuando logro arrebatársela de las manos.
-¡Bueno, ya! Es tuyo…tiene rico olor. Tu desodorante tiene rico olor, urg-
¿Quién sugirió primero tener niños?
-¡NUNCA!-Dicho y hecho, Assim dio un portazo y se arrastró por la pared hasta el suelo. Por un miserable y maldito segundo la idea de tener un hijo con Yuro le había parecido buena idea…
¿Quién es el cariñoso?
Assim no lo es. O eso dice, porque lo cierto es que cuando Yuro le ignora hace los malabares más increíbles para que le preste atención. Gatea por el suelo, se arrastra por el sofá y cae encima del rubio escondiendo el rostro entre una almohada.
-Abrázame…-Yuro no podía decirle que no.
¿Quién es el big spoon/little spoon?
Yuro, por excelencia es quien abraza a Assim por la espalda. No hay lugar que desconozca de ese torso firme, sabe dónde hacerle cosquillas y donde tiritar, la diferencia se encontraba a medio centímetro de una y otra.
¿Cuál es su actividad no-sexual favorita?
Ehhh ¿las hay? Ok. Si, las había. Como jugar a las escondidas y al corre que te pillo. Yuro siempre ganaba.
¿Quién llega borracho a las 3 am?
Assim llega cuando suena la alarma de su celular para que se vaya a levantar. Se ríe, porque técnicamente ha sido muy madrugador. Yuro espera en la entrada y arruga el cejo.
-¿Dónde has estado?-Que se resumía mejor a un “¿Con quienes has estado?” Assim, quien producto de la ebriedad pierde parte de su sentido huraño y sarcástico, alza los hombros y se le cuelga del cuello.
-Con Yahan y con Giulia…había alguien más allí, pero no recuerdo quien…ahh, era Dari ¿Lo era?-tenía que pronunciar el nombre mágico para que Yuro comenzara a hurguetear debajo de sus ropas ante posibles marcas que le advirtieran que esa pequeña amenaza de nuevo había vuelto a tocar lo que le pertenecía. Nada…podía respirar en paz.
¿Quién mata las arañas?
-¡Agggggggggggggg!-Un alarido y varios disparos lograban que Yuro bajara las escaleras con el corazón encogido en la mano.-Una araña ¿Qué estas mirado? ¡Mátala!-Pero eso ya era imposible, pues el pequeño arácnido ya había escapado por los espacios minúsculos que había entre las paredes. –NO-JO-DAS yo me largo, viviré con Yahan los próximos veinte días.-
¿Quién se queda dormido primero?
Yuro cae como peso muerto sobre la cama de Assim, por más veces que este le ha dicho que se busque su propia casa. Cuando duerme, se acurruca al más alto y abraza su cintura impidiéndole que se mueva de donde está.
Un headcanon:
Después de muchos años, Assim le pregunta a Yuro si no es muy tarde para arrepentirse de haberle dicho que no a su propuesta de matrimonio.
-¿Ahora si me amas?-
-¿Eres imbécil? Desde siempre…-
¿Quién tiene más paciencia?
Yuro, para soportar a tal engendro odioso con tendencias sádicas y fetiches extraños, era raro que nadie no le hubiese dado un premio ya.
Yuro y evidentemente Assim dijo que no.
¿Quién estresa más sobre la planificación de la boda?
¿Qué boda? Nadie se iba a casar.
¿Quién decoró la casa?
Yuro ordenaba el espacio de Assim, pero jamás se entrometía en como este decoraba su hogar, muy si a su pesar hubiera lugares donde nada combinaba. Para esos casos daba sugerencias sutiles y usaba la psicología inversa, con Assim siempre funcionaba ir al sentido contrario para que caminara derechito a donde quería que fuera.
-El naranja es un buen color.-
-Al demonio, usaremos el azul pálido para las paredes.-Así de fácil.
¿Quién cocina?
Saber cocinar estaba sobrevalorado. Assim se cagaba en todo y los odiaba a todos, al tipo del libro de cocina que sonreía como si fuera fácil, a Yuro por ser Yuro y a Hanna por pretender que se las apañaría solo sin problemas. Sabía que no tenía que dejar de pedir comida a domicilio.
-¿Qué paso?-Assim arrugo el cejo cuando vio a Yuro cruzar por la puerta de la cocina y le arrojo un plato directo a la cara que esquivo por los pelos.
-¡Muérete!-Indignado, se largaba a encerrar a su dormitorio para hacer las pataletas diarias entre las cobijas de su cama. Yuro limpio el desastre y se asomó sobre la olla para olfatear. Tras eso se apresuró a subir por las escaleras y arrojarse sobre ese bulto que mascullaba maldiciones hasta sus ancestros.
-Sabe bien-
-¿Qué?-
-Que sabe bien, lo que hiciste para mí. Gracias.-Yuro podía sentir el sonrojo de Assim incluso sobre las tapas.
¿Quién es más organizado?
Yuro, Assim es inquieto, se mueve de un sitio a otro y donde va deja un desastre. Saca todo de los cajones y no lo regresa a su lugar, desparrama la ropa y la acumula sobre la cama porque bleh, que flojera limpiar cuando tenía su chacha personal que hacía todo por él. A Yuro le toca la mala labor de organizar toda una casa y de ni siquiera recibir agradecimientos por ello. A veces le da igual, otras le molesta, pero también estaban esas oportunidades donde gozaba siendo el encargado, pues debía de seguir a Assim por cada rincón.
-¿Eso es mío?-
-Eh…no, solo parece tuyo.-Assim escondía detrás de su espalda la playera que Yuro había usado el día anterior.
-Tiene mi nombre, allí.-Señalo la etiqueta cuando logro arrebatársela de las manos.
-¡Bueno, ya! Es tuyo…tiene rico olor. Tu desodorante tiene rico olor, urg-
¿Quién sugirió primero tener niños?
-¡NUNCA!-Dicho y hecho, Assim dio un portazo y se arrastró por la pared hasta el suelo. Por un miserable y maldito segundo la idea de tener un hijo con Yuro le había parecido buena idea…
¿Quién es el cariñoso?
Assim no lo es. O eso dice, porque lo cierto es que cuando Yuro le ignora hace los malabares más increíbles para que le preste atención. Gatea por el suelo, se arrastra por el sofá y cae encima del rubio escondiendo el rostro entre una almohada.
-Abrázame…-Yuro no podía decirle que no.
¿Quién es el big spoon/little spoon?
Yuro, por excelencia es quien abraza a Assim por la espalda. No hay lugar que desconozca de ese torso firme, sabe dónde hacerle cosquillas y donde tiritar, la diferencia se encontraba a medio centímetro de una y otra.
¿Cuál es su actividad no-sexual favorita?
Ehhh ¿las hay? Ok. Si, las había. Como jugar a las escondidas y al corre que te pillo. Yuro siempre ganaba.
¿Quién llega borracho a las 3 am?
Assim llega cuando suena la alarma de su celular para que se vaya a levantar. Se ríe, porque técnicamente ha sido muy madrugador. Yuro espera en la entrada y arruga el cejo.
-¿Dónde has estado?-Que se resumía mejor a un “¿Con quienes has estado?” Assim, quien producto de la ebriedad pierde parte de su sentido huraño y sarcástico, alza los hombros y se le cuelga del cuello.
-Con Yahan y con Giulia…había alguien más allí, pero no recuerdo quien…ahh, era Dari ¿Lo era?-tenía que pronunciar el nombre mágico para que Yuro comenzara a hurguetear debajo de sus ropas ante posibles marcas que le advirtieran que esa pequeña amenaza de nuevo había vuelto a tocar lo que le pertenecía. Nada…podía respirar en paz.
¿Quién mata las arañas?
-¡Agggggggggggggg!-Un alarido y varios disparos lograban que Yuro bajara las escaleras con el corazón encogido en la mano.-Una araña ¿Qué estas mirado? ¡Mátala!-Pero eso ya era imposible, pues el pequeño arácnido ya había escapado por los espacios minúsculos que había entre las paredes. –NO-JO-DAS yo me largo, viviré con Yahan los próximos veinte días.-
¿Quién se queda dormido primero?
Yuro cae como peso muerto sobre la cama de Assim, por más veces que este le ha dicho que se busque su propia casa. Cuando duerme, se acurruca al más alto y abraza su cintura impidiéndole que se mueva de donde está.
Un headcanon:
Después de muchos años, Assim le pregunta a Yuro si no es muy tarde para arrepentirse de haberle dicho que no a su propuesta de matrimonio.
-¿Ahora si me amas?-
-¿Eres imbécil? Desde siempre…-
¿Quién tiene más paciencia?
Yuro, para soportar a tal engendro odioso con tendencias sádicas y fetiches extraños, era raro que nadie no le hubiese dado un premio ya.
Assim Al Saud
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por Assim Al Saud Dom Jul 05, 2015 9:08 pm
¿Quién fue el que propuso matrimonio?
-Rashid… ¡Rashid!-Supuso que no escucharía por el escándalo que hacía la aspiradora, para cuando se giró a verle, su golpe de valentía se había ido al demonio ¿En qué pensaba? No podía llegar y pedirle matrimonio porque sí.
-¿Qué?-
-Nada.-
¿Quién se estresa más sobre la planificación de la boda?
Quién sabe.
¿Quién decoro la casa?
Para el disgusto de Nimay, Jami y Nihal, les parecía de lo más divertido decorar su humilde hogar con garabatos en las paredes. Rashid solía limpiarlo, hasta que un día ambos pequeños dibujaron a su familia y para sorpresa de los dos, eran ellos y no sus progenitores quienes estaban allí.
¿Quién cocina?
Nimay, dale harina, picante y un sartén con aceite que hace maravillas, es extremadamente creativo y cuando llegaron los pequeño tuvo que poner más de su parte para poder hacer mucho, con tan poco.
¿Quién es más organizado?
Rashid, hasta donde se vuelve fastidioso. Arruina la diversión y por la espalda Nimay le apoda como “Señor latoso”. Nihal tiende a sospechar que su hermano mayor, Nimay, desordena a propósito. Ha visto como arroja ropa limpia al suelo y luego se sienta a mirar como su otro hermano, Rashid, se agacha para recogerlo. Todavía no entiende porque lo hace y le imita, puesto que desde entonces se ha ganado caricias en su cabeza y un “buen chico~”
¿Quién sugirió primero tener niños?
¿Niños? ¿¡Niños!? Ya tenía suficientes animales en su casa…y cuatro perros para tener el des criterio de ponerse a repartir hijos y más con…con…con lo que fuera Rashid de él ¿hermano? No estaba seguro, no compartían la sangre, pero si a los pequeños como hermanastros.
-Papá-
-No soy tu papá, soy tu hermano.-
-Mamá.-Rashid daba un respingo y negaba nervioso con la cabeza, mirando a Nimay para que le ayudara.
-Soy…-
-Bah, deja que te diga así. Ya me resigne de todos modos-Para que más niños, si ya tenían dos mocosos que les trataban como padres sin consentimiento.
¿Quién es el cariñoso?
Rashid se incomoda, seguido…a diario y no sabe cómo reaccionar. Cuando Jami y Nihal se distraen o se duermen, Nimay considera que es buen momento para ponerse cariñoso, repartir abrazos, besos y…ok, no quería pensar en ello.
-¿Por qué a mí no me abrazan?-Mierda, Nimay se veía obligado a cargar a Nihal y apapacharlo. Mendigo enano mata pasiones.
¿Quién es el big spoon/Little spoon?
A Rashid como que le gustaría ser él quien abraza cual constrictora, pero las pocas veces que han caído rendidos en la misma cama. Jami y Nihal se ponen justo en medio…
¿Cuál es su actividad no-sexual favorita?
Para Rashid es cuidar a sus hermanos menores y para Nimay a regañadientes, también. Uno se encargaba de cuidarlos de forma sobreprotectora, de ponerles reglas y que aprendieran a mantener el orden, el otro era el divertido que los sacaba a pasear y les enseñaba mañas para que a Rashid le diera jaqueca.
¿Quién llega borracho a las 3 am?
Jami se asoma por el marco de la puerta, a ella esa situación le divierte mucho. En cambio Nihal se pasea nervioso temiendo que todo desembocara en una pelea. Al final un Nimay que apenas puede sostenerse en pie cae sobre Rashid y una cosa lleva a la otra.
-Jami, no me dejas ver-
-Nihal, deja de pisar mi pie, aggg-
-Jami, Jami, le está comiendo la panza ¡Mira!-
-No se la está comiendo, no seas zoquete-
¿Quién mata las arañas?
-¡Rashid, no lo hagas! …podría ser mi mamá-Y ahí quedaba el asunto (?)
¿Quién se queda dormido primero?
Rashid, trabaja demasiado, en casa, en casa ajena, limpiando, ordenando, cuidando niños. Cuando cae totalmente noqueado, Nimay lo cubre y amenaza a sus dos hermanos que si cometen el atrevimiento de despertarlo, van a conocer al diablo en persona.
Un headcanon
India y Pakistán les ofrecen a sus hijos hacerse responsable (por fin) de uno de los niños, India se llevará a Jami y encontrara un buen esposo para ella y Pakistán se las arreglará con Nihal a su modo. Rashid y Nimay se niegan rotundamente, más allá de haberse encariñado con ellos era cuestión de que si lo permitian, no solo los extrañarían, ya no tendrían excusas para verse a diario ni de pasar tiempo juntos.
¿Quién tiene más paciencia?
Pudiera parecer que es solamente Rashid, pero ha tenido que admitir que Nimay también posee una paciencia más sutil, pues disfraza su buena voluntad con quejas vacías. Es cuando los dos pequeños están insoportables que los pasea en su espalda, los lleva a jugar o los monta sobre elefantes para que dejen de molestar.
-Rashid… ¡Rashid!-Supuso que no escucharía por el escándalo que hacía la aspiradora, para cuando se giró a verle, su golpe de valentía se había ido al demonio ¿En qué pensaba? No podía llegar y pedirle matrimonio porque sí.
-¿Qué?-
-Nada.-
¿Quién se estresa más sobre la planificación de la boda?
Quién sabe.
¿Quién decoro la casa?
Para el disgusto de Nimay, Jami y Nihal, les parecía de lo más divertido decorar su humilde hogar con garabatos en las paredes. Rashid solía limpiarlo, hasta que un día ambos pequeños dibujaron a su familia y para sorpresa de los dos, eran ellos y no sus progenitores quienes estaban allí.
¿Quién cocina?
Nimay, dale harina, picante y un sartén con aceite que hace maravillas, es extremadamente creativo y cuando llegaron los pequeño tuvo que poner más de su parte para poder hacer mucho, con tan poco.
¿Quién es más organizado?
Rashid, hasta donde se vuelve fastidioso. Arruina la diversión y por la espalda Nimay le apoda como “Señor latoso”. Nihal tiende a sospechar que su hermano mayor, Nimay, desordena a propósito. Ha visto como arroja ropa limpia al suelo y luego se sienta a mirar como su otro hermano, Rashid, se agacha para recogerlo. Todavía no entiende porque lo hace y le imita, puesto que desde entonces se ha ganado caricias en su cabeza y un “buen chico~”
¿Quién sugirió primero tener niños?
¿Niños? ¿¡Niños!? Ya tenía suficientes animales en su casa…y cuatro perros para tener el des criterio de ponerse a repartir hijos y más con…con…con lo que fuera Rashid de él ¿hermano? No estaba seguro, no compartían la sangre, pero si a los pequeños como hermanastros.
-Papá-
-No soy tu papá, soy tu hermano.-
-Mamá.-Rashid daba un respingo y negaba nervioso con la cabeza, mirando a Nimay para que le ayudara.
-Soy…-
-Bah, deja que te diga así. Ya me resigne de todos modos-Para que más niños, si ya tenían dos mocosos que les trataban como padres sin consentimiento.
¿Quién es el cariñoso?
Rashid se incomoda, seguido…a diario y no sabe cómo reaccionar. Cuando Jami y Nihal se distraen o se duermen, Nimay considera que es buen momento para ponerse cariñoso, repartir abrazos, besos y…ok, no quería pensar en ello.
-¿Por qué a mí no me abrazan?-Mierda, Nimay se veía obligado a cargar a Nihal y apapacharlo. Mendigo enano mata pasiones.
¿Quién es el big spoon/Little spoon?
A Rashid como que le gustaría ser él quien abraza cual constrictora, pero las pocas veces que han caído rendidos en la misma cama. Jami y Nihal se ponen justo en medio…
¿Cuál es su actividad no-sexual favorita?
Para Rashid es cuidar a sus hermanos menores y para Nimay a regañadientes, también. Uno se encargaba de cuidarlos de forma sobreprotectora, de ponerles reglas y que aprendieran a mantener el orden, el otro era el divertido que los sacaba a pasear y les enseñaba mañas para que a Rashid le diera jaqueca.
¿Quién llega borracho a las 3 am?
Jami se asoma por el marco de la puerta, a ella esa situación le divierte mucho. En cambio Nihal se pasea nervioso temiendo que todo desembocara en una pelea. Al final un Nimay que apenas puede sostenerse en pie cae sobre Rashid y una cosa lleva a la otra.
-Jami, no me dejas ver-
-Nihal, deja de pisar mi pie, aggg-
-Jami, Jami, le está comiendo la panza ¡Mira!-
-No se la está comiendo, no seas zoquete-
¿Quién mata las arañas?
-¡Rashid, no lo hagas! …podría ser mi mamá-Y ahí quedaba el asunto (?)
¿Quién se queda dormido primero?
Rashid, trabaja demasiado, en casa, en casa ajena, limpiando, ordenando, cuidando niños. Cuando cae totalmente noqueado, Nimay lo cubre y amenaza a sus dos hermanos que si cometen el atrevimiento de despertarlo, van a conocer al diablo en persona.
Un headcanon
India y Pakistán les ofrecen a sus hijos hacerse responsable (por fin) de uno de los niños, India se llevará a Jami y encontrara un buen esposo para ella y Pakistán se las arreglará con Nihal a su modo. Rashid y Nimay se niegan rotundamente, más allá de haberse encariñado con ellos era cuestión de que si lo permitian, no solo los extrañarían, ya no tendrían excusas para verse a diario ni de pasar tiempo juntos.
¿Quién tiene más paciencia?
Pudiera parecer que es solamente Rashid, pero ha tenido que admitir que Nimay también posee una paciencia más sutil, pues disfraza su buena voluntad con quejas vacías. Es cuando los dos pequeños están insoportables que los pasea en su espalda, los lleva a jugar o los monta sobre elefantes para que dejen de molestar.
Assim Al Saud
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