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por Oscar Vargas Sáb Jun 20, 2015 1:15 pm
Hablemos de chibis de chibis(?
- Código:
[b]•¿Quién llora cuando llevan al niño por primera vez a casa? [/ b]
[b]•¿Quién se despierta en medio de la noche para revisar al niño? [/ b]
[b]•¿Quién cambia los pañales? [/ b]
[b]•¿Quién prepara el biberón? [/ b]
[b]•¿Quién se queda hasta tarde para hacer dormir al niño y cantarle una nana? [/ b]
[b]•¿Quién es culpable de consentir al niño? [/ b]
[b]•¿Quién le da galletas al niño a mitad de la noche? [/ b]
[b]•¿Quién siempre se pone del lado del niño? [/ b]
[b]•¿Quién despierta temprano a preparar el desayuno para el niño antes de la escuela? [/ b]
[b]•¿Quién prepara al niño para ir a la escuela por las mañanas? [/ b]
[b]•¿Quién lleva al niño a la escuela? [/ b]
[b]•¿Quién va a las reuniones con los maestros? [/ b]
[b]•¿Quién sería el primero en sugerir tener “la charla” con el niño? [/ b]
[b]•¿Quién elegiría el traje del niño para su fiesta de graduación? [/ b]
[b]•¿Quién lloraría cuando el niño vaya a la universidad? [/ b]
Oscar Vargas
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por Oscar Vargas Sáb Jun 20, 2015 9:11 pm
• Quién llora cuando llevan al niño por primera vez a casa: A Syaoran se le escapan unas lágrimas de dicha mientras le da un recorrido por la casa al nuevo integrante de la familia, Oqui mientras niega con la cabeza, moqueando y con la nariz roja por haberse quedado ya sin lágrimas en el auto.
•Quién se despierta en medio de la noche para revisar al niño: Oscar no puede con la paranoía que hace que despierte a Syaoran varias veces a la madrugada para asegurarse de que el crío siga respirando…o que los aliens no se lo hayan llevado.
• Quién cambia los pañales: Cuando ya no fue viable llamar a Mei o a Mia, debieron crear un sistema de turnos que los perjudicara por igual.
• Quién prepara el biberón: Syaoran, por su intolerancia a la lactosa Oqui no puede probar la leche antes de dársela al bebé.
• Quién se queda hasta tarde para hacer dormir al niño y cantarle una nana: Los dos han tenido que hacerlo en su momento con las nanas tradicionales de sus países, a ambos se les da fatal y solía resultar en un penoso espectáculo pero por lo menos hacían reír al niño antes de dormir.
• Quién es culpable de consentir al niño: Para Syaoran es un poco más difícil decirle que no a los dulces o juguetes, aunque Oscar también es culpable por pretender que no se da cuenta de que lo está mimando demasiado.
• Quién le da galletas al niño a mitad de la noche: Syaoran, no puede negarse cuando él también está tomando un bocadillo nocturno.
• Quién siempre se pone del lado del niño: Por lo general, tratan de que no sea ninguno. Uno de los muy pocos acuerdos a los que han llegado es a no discutir frente al niño ni tomar posiciones contrarias.
• Quién despierta temprano a preparar el desayuno para el niño antes de la escuela: Ninguno, las mañanas son un caos porque a ninguno de los tres le gusta madrugar.
• Quién prepara al niño para ir a la escuela por las mañanas: Oscar suele tener problemas abotonando sus propias camisas, así que Syoaran lo libera de esa tarea y viste al niño, Oqui en cambio suele asegurarse de que lleve la tarea hecha del día anterior y sus libros correspondientes.
• Quién lleva al niño a la escuela: Por la prisas de levantarse siempre sobre la hora y ser el más rápido es Syaoran quien acaba llevando al niño, Oqui sabe que puede ser un loco al volante pero también está seguro de que jamás dejaría que le ocurra nada a su hijo.
•Quién va a las reuniones con los maestros: Syaoran es el más participativo en la vida escolar del pequeño, sobre todo si se trata de deportes y campeonatos. Oqui puede ayudarle con los deberes pero si se trata de charlas con profesores, excursiones, rifas o festivales, ese es el campo del padre más carismático.(¿
• Quién sería el primero en sugerir tener “la charla” con el niño: Lamentablemente, Mia se les adelantó.
• Quién elegiría el traje del niño para su fiesta de graduación: Oqui no posee autoridad para opinar sobre moda y para Syaoran todo le sienta bien. Al final, el niño lo elegiría por su cuenta.
• Quién lloraría cuando el niño vaya a la universidad: Probablemente Syoaran lo haga todo un poquito más dramático, Oscar estaría hecho un mar de mocos pero mantendría su “Basta ya, estás avergonzándonos.”
•Quién se despierta en medio de la noche para revisar al niño: Oscar no puede con la paranoía que hace que despierte a Syaoran varias veces a la madrugada para asegurarse de que el crío siga respirando…o que los aliens no se lo hayan llevado.
• Quién cambia los pañales: Cuando ya no fue viable llamar a Mei o a Mia, debieron crear un sistema de turnos que los perjudicara por igual.
• Quién prepara el biberón: Syaoran, por su intolerancia a la lactosa Oqui no puede probar la leche antes de dársela al bebé.
• Quién se queda hasta tarde para hacer dormir al niño y cantarle una nana: Los dos han tenido que hacerlo en su momento con las nanas tradicionales de sus países, a ambos se les da fatal y solía resultar en un penoso espectáculo pero por lo menos hacían reír al niño antes de dormir.
• Quién es culpable de consentir al niño: Para Syaoran es un poco más difícil decirle que no a los dulces o juguetes, aunque Oscar también es culpable por pretender que no se da cuenta de que lo está mimando demasiado.
• Quién le da galletas al niño a mitad de la noche: Syaoran, no puede negarse cuando él también está tomando un bocadillo nocturno.
• Quién siempre se pone del lado del niño: Por lo general, tratan de que no sea ninguno. Uno de los muy pocos acuerdos a los que han llegado es a no discutir frente al niño ni tomar posiciones contrarias.
• Quién despierta temprano a preparar el desayuno para el niño antes de la escuela: Ninguno, las mañanas son un caos porque a ninguno de los tres le gusta madrugar.
• Quién prepara al niño para ir a la escuela por las mañanas: Oscar suele tener problemas abotonando sus propias camisas, así que Syoaran lo libera de esa tarea y viste al niño, Oqui en cambio suele asegurarse de que lleve la tarea hecha del día anterior y sus libros correspondientes.
• Quién lleva al niño a la escuela: Por la prisas de levantarse siempre sobre la hora y ser el más rápido es Syaoran quien acaba llevando al niño, Oqui sabe que puede ser un loco al volante pero también está seguro de que jamás dejaría que le ocurra nada a su hijo.
•Quién va a las reuniones con los maestros: Syaoran es el más participativo en la vida escolar del pequeño, sobre todo si se trata de deportes y campeonatos. Oqui puede ayudarle con los deberes pero si se trata de charlas con profesores, excursiones, rifas o festivales, ese es el campo del padre más carismático.(¿
• Quién sería el primero en sugerir tener “la charla” con el niño: Lamentablemente, Mia se les adelantó.
• Quién elegiría el traje del niño para su fiesta de graduación: Oqui no posee autoridad para opinar sobre moda y para Syaoran todo le sienta bien. Al final, el niño lo elegiría por su cuenta.
• Quién lloraría cuando el niño vaya a la universidad: Probablemente Syoaran lo haga todo un poquito más dramático, Oscar estaría hecho un mar de mocos pero mantendría su “Basta ya, estás avergonzándonos.”
Oscar Vargas
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por Ronan O ' Callaghan Sáb Jun 20, 2015 10:17 pm
Dae&Yun
•¿Quién llora cuando llevan al niño por primera vez a casa?
Silencio, más del usual. Yun enarca una ceja y se deja caer en el sofá con el niño en brazos. Finalmente se anima a preguntar.
-¿Qué te pasa?-
-Nada-
•¿Quién se despierta en medio de la noche para revisar al niño?
Dae es un paranoico, no basta con dejar las radios en ambos cuartos, las luces encendidas y la alarma en caso de emergencias, tiene que levantarse al menos 3 veces en la noche para mirar sobre la cuna. Carajo ¿respira? ¿No respira? Está en una duda existencial, si se acerca, lo despertará, si no lo hace, no podrá cerciorarse de que continua vivo. Se pasea alrededor, nervioso y finalmente pone un dedo debajo de su nariz.
Nada.
-¡Despierta pequeño demonio!-Sacude la cuna, el bebé llora aterrado y él puede estar en paz.
•¿Quién cambia los pañales?
Yun sabe que no puede dejarle eternamente esa labor a Dae, cuando esta solo con el bebé mira por sobre la silla mecedora como quien no quiere la cosa, vuelve a sus dibujos, pero no puede ignorar los pucheros de esa miniatura por más tiempo. Con pánico toma al bebé, como si llevase el mal encarnado y lo deja sobre la cama.
Mierda, mierda, mierda, mierda….y mierda, por todo lo…sagrado, va a vomitar.
¿Para qué lado va el pañal? ¿C-cómo limpia eso? ¿¡Cómo puede salir todo eso de ese enano!?
-AGGGGGG-Queja cuando orina sobre sus pantalones y vuelve a maldecir cuando tras lograr su cometido vuelve a ensuciarse.
•¿Quién prepara el biberón?
Y bueno… ¿Qué tanta ciencia podría tener? ¡No era como si fuese cocinar!
-No, no, mira dice que son cuatro de leche y dos de cereal-Yun gruñe, le quita las instrucciones del doctor a Dae y trata de descifrar que diantres dice allí. Arroja el papel lejos y mira los tarros, mira el biberón, mira al bebé que no deja de llorar y se estresa.
-Deja de fregar y dale leche de camella. De paso le quita el mal de ojo.-“Si, tengamos hijos” Dae se quema las manos cuando prueba el agua que está caliente como el infierno, arroja el biberón lejos y patea un mueble-…Y si se lo dejamos a las cabras.-No tuvo que terminar de formular su mal intento de broma, que se llevó una sola mirada de odio de Yun que le pedía que se callara si no quería que su cabeza terminara partida en dos, no sabía que era más estúpido, sí que Dae le hubiera pedido hijos o que él le hubiera dicho que sí.
•¿Quién se queda hasta tarde para hacer dormir al niño y cantarle una nana?
Todo depende de quien esté más cansado. El niño no sabe de nanas, no sabe de cuentos y tampoco de algo que se le parezca, pero si conoce aquellos silbidos beduinos tan relajantes y profundos que le hacen dejar de llorar y un violín que logra hacer cerrar sus ojos y dormir plácidamente hasta el amanecer.
•¿Quién es culpable de consentir al niño?
-Ow, pequeño bastardo. A quien coño le importa la opinión de tus padres, te lo compraré de todas formas-Abi fue un padre muy severo y sabe que crío a Dae para replicar sus pasos, no le tiene fe a Yun y ese engendro es demasiado bonito para ignorarlo, quizás demasiado y no sabe porque, pero no puede ser cruel con él, no quiere, no lo hará…l
•¿Quién le da galletas al niño a mitad de la noche?
-Shhhh, no se lo digas a tu papá-Abuela Taiwán cierra un ojo, cómplice, y se arrastra por el suelo junto a su nieto riendo por lo bajo tras su fechoría realizada. Gatean hasta el comedor, se esconden debajo de la mesa y se comen las galleta se chocolate con un vaso de leche caliente.
•¿Quién siempre se pone del lado del niño?
-Papá ¿Puedo ir?-Dae saca la cabeza debajo del auto y lo habla con su conciencia. El pequeño mantiene la esperanza y se queda firme.
-No.-Tajante, el niño chasquea con la lengua y corre hasta donde está su mamá. Le encuentra distraído con su piano y jala sus ropas para llamar su atención.
-Mamá ¿Puedo ir?-
-¿Eh? Si, si, ve…-¡Perfecto!
•¿Quién despierta temprano a preparar el desayuno para el niño antes de la escuela?
-¡Arriba!-Yun se cubre las orejas con la almohada, los gritos de Dae llegan hasta su dormitorio. Puede escuchar como sus zapatillas trotan por toda la casa impidiéndole dormir. Se levanta de malas ganas y arrastra los pies a la cocina.
•¿Quién prepara al niño para ir a la escuela por las mañanas?
Esperar algo semejante de sus padres es pedir demasiado. Por suerte ya era lo suficientemente grande para poder prepararse solo y no asistir como un vagabundo a la escuela.
•¿Quién lleva al niño a la escuela?
Dae, es asquerosamente puntual y es el único capaz de fingir sacar un arma a mitad de un taco para que su retoño no llegue ni por segundo atrasado.
•¿Quién va a las reuniones con los maestros?
Yun, por descarte. Entre dos sujetos más antipáticos tuvieron que escoger al menos problemático. Para variar no entiende un carajo, se sienta al final de la sala mientras ignora el blablablá del profesor. Despierta y se encuentra perdido, no ha logrado escuchar del todo y alza una mano para seguir a la masa…momento ¿Por qué nadie más lo ha hecho?
-Muy bien, usted será el presidente del comité.- ¿Khe? Se escuchan una serie de aplausos y se sonroja hasta las orejas.
•¿Quién sería el primero en sugerir tener “la charla” con el niño?
-¿Alguien se murió?-Pregunta el niño, tras un largo silencio que se formó al sentarse en la mesa. Mira a sus dos padres que intercambian miradas, gruñidos y un par de discusiones breves con los insultos de costumbre. Dae se aclara la voz y se cruza de brazos sobre la mesa, como detective que acusa a criminal.
-Tenemos que…charlar.-Muy bien, ni él ni Yun eran los reyes del discurso, Trago saliva y odio el talento de su esposa para desvariar y fingir demencia.
•¿Quién elegiría el traje del niño para su fiesta de graduación?
-Tío… ¿Y este?-Shun sonrío y aplaudió por un instante cuando su sobrino se subió la corbata, notablemente incómodo.
-Te queda estupendo.-
•¿Quién lloraría cuando el niño vaya a la universidad?
Yun parecía experimentar una especie de deja-vu muy raro. Había un silencio muy frío en el aire. Dae estaba sentado en la cama de quien todavía seguía siendo “el pequeño” y carraspeo para cortar la tensión. Noto que su esposa se mordisqueaba los labios y ladeo la vista hacia otro lado.
-¿Qué te pasa?-
-Nada.-Yun le dio la espalda y se apoyó en el marco de la puerta. [/b]
Silencio, más del usual. Yun enarca una ceja y se deja caer en el sofá con el niño en brazos. Finalmente se anima a preguntar.
-¿Qué te pasa?-
-Nada-
•¿Quién se despierta en medio de la noche para revisar al niño?
Dae es un paranoico, no basta con dejar las radios en ambos cuartos, las luces encendidas y la alarma en caso de emergencias, tiene que levantarse al menos 3 veces en la noche para mirar sobre la cuna. Carajo ¿respira? ¿No respira? Está en una duda existencial, si se acerca, lo despertará, si no lo hace, no podrá cerciorarse de que continua vivo. Se pasea alrededor, nervioso y finalmente pone un dedo debajo de su nariz.
Nada.
-¡Despierta pequeño demonio!-Sacude la cuna, el bebé llora aterrado y él puede estar en paz.
•¿Quién cambia los pañales?
Yun sabe que no puede dejarle eternamente esa labor a Dae, cuando esta solo con el bebé mira por sobre la silla mecedora como quien no quiere la cosa, vuelve a sus dibujos, pero no puede ignorar los pucheros de esa miniatura por más tiempo. Con pánico toma al bebé, como si llevase el mal encarnado y lo deja sobre la cama.
Mierda, mierda, mierda, mierda….y mierda, por todo lo…sagrado, va a vomitar.
¿Para qué lado va el pañal? ¿C-cómo limpia eso? ¿¡Cómo puede salir todo eso de ese enano!?
-AGGGGGG-Queja cuando orina sobre sus pantalones y vuelve a maldecir cuando tras lograr su cometido vuelve a ensuciarse.
•¿Quién prepara el biberón?
Y bueno… ¿Qué tanta ciencia podría tener? ¡No era como si fuese cocinar!
-No, no, mira dice que son cuatro de leche y dos de cereal-Yun gruñe, le quita las instrucciones del doctor a Dae y trata de descifrar que diantres dice allí. Arroja el papel lejos y mira los tarros, mira el biberón, mira al bebé que no deja de llorar y se estresa.
-Deja de fregar y dale leche de camella. De paso le quita el mal de ojo.-“Si, tengamos hijos” Dae se quema las manos cuando prueba el agua que está caliente como el infierno, arroja el biberón lejos y patea un mueble-…Y si se lo dejamos a las cabras.-No tuvo que terminar de formular su mal intento de broma, que se llevó una sola mirada de odio de Yun que le pedía que se callara si no quería que su cabeza terminara partida en dos, no sabía que era más estúpido, sí que Dae le hubiera pedido hijos o que él le hubiera dicho que sí.
•¿Quién se queda hasta tarde para hacer dormir al niño y cantarle una nana?
Todo depende de quien esté más cansado. El niño no sabe de nanas, no sabe de cuentos y tampoco de algo que se le parezca, pero si conoce aquellos silbidos beduinos tan relajantes y profundos que le hacen dejar de llorar y un violín que logra hacer cerrar sus ojos y dormir plácidamente hasta el amanecer.
•¿Quién es culpable de consentir al niño?
-Ow, pequeño bastardo. A quien coño le importa la opinión de tus padres, te lo compraré de todas formas-Abi fue un padre muy severo y sabe que crío a Dae para replicar sus pasos, no le tiene fe a Yun y ese engendro es demasiado bonito para ignorarlo, quizás demasiado y no sabe porque, pero no puede ser cruel con él, no quiere, no lo hará…l
•¿Quién le da galletas al niño a mitad de la noche?
-Shhhh, no se lo digas a tu papá-Abuela Taiwán cierra un ojo, cómplice, y se arrastra por el suelo junto a su nieto riendo por lo bajo tras su fechoría realizada. Gatean hasta el comedor, se esconden debajo de la mesa y se comen las galleta se chocolate con un vaso de leche caliente.
•¿Quién siempre se pone del lado del niño?
-Papá ¿Puedo ir?-Dae saca la cabeza debajo del auto y lo habla con su conciencia. El pequeño mantiene la esperanza y se queda firme.
-No.-Tajante, el niño chasquea con la lengua y corre hasta donde está su mamá. Le encuentra distraído con su piano y jala sus ropas para llamar su atención.
-Mamá ¿Puedo ir?-
-¿Eh? Si, si, ve…-¡Perfecto!
•¿Quién despierta temprano a preparar el desayuno para el niño antes de la escuela?
-¡Arriba!-Yun se cubre las orejas con la almohada, los gritos de Dae llegan hasta su dormitorio. Puede escuchar como sus zapatillas trotan por toda la casa impidiéndole dormir. Se levanta de malas ganas y arrastra los pies a la cocina.
•¿Quién prepara al niño para ir a la escuela por las mañanas?
Esperar algo semejante de sus padres es pedir demasiado. Por suerte ya era lo suficientemente grande para poder prepararse solo y no asistir como un vagabundo a la escuela.
•¿Quién lleva al niño a la escuela?
Dae, es asquerosamente puntual y es el único capaz de fingir sacar un arma a mitad de un taco para que su retoño no llegue ni por segundo atrasado.
•¿Quién va a las reuniones con los maestros?
Yun, por descarte. Entre dos sujetos más antipáticos tuvieron que escoger al menos problemático. Para variar no entiende un carajo, se sienta al final de la sala mientras ignora el blablablá del profesor. Despierta y se encuentra perdido, no ha logrado escuchar del todo y alza una mano para seguir a la masa…momento ¿Por qué nadie más lo ha hecho?
-Muy bien, usted será el presidente del comité.- ¿Khe? Se escuchan una serie de aplausos y se sonroja hasta las orejas.
•¿Quién sería el primero en sugerir tener “la charla” con el niño?
-¿Alguien se murió?-Pregunta el niño, tras un largo silencio que se formó al sentarse en la mesa. Mira a sus dos padres que intercambian miradas, gruñidos y un par de discusiones breves con los insultos de costumbre. Dae se aclara la voz y se cruza de brazos sobre la mesa, como detective que acusa a criminal.
-Tenemos que…charlar.-Muy bien, ni él ni Yun eran los reyes del discurso, Trago saliva y odio el talento de su esposa para desvariar y fingir demencia.
•¿Quién elegiría el traje del niño para su fiesta de graduación?
-Tío… ¿Y este?-Shun sonrío y aplaudió por un instante cuando su sobrino se subió la corbata, notablemente incómodo.
-Te queda estupendo.-
•¿Quién lloraría cuando el niño vaya a la universidad?
Yun parecía experimentar una especie de deja-vu muy raro. Había un silencio muy frío en el aire. Dae estaba sentado en la cama de quien todavía seguía siendo “el pequeño” y carraspeo para cortar la tensión. Noto que su esposa se mordisqueaba los labios y ladeo la vista hacia otro lado.
-¿Qué te pasa?-
-Nada.-Yun le dio la espalda y se apoyó en el marco de la puerta. [/b]
Ronan O ' Callaghan
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por Oscar Vargas Sáb Jun 20, 2015 11:53 pm
•¿Quién llora cuando llevan al niño por primera vez a casa? Llegan del hospital tan exhaustos como felices y sólo cuando lo dejan en la cuna y lo ven por primera vez dormir en el cuarto que prepararon para él parecen caer en cuenta de que eso realmente les está pasando. Entonces Clarisse sostiene con cuidado el diminuto puño cerrado del bebé y se gira para ver a Lionardo con los ojos vidriosos. "Es asombroso... ¡Como yo!"
•¿Quién se despierta en medio de la noche para revisar al niño? Lionardo encontró una pérdida de tiempo hacerlo por turnos cuando vio a Clarisse en estado zombie tratando de apagar el monitor cual despertador. Aún así guarda silencio por las mañanas cuando la oye galardonar al pequeño por ser tan tranquilo y dejarlos dormir.
•¿Quién cambia los pañales? Tras una guerra de reclamos, objeciones y unos cuántos "¡Pero yo lo llevé nueve meses!", Clarisse termina por rendirse y hace el intento, lo que ese enano hace con su pañal no es en absoluto asombroso. Al final Lionardo la asiste y le asegura que la próxima será.
•¿Quién prepara el biberón? Lionardo, es demasiado quisquilloso con las medidas y la temperatura exacta. Clarisse está conforme con ser quién se lo da.
•¿Quién se queda hasta tarde para hacer dormir al niño y cantarle una nana? Es trabajo de equipo, Clarisse se encarga de mecerlo y Lio improvisa con los fragmentos de alguna nana de su infancia y así hasta que le toca retirar al bebé de los brazos de una mamá igual de dormida.
•¿Quién es culpable de consentir al niño? Padres, tíos, abuelos, bisabuelos, no hay forma de evitarlo y decirle que no.
•¿Quién le da galletas al niño a mitad de la noche? Clarisse, le parece importante que su hijo sepa apreciar los dulces a cualquier hora del día y también porque le recuerda un poco a Robert.
•¿Quién siempre se pone del lado del niño? Lionardo. " Clarisse, no puedes ponerte a la altura de un niño sobre quién es más asombroso".
•¿Quién despierta temprano a preparar el desayuno para el niño antes de la escuela? Lionardo, tener a su mujer y al niño durmiendo le deja más fácil hacer las cosas por la mañana.
•¿Quién prepara al niño para ir a la escuela por las mañanas? Lionardo. Es automático en él dada la costumbre de haberlo hecho con sus hermanas menores. Aún así, fue tarea de Clarisse hacerle ver cuándo debía dejar al niño arreglárselas por sí solo.
•¿Quién lleva al niño a la escuela? Clarisse, es su momento del día con el pequeño. Charlan durante todo el camino y al despedirse nunca deja de recordarle que hoy también debe ser tan increíble como siempre.
•¿Quién va a las reuniones con los maestros? Lionardo, por ser más paciente. A Clarisse le cuesta un poco aceptar las críticas constructivas hacia el niño, o que le cuestionen por qué su ausencia en la feria de pasteles o por qué su hijo no llevó su maqueta del sistema solar, o por qué... (¡Ese enano olvidadizo nunca avisa nada!).
•¿Quién sería el primero en sugerir tener “la charla” con el niño? "Muy bien, err...verás, existe una paloma pokeadora que..." "Clarisse, no."
•¿Quién elegiría el traje del niño para su fiesta de graduación? Lionardo es el encargado de dejarlo como a un modelo de Calvin Klein. Cuando quiso sugerir un cambio en el atuendo de la pareja de su hijo, Clarisse debió interferir.
•¿Quién lloraría cuando el niño vaya a la universidad? Clarisse agita su brazo despidiendo al avión que acaba de despegar. "¿En serio crees que puede verte?" "¿Y tú en serio crees que esas gafas oscuras engañan a alguien?"
•¿Quién se despierta en medio de la noche para revisar al niño? Lionardo encontró una pérdida de tiempo hacerlo por turnos cuando vio a Clarisse en estado zombie tratando de apagar el monitor cual despertador. Aún así guarda silencio por las mañanas cuando la oye galardonar al pequeño por ser tan tranquilo y dejarlos dormir.
•¿Quién cambia los pañales? Tras una guerra de reclamos, objeciones y unos cuántos "¡Pero yo lo llevé nueve meses!", Clarisse termina por rendirse y hace el intento, lo que ese enano hace con su pañal no es en absoluto asombroso. Al final Lionardo la asiste y le asegura que la próxima será.
•¿Quién prepara el biberón? Lionardo, es demasiado quisquilloso con las medidas y la temperatura exacta. Clarisse está conforme con ser quién se lo da.
•¿Quién se queda hasta tarde para hacer dormir al niño y cantarle una nana? Es trabajo de equipo, Clarisse se encarga de mecerlo y Lio improvisa con los fragmentos de alguna nana de su infancia y así hasta que le toca retirar al bebé de los brazos de una mamá igual de dormida.
•¿Quién es culpable de consentir al niño? Padres, tíos, abuelos, bisabuelos, no hay forma de evitarlo y decirle que no.
•¿Quién le da galletas al niño a mitad de la noche? Clarisse, le parece importante que su hijo sepa apreciar los dulces a cualquier hora del día y también porque le recuerda un poco a Robert.
•¿Quién siempre se pone del lado del niño? Lionardo. " Clarisse, no puedes ponerte a la altura de un niño sobre quién es más asombroso".
•¿Quién despierta temprano a preparar el desayuno para el niño antes de la escuela? Lionardo, tener a su mujer y al niño durmiendo le deja más fácil hacer las cosas por la mañana.
•¿Quién prepara al niño para ir a la escuela por las mañanas? Lionardo. Es automático en él dada la costumbre de haberlo hecho con sus hermanas menores. Aún así, fue tarea de Clarisse hacerle ver cuándo debía dejar al niño arreglárselas por sí solo.
•¿Quién lleva al niño a la escuela? Clarisse, es su momento del día con el pequeño. Charlan durante todo el camino y al despedirse nunca deja de recordarle que hoy también debe ser tan increíble como siempre.
•¿Quién va a las reuniones con los maestros? Lionardo, por ser más paciente. A Clarisse le cuesta un poco aceptar las críticas constructivas hacia el niño, o que le cuestionen por qué su ausencia en la feria de pasteles o por qué su hijo no llevó su maqueta del sistema solar, o por qué... (¡Ese enano olvidadizo nunca avisa nada!).
•¿Quién sería el primero en sugerir tener “la charla” con el niño? "Muy bien, err...verás, existe una paloma pokeadora que..." "Clarisse, no."
•¿Quién elegiría el traje del niño para su fiesta de graduación? Lionardo es el encargado de dejarlo como a un modelo de Calvin Klein. Cuando quiso sugerir un cambio en el atuendo de la pareja de su hijo, Clarisse debió interferir.
•¿Quién lloraría cuando el niño vaya a la universidad? Clarisse agita su brazo despidiendo al avión que acaba de despegar. "¿En serio crees que puede verte?" "¿Y tú en serio crees que esas gafas oscuras engañan a alguien?"
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por Yahangir Al Saud Dom Jun 21, 2015 3:17 am
Hye&Olivia
•¿Quién llora cuando llevan al niño por primera vez a casa?
Cuando entran, Oli todavía no puede dejar de hablar sobre lo pequeñita y frágil que es, de lo monas que son sus mejillas rojitas y que puede apostar su huerta de tomates a que sería idéntica a su papá a juzgar por esa nariz chata y de lo injusto que es eso, porque ella la tuvo en su vientre ocho meses enteros, lo mínimo es que saque su hoyuelos o los ojos oliva, de otra forma el negocio resultó ser una completa estafa… Y Oli podría seguir parloteando por horas y horas de no ser porque está echando de menos las risillas de Hye y uno que otro comentario que hacía su monólogo más productivo. Él se ha quedado al borde de la puerta de la sala y le mira con una sonrisa discreta y los ojos aguados, y Olivia definitivamente se está perdiendo de algo.
―Tío ¿te pasa algo?¡ Juro que eso de parecerse a ti no era con mala intención! Si los ojos achinados son bonitos y todo. ―
―No es nada, me entró una pestaña al ojo. ―Hye sonríe, y Olivia le cree sin dudarlo ni una vez.
Había imaginado una escena como esa varias veces en su vida, y cuando llegó no es ni la mitad de utópica como creyó que sería. Decidieron apretujarse en su departamento porque era lo más apropiado, y en lugar de ser una feliz pareja son más como compañeros de piso, pero de cualquier forma no puede estar más feliz en ese momento.
•¿Quién se despierta en medio de la noche para revisar al niño?
Cinco meses y Hye aún no encuentra valor para dejar a su princesa dormir sola en el corralito que de todas formas está a un par de metros de donde duermen. Olivia le deja porque igual caben bien, le gusta sentir el cuerpo calientito de ella a su lado y, más que nada, ni se inmuta cuando la nena se acomoda en las posiciones más extrañas y contraproducentes que incluyen intento de asfixia y tortura de piececitos contra las costillas.
Hye aún duerme poco, pero al menos sabe que la pequeña sigue respirando y que todo está bien…
•¿Quién cambia los pañales?
―¿Y esto iba así…? ―Tardó más de un intento en encontrar cual era el lado del pañal, con todo y que ya venía doblado y era bien claro, pero de todos modos le parece un artefacto extraño. Arrancó las pestañitas adhesivas por accidente y el asunto de limpiar con la toallita húmeda fue un caos, pero al menos ahora todo parece ir bien.
―Ajá. No te olvides del talco. ―
―¡Lo logré! ¡Hye, Hye, mira, lo hice! ―
Hye es un maestro paciente y toma los errores con humor, porque es tierno ver como se enreda con sus propias manos mientras que la niña se retuerce en busca de la libertad. Por eso cuando logra poner por fin el pañal de forma adecuada, cree que Oli ha alcanzado un nuevo nivel de realización. Oficialmente lista para compartir la peor tarea del repertorio.
•¿Quién prepara el biberón?
Afortunadamente, Olivia resulta llevarse bien con las estufas y la cocina en general. Nunca le pareció un problema que el agua para preparar la fórmula láctea estuviese a buena temperatura y dejando de lado aquel incidente con leche en polvo por todas partes luego de que tirara el bote por error, en general ella toma el mando en cuanto a la alimentación de la bebé.
•¿Quién se queda hasta tarde para hacer dormir al niño y cantarle una nana?
Se sienta sobre la cama y comienza a mecerla mientras tararea una canción inventada. No se sabe canciones de cuna, pero su voz suave y adormilada funcionan bien para calmarla y hacer que deje de llorar. De cualquier forma Hye está bien atento al momento en que deje de escucharla, a veces Olivia también se queda dormida y tiene que hacer malabares para dejarlas a ambas a salvo, recostaditas y cobijadas.
•¿Quién es culpable de consentir al niño?
―¡Mamá, mamá! ¿Puedo tener esa muñeca? ¿ Siiiiiiiiiiiiii? ¡Anda, porfi! ―
Su solecito revolotea a su alrededor, le mira con sus ojitos brillantes (olivos, y achinados, ¡pero olivos!) y Oli no tiene el corazón para negarle nada si se lo pide de esa forma.
―¡Ow…! ¡Eres tan mona! No puedo decirle que no a esos ojitos coquetos. ―La apretuja, llena de besos y toma en brazos un ratito aunque ya esté enorme. ―tú no le digas nada a tu papá porque se supone que no debo hacerlo ¿vale?
•¿Quién le da galletas al niño a mitad de la noche?
Mira a cada lado como le enseñó uno de sus tíos. No hay moros en la costa y la misión puede continuar, porque no le gusta cuando su papi se enoja con ella por comer a deshoras, pero no puede dormir, y cuando no pude dormir le da mucha hambre, así que lo que queda es buscar comida (¡golosinas! Ella ama las golosinas).
Se trepa como puede en la alacena, está muy cerca, tan cerca…
―¡Anda! ¿Y tú que haces por acá, señorita mono? ―Por suerte su mamá ya estaba agarrándole cuando habló o habría acabado en el suelo. Ella ríe, cómplice, y cuando menos espera ya tiene en su poder un par de esas deliciosas galletas de naranja que tanto le gustan. Y un churro. ―A esta hora da un hambre terrible ¿verdad?
Su mamá es un ángel. Y así es como ambas acaban por tomar un aperitivo de media noche aprovechando que papá está en estado de coma luego de un día pesado en el trabajo.
•¿Quién siempre se pone del lado del niño?
―Pero… ―
―¡Aaaaaaaaaaaaaaaaanda! Son sólo tres días, papi… de verdad, de verdad quiero ir a ese viaje. ¡E irán todos mis compañeros! ―Oh, no, los ojos de cachorro. Ngh, tiene que ser fuerte, ir a un balneario es peligroso, sobre todo cuando son un grupo de cuarenta niños de once años empujándose y haciendo desastre…
―Vamos Hye, ¡suena divertido! Seguro la pasa genial. Además es una nena responsable y adulta, ¿verdad? ―
―¡Verdad! ¡Anda, papi! ¡Por favor! ―
Hye gime. Y ya nada queda por hacer con ese par haciendo pedazos su fuerza de voluntad.
•¿Quién despierta temprano a preparar el desayuno para el niño antes de la escuela?
Hye aprovecha porque igual tiene que trabajar y está bastante bien desayunar con ella todos los días ya que no siempre puede llegar a la hora de la comida. De Oli ni sus luces, sus días empiezan después de las nueve y a ninguno de los dos les molesta.
•¿Quién prepara al niño para ir a la escuela por las mañanas?
Siete en punto, ni un minuto más, ni uno menos, y Hye ya está tocando a la puerta. Le ayuda a vestirse hasta cuando ella aprende hacerlo por sí misma, aunque luego de años de ello siga revisando si lleva los zapatos en el pie correcto. Los libros están en su lugar desde la noche anterior, y cuando da la media ya están en el auto en camino a la primaria, porque la puntualidad es importante.
•¿Quién lleva al niño a la escuela?
Charlan de tonterías todo el trayecto de 25 minutos, y Hye religiosamente le dice que sea atenta, pregunte a sus profesores cualquier cosa que no haya quedado clara y no busque pelea, pero que se defienda ante cualquier agresión. Le da un beso en la frente y cinco minutos antes, la pequeña ya está en la puerta de la primaria despidiéndose animosamente de su papá.
•¿Quién va a las reuniones con los maestros?
Depende mucho de la razón de ser. Oli va a la firma de boletas y recibe cualquier queja o no, Hye se encarga de las reuniones donde se hable sobre dinero, viajes y similares, porque Oli a menudo se olvida de qué era necesario o a donde iban y pues es mejor así a arriesgarse a tener inconvenientes.
•¿Quién sería el primero en sugerir tener “la charla” con el niño?
―...abjeas... ―
―Sip. ―
―Abejas y flores. ―Oli asiente, muy orgullosa de su intervención. Lo ha hecho justo como en las series y esas películas americanas guay que tanto le gustan. Y Hye se debate si decirle o no que esa NO es la charla, ni de cerca. Y que no le sirve para nada útil, pero de todos modos se esfuerza en sonreír. Ya después él verá como darle una correcta introducción a tópicos sexuales que no tenga que ver con insectos y plantas. ―Ya veo...
•¿Quién elegiría el traje del niño para su fiesta de graduación?
Olivia se aclara la garganta y da un paso a un costado, dejando la vía libre para que pueda salir del vestidor. Parece que se divierte de lo lindo con la situación a pesar de que hace casi cinco años que están separados, pues quedaron en buenos términos y las salidas familiares nunca se habían tornado incómodas, tal vez porque ellos siempre fueron más un par de buenos amigos que una pareja.
―Y con ustedes, el ganador modelo número siete. ¡Aplausos!
―¿Cómo me queda? ―Da una vueltita para modelar aquel vestido que tanto le gustó. La falda tiene vuelo, es ligera y dentro de todo, el diseño es modesto y sin escote a mucho gusto del padre.
Hye aplaude, su pequeña eligió el vestido y debe elogiar su buen gusto. Y que no hay escote, el que no haya escote es importante.
―Te ves preciosa, más que de costumbre. ―
•¿Quién lloraría cuando el niño vaya a la universidad?
―¡Ay, estás tan grande! Si parece que fue ayer cuando todavía mojabas la cama y no podías dormir sin ese oso de peluche que te obsequió tu abuelo… ¡y ahora ya estás yendo a la universidad! No olvides mandarme muchas fotos y contarme cuando te consigas novio. O novia. Y cuando pueda iré a visitarte y llevarte tomates y churros, porque seguro los de allá no son tan ricos. Y la vida no es nada sin churros y tomates ricos.―Oli la apretuja con fuerza y besa su nariz como si tuviera todavía 3 años, a mucho peso de su pena ajena. Aún faltan meses, pero de todas formas su mamá ya estaba haciendo un show y de paso avergonzándola como pocas eran capaces de hacer.
―Papá, ayuda… dile que pare. Eso del oso debería ser secreto de estado―Nada. Ahora es la parte del medio de un sándwich de amor, sin nada parecido a un comentario salvador o contraproducente. ― ¿Papá…?
Ella se calla y decide que, bueno, igual hacía mucho que no estaba en esa posición. Y no está mal algo de sentimentalismo, porque igual le gustan los abrazos y apapachos, aunque ahora su padre intente esconder las lágrimas.
Cuando entran, Oli todavía no puede dejar de hablar sobre lo pequeñita y frágil que es, de lo monas que son sus mejillas rojitas y que puede apostar su huerta de tomates a que sería idéntica a su papá a juzgar por esa nariz chata y de lo injusto que es eso, porque ella la tuvo en su vientre ocho meses enteros, lo mínimo es que saque su hoyuelos o los ojos oliva, de otra forma el negocio resultó ser una completa estafa… Y Oli podría seguir parloteando por horas y horas de no ser porque está echando de menos las risillas de Hye y uno que otro comentario que hacía su monólogo más productivo. Él se ha quedado al borde de la puerta de la sala y le mira con una sonrisa discreta y los ojos aguados, y Olivia definitivamente se está perdiendo de algo.
―Tío ¿te pasa algo?¡ Juro que eso de parecerse a ti no era con mala intención! Si los ojos achinados son bonitos y todo. ―
―No es nada, me entró una pestaña al ojo. ―Hye sonríe, y Olivia le cree sin dudarlo ni una vez.
Había imaginado una escena como esa varias veces en su vida, y cuando llegó no es ni la mitad de utópica como creyó que sería. Decidieron apretujarse en su departamento porque era lo más apropiado, y en lugar de ser una feliz pareja son más como compañeros de piso, pero de cualquier forma no puede estar más feliz en ese momento.
•¿Quién se despierta en medio de la noche para revisar al niño?
Cinco meses y Hye aún no encuentra valor para dejar a su princesa dormir sola en el corralito que de todas formas está a un par de metros de donde duermen. Olivia le deja porque igual caben bien, le gusta sentir el cuerpo calientito de ella a su lado y, más que nada, ni se inmuta cuando la nena se acomoda en las posiciones más extrañas y contraproducentes que incluyen intento de asfixia y tortura de piececitos contra las costillas.
Hye aún duerme poco, pero al menos sabe que la pequeña sigue respirando y que todo está bien…
•¿Quién cambia los pañales?
―¿Y esto iba así…? ―Tardó más de un intento en encontrar cual era el lado del pañal, con todo y que ya venía doblado y era bien claro, pero de todos modos le parece un artefacto extraño. Arrancó las pestañitas adhesivas por accidente y el asunto de limpiar con la toallita húmeda fue un caos, pero al menos ahora todo parece ir bien.
―Ajá. No te olvides del talco. ―
―¡Lo logré! ¡Hye, Hye, mira, lo hice! ―
Hye es un maestro paciente y toma los errores con humor, porque es tierno ver como se enreda con sus propias manos mientras que la niña se retuerce en busca de la libertad. Por eso cuando logra poner por fin el pañal de forma adecuada, cree que Oli ha alcanzado un nuevo nivel de realización. Oficialmente lista para compartir la peor tarea del repertorio.
•¿Quién prepara el biberón?
Afortunadamente, Olivia resulta llevarse bien con las estufas y la cocina en general. Nunca le pareció un problema que el agua para preparar la fórmula láctea estuviese a buena temperatura y dejando de lado aquel incidente con leche en polvo por todas partes luego de que tirara el bote por error, en general ella toma el mando en cuanto a la alimentación de la bebé.
•¿Quién se queda hasta tarde para hacer dormir al niño y cantarle una nana?
Se sienta sobre la cama y comienza a mecerla mientras tararea una canción inventada. No se sabe canciones de cuna, pero su voz suave y adormilada funcionan bien para calmarla y hacer que deje de llorar. De cualquier forma Hye está bien atento al momento en que deje de escucharla, a veces Olivia también se queda dormida y tiene que hacer malabares para dejarlas a ambas a salvo, recostaditas y cobijadas.
•¿Quién es culpable de consentir al niño?
―¡Mamá, mamá! ¿Puedo tener esa muñeca? ¿ Siiiiiiiiiiiiii? ¡Anda, porfi! ―
Su solecito revolotea a su alrededor, le mira con sus ojitos brillantes (olivos, y achinados, ¡pero olivos!) y Oli no tiene el corazón para negarle nada si se lo pide de esa forma.
―¡Ow…! ¡Eres tan mona! No puedo decirle que no a esos ojitos coquetos. ―La apretuja, llena de besos y toma en brazos un ratito aunque ya esté enorme. ―tú no le digas nada a tu papá porque se supone que no debo hacerlo ¿vale?
•¿Quién le da galletas al niño a mitad de la noche?
Mira a cada lado como le enseñó uno de sus tíos. No hay moros en la costa y la misión puede continuar, porque no le gusta cuando su papi se enoja con ella por comer a deshoras, pero no puede dormir, y cuando no pude dormir le da mucha hambre, así que lo que queda es buscar comida (¡golosinas! Ella ama las golosinas).
Se trepa como puede en la alacena, está muy cerca, tan cerca…
―¡Anda! ¿Y tú que haces por acá, señorita mono? ―Por suerte su mamá ya estaba agarrándole cuando habló o habría acabado en el suelo. Ella ríe, cómplice, y cuando menos espera ya tiene en su poder un par de esas deliciosas galletas de naranja que tanto le gustan. Y un churro. ―A esta hora da un hambre terrible ¿verdad?
Su mamá es un ángel. Y así es como ambas acaban por tomar un aperitivo de media noche aprovechando que papá está en estado de coma luego de un día pesado en el trabajo.
•¿Quién siempre se pone del lado del niño?
―Pero… ―
―¡Aaaaaaaaaaaaaaaaanda! Son sólo tres días, papi… de verdad, de verdad quiero ir a ese viaje. ¡E irán todos mis compañeros! ―Oh, no, los ojos de cachorro. Ngh, tiene que ser fuerte, ir a un balneario es peligroso, sobre todo cuando son un grupo de cuarenta niños de once años empujándose y haciendo desastre…
―Vamos Hye, ¡suena divertido! Seguro la pasa genial. Además es una nena responsable y adulta, ¿verdad? ―
―¡Verdad! ¡Anda, papi! ¡Por favor! ―
Hye gime. Y ya nada queda por hacer con ese par haciendo pedazos su fuerza de voluntad.
•¿Quién despierta temprano a preparar el desayuno para el niño antes de la escuela?
Hye aprovecha porque igual tiene que trabajar y está bastante bien desayunar con ella todos los días ya que no siempre puede llegar a la hora de la comida. De Oli ni sus luces, sus días empiezan después de las nueve y a ninguno de los dos les molesta.
•¿Quién prepara al niño para ir a la escuela por las mañanas?
Siete en punto, ni un minuto más, ni uno menos, y Hye ya está tocando a la puerta. Le ayuda a vestirse hasta cuando ella aprende hacerlo por sí misma, aunque luego de años de ello siga revisando si lleva los zapatos en el pie correcto. Los libros están en su lugar desde la noche anterior, y cuando da la media ya están en el auto en camino a la primaria, porque la puntualidad es importante.
•¿Quién lleva al niño a la escuela?
Charlan de tonterías todo el trayecto de 25 minutos, y Hye religiosamente le dice que sea atenta, pregunte a sus profesores cualquier cosa que no haya quedado clara y no busque pelea, pero que se defienda ante cualquier agresión. Le da un beso en la frente y cinco minutos antes, la pequeña ya está en la puerta de la primaria despidiéndose animosamente de su papá.
•¿Quién va a las reuniones con los maestros?
Depende mucho de la razón de ser. Oli va a la firma de boletas y recibe cualquier queja o no, Hye se encarga de las reuniones donde se hable sobre dinero, viajes y similares, porque Oli a menudo se olvida de qué era necesario o a donde iban y pues es mejor así a arriesgarse a tener inconvenientes.
•¿Quién sería el primero en sugerir tener “la charla” con el niño?
―...abjeas... ―
―Sip. ―
―Abejas y flores. ―Oli asiente, muy orgullosa de su intervención. Lo ha hecho justo como en las series y esas películas americanas guay que tanto le gustan. Y Hye se debate si decirle o no que esa NO es la charla, ni de cerca. Y que no le sirve para nada útil, pero de todos modos se esfuerza en sonreír. Ya después él verá como darle una correcta introducción a tópicos sexuales que no tenga que ver con insectos y plantas. ―Ya veo...
•¿Quién elegiría el traje del niño para su fiesta de graduación?
Olivia se aclara la garganta y da un paso a un costado, dejando la vía libre para que pueda salir del vestidor. Parece que se divierte de lo lindo con la situación a pesar de que hace casi cinco años que están separados, pues quedaron en buenos términos y las salidas familiares nunca se habían tornado incómodas, tal vez porque ellos siempre fueron más un par de buenos amigos que una pareja.
―Y con ustedes, el ganador modelo número siete. ¡Aplausos!
―¿Cómo me queda? ―Da una vueltita para modelar aquel vestido que tanto le gustó. La falda tiene vuelo, es ligera y dentro de todo, el diseño es modesto y sin escote a mucho gusto del padre.
Hye aplaude, su pequeña eligió el vestido y debe elogiar su buen gusto. Y que no hay escote, el que no haya escote es importante.
―Te ves preciosa, más que de costumbre. ―
•¿Quién lloraría cuando el niño vaya a la universidad?
―¡Ay, estás tan grande! Si parece que fue ayer cuando todavía mojabas la cama y no podías dormir sin ese oso de peluche que te obsequió tu abuelo… ¡y ahora ya estás yendo a la universidad! No olvides mandarme muchas fotos y contarme cuando te consigas novio. O novia. Y cuando pueda iré a visitarte y llevarte tomates y churros, porque seguro los de allá no son tan ricos. Y la vida no es nada sin churros y tomates ricos.―Oli la apretuja con fuerza y besa su nariz como si tuviera todavía 3 años, a mucho peso de su pena ajena. Aún faltan meses, pero de todas formas su mamá ya estaba haciendo un show y de paso avergonzándola como pocas eran capaces de hacer.
―Papá, ayuda… dile que pare. Eso del oso debería ser secreto de estado―Nada. Ahora es la parte del medio de un sándwich de amor, sin nada parecido a un comentario salvador o contraproducente. ― ¿Papá…?
Ella se calla y decide que, bueno, igual hacía mucho que no estaba en esa posición. Y no está mal algo de sentimentalismo, porque igual le gustan los abrazos y apapachos, aunque ahora su padre intente esconder las lágrimas.
Yahangir Al Saud
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por Dae Al Saud Dom Jun 21, 2015 5:53 pm
Jack&Gaspar
¿Quién llora cuando llevan al niño por primera vez a casa?
Jack esta emocionado, deja fluir sus emociones y abraza ese pequeño cuerpo que se aferra al suyo buscando protección. Se pone de pie y ve que Gaspar esta hecho una jalea en el rincón con ambas manos sobre la cabeza.
-¿Quieres sostenerlo?-Dice cuando se acerca con el más pequeño, quien con ambas manitas se aferra a las ropas de su padre, impidiendo que lo cambien de brazos.
-¿Sostenerlo? ¡Ni hablar! Nos queremos tanto, que nos sobra “amor amistoso” para mantener a este microorganismo de diez kilos perturbando nuestro espacio. Pero cuando yo quise la serpiente, dijiste que no era buena idea ¿Por qué tú si tienes lo que quieres?-
¿Quién cambia los pañales?
¿Quién más podría hacerlo si no es Jack? Juguetea con el niño, le hace cosquillas en el estómago, le da caricias en sus pies, es la perfecta escena de padre e hijo. Gaspar mira desde el otro lado, con su libro en mano, dentro de poco sacara un master en ingeniería y no puede desconcentrarse. Sin embargo, a ratos a deseado participar de eso.
¿Quién prepara el biberón?
Gaspar, Jack sabe que lo deja en las mejores manos. Puede que a veces se tarde, pero la perfección no tiene tiempo de espera. Paciente mece al niño y lo pasea por la sala, ambos han aprendido a lidiar con la rutina, ninguno se estresa, puede que el bebé a veces llore, pero sabe cómo calmarlo.
Ese día sus manos rosaron muy de cerca cuando intercambiaron el biberón, Jack ha desviado la mirada temiendo haber puesto nervioso a Gaspar y este retrocede varios pasos tomado bocanadas de aire por la boca.
-Lo siento.-Sabe que lo ha hecho directamente, sin advertirle si se ha lavado las manos o no, espera lo peor, porque sabe que tras esos arrebatos suele descompensarse, son amigos…si, muy buenos, tanto que convivían juntos como si se tratara de algo más, aunque él sabía que era porque Gaspar por sí solo no era completamente independiente.
-N-no, está bien. No estoy enojado, estoy bien, perfectamente. No me molesta cuando me tocas (…) cuando por accidente me tocas, tampoco me molestaría que lo hicieras a propósito, ya sabes…si quieres hacerlo, hazlo, me gustaría…puede ser ahora (si gustas). Tócame, ten coito conmigo…he leído por internet que algunos amigos lo hacen ¿lo haremos nosotros? Mejor me callo.-
¿Quién se queda hasta tarde para hacer dormir al niño y cantarle una nana?
Jack sabía que no podía hacer ruidos en ciertos lugares, debía llevar al niño a la zona neutral, justo en medio de ambos dormitorios, su cuarto era la Federacion Unida de Planetas y el de Gaspar el Imperio Estelar Romulano a saber que significaba eso, pero parecía ser muy importante para él, pues justo en su puerta le recibía un poster de un sujeto en mallas azules y orejas puntiagudas como las de un elfo.
¿Por qué le hacía caso? Tal vez porque era complejo decirle que no y con el tiempo el pequeño se acostumbró a ver a ese individuo en la puerta que saludaba con una mano, cuando lo veía, reía y se arrullaba en los brazos de su padre conciliando el sueño, en tanto el murmuraba un par de canciones y le palmeaba con delicadeza el cuerpo.
-¿Se quedó dormido?-
-Sí, tuvo una pesadilla.-El más alto se asomó por la puerta con sus habituales interiores de superhéroes, no estaba seguro de quien era esta vez, solo que el logo era una especie de rayo amarillento ¿o dorado?
-No me gustan las pesadillas…-
-A nadie.-
-Se llama Spock.-Jack se sorprendió más de lo que ya estaba, por regla era quien iniciaba todas las conversaciones y Gaspar respondía, pero esa noche era él quien iniciaba el tópico.
-¿Quién es?-Pregunto con voz suave y baja para no despertar a su hijo, incapaz de dejar el asunto hasta allí aun si se encontraba tan cansado esa noche.
-Es mitad humano y mitad Vulcano. Se crío para no tener emociones y seguir la lógica como todos los de su raza. En Star Trek, pero su lado humano le hacía sentir emociones y estar confundido. Llego a tener dos hijos…-
-Gaspar… ¿Quieres sostenerlo?-Jack sonrío y al no recibir una réplica se acercó para dejar al menor en sus brazos, el rostro de Gaspar se crispo y tembló ligeramente, no temió que lo fuera a botar al suelo, sabía que no lo haría muy si a su pesar, parecía desear arrojarlo por las escaleras.
-No soy bueno en esto.-
-A mí me parece que lo haces estupendamente.-
¿Quién le da galletas al niño a mitad de la noche?
¿…Qué? ¡Alguien tenía que darle acción a ese pobre infeliz! Hakan tarareaba la canción de misión imposible y tocaba la puerta de su sobrino, la clave secreta eran cuatro golpes en un cierto intervalo de tiempo.
-Líder rojo a líder azul ¿está despejado?-
-Líder azul…espera ¿No era yo el líder rojo? Bah, ya que. Esta despejado-
¿Quién siempre se pone del lado del niño?
Hmmm ¿No podría ser más feo? Así como…menos pelirrojo. Tal vez así no sentiría el compromiso de interceder cuando sus dos ¿padres? No cedían. Joao podía tener una visión estrecha respecto a no interrumpir donde no le llamaba e incluso cuando le llamaban, visión que no se aplicaba cuando era testigo de las injusticias de las que ese pobre niño era víctima.
-Mi papá dijo que esto no cultivaba mi mente-Joao chasqueo con la lengua y sentó al chico a su lado. La opinión de Gaspar, poco le importaba.
-...El señor y la señora Dursley, que vivían en el número 4 de Privet Drive, estaban orgullosos de decir que eran muy normales, afortunadamente.-
¿Quién despierta temprano a preparar el desayuno para el niño antes de la escuela?
Gaspar es quien hace el acto de honor, quien pone la alarma y da las órdenes, pero es Jack quien se encarga absolutamente de todo y le deja creer quien es quien lleva las riendas en esa casa.
¿Quién prepara al niño para ir a la escuela por las mañanas?
Gracias a Dios, es Jack. No solo tiene mejor sentido del gusto, también posee un mínimo de criterio. Nada de tatuajes y perforaciones antes de los 18 años.
-¿Qué tienes aquí?-Esa mañana nota una mancha rojiza e hinchada en el brazo izquierdo de su retoño.
-¡Nada!-Y el niño se cubre el brazo, han sido descubiertos, tenían que abortar la misión y justificar el dibujo como una mutación genética tardía tras la vacuna contra el sarampión.
¿Quién lleva al niño a la escuela?
Gaspar, no conduce y se sienta de copiloto, pero insiste que es él quien lleva al niño a la escuela y que Jack no es más que el individuo que completa la ecuación. Un factor (no tan determinante…) pero necesario. En el camino sugiere juegos.
-Veo, veo ¿Qué será? Es un material ferroso de tonalidad plata.-Jack no va a tolerar que fastidie al niño, incluso si no es a propósito.
-¿Los rines de aluminio de la patrulla que acaba de pasar?-Gaspar sonríe, victorioso y mira de reojo a Jack.
-Y decías que era un juego complejo para él.-
¿Quién va a las reuniones con los maestros?
-¿Qué puede decirme a mí un hombre que entro a los 18 años a la Universidad?-
-Disculpe, no me dé una catedra al respecto. Puede que este inclinado académicamente hacía mi área, pero sigue siendo un Oompah Loompah de la química. –
Por esas razones era por las que Jack iba a las reuniones, preferentemente solo.
¿Quién sería el primero en sugerir tener “la charla” con el niño?
Jack lo sugirió a Gaspar un día, que podían hacerlo ambos, ya era el momento. Sabía que eso lo alteraba y cuando se lo dijo le regalo un poster de Taylor Swift para remover su conciencia.
-¿Es normal que te guste alguien y que te tardes todo el grado para decírselo?-Jack trago en seco, demasiado directo para su gusto. A su hijo ya le gustaba alguien, era muy tarde para tocar el tema suavemente, tenían que hacerlo del modo directo.
-Cada cual va a su ritmo…-Carraspeo el rubio, siendo interrumpido en varias oportunidades.
-Es normal que quieras meter tu pene en su vagina…o ano. –
-Incluso puede que tengas otra clase de deseos con esa persona, lo importante es…-
-…que no dejes tu material genético en ningún orificio, una condón, dos si es necesario.-
-No necesitas una edad para perder la virginidad, hazlo con quien desees y…-
-Habrá sangre, dolor y puede que llores.-
-Puede que no te sientas preparado-
-Vas a llorar. Ekkkk asegúrate de que se haya lavado la entrepierna, si huele a pescado, huye por tu vida.-
-No tiene nada de malo si quieres retractarte en el momento, si ponen presión en ti, no merece la pena…-
-Algunos lubrican con saliva, no me parece muy higiénico.-
-Ten seguridad de a quien quieres entregarle esto tan valioso y como debes hacerlo…-
-Esto no es como el porno que está en tu ordenador, habrá sudor real, lágrimas de verdad y puede que tu orgasmo llegue al primer minuto o incluso antes de meterlo. Me paso.-
-…Amor, respeto y comunicación.-
-Antecedentes de salubridad.-
-¿Tienes alguna duda?-
-No las tiene, ya busco en google. Leí el historial.-
¿Quién elegiría el traje del niño para su fiesta de graduación?
No dimensiono cuanto había crecido, hasta que le vio salir con el traje puesto y un vació se le formo en el estómago. Había llegado como un bebé y ya era todo un joven. Puso ambas manos sobre sus hombros y mantuvo la compostura ante la interrogante de su hijo, quien temía haber dicho o haber hecho algo para que su padre actuara de ese modo tan extraño.
-Estoy orgulloso de ti.-
¿Quién lloraría cuando el niño vaya a la universidad?
Ninguno disimulo la tristeza y compartieron un fuerte abrazo.
-Yo también lo extrañare-
-¿De qué hablas? ¡Lloro porque le tomo 4 años terminar la preparatoria!-
Dae Al Saud
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por Razvan Mihai Hérderváry Mar Jun 23, 2015 9:18 pm
Dylan& Sergey
•¿Quién llora cuando llevan al niño por primera vez a casa?
Dylan sintió las suaves manos de Alice en su hombro apenas entraron al apartamento. La bebé descansaba en sus brazos, seguramente cansada por el largo viaje en avión. Había sido un viaje largo y cansado, y Dylan no deseaba otra cosa más que irse acostar a su cama pero todavía muchas cosas que hacer y descansar no era una de ellas.
—¿Estás seguro que no quieres que nos quedemos? —Zack dejó la maleta de su hermano en el suelo. Alice a su lado había dejado las cosas de la niña.
—No, creo que es mejor que enfrente esto ya. De nada sirve aplazarlo más —le sonrió a Alice, pero era una sonrisa que realmente no llegaba a sus ojos, su hermana debió haber visto a través de ella porque pudo ver como torcía sus labios preocupada—, Estaré bien, cualquier cosa que necesite y los llamo. Promesa de scout.
—Venga Alice. Tenemos que irnos —Zack tomó a la mayor del brazo antes de inclinarse para despeinar a Dylan con una sonrisa en el rostro—, Es todo un hombre ¿No? Podrá encargarse.
—…Okey —Alice no estaba tranquila pero igual se inclinó para besarle la frente a Dylan y a la pequeña—, Nos vemos, llama si pasa algo. Lo que sea.
Sus hermanos cerraron la puerta después de la larga despedida de Alice, Dylan observó el departamento con algo de nostalgia y tristeza. Aquél departamento era demasiado grande para él y la niña, también estaba algo sucio pues no había estado ahí en casi un mes. Finalmente se armó de valor y comenzó a pasear a la pequeña por su nuevo hogar.
—Hey, little one, este es tu nuevo hogar—Dylan dejó a la pequeña en el moisés que le había traído antes Zack. Se sacó los lentes para poder limpiar las lágrimas que habían comenzado a nublarle la visión—, Tu padre amaba este lugar, pero ahora nosotros lo amaremos por él ¿Okey?
•¿Quién se despierta en medio de la noche para revisar al niño? [/ b]
Varias eran las mañanas en las que se despertaba con dolor en la espalda y el cuello, consecuencia de dormir en el sillón que tenía en el cuarto de la niña toda la noche. Todavía no se sentía a gusto dejando a la niña sola en aquél cuarto, se levantaba constantemente incapaz de dormir en su cama sabiendo que cualquier cosa podría pasarle a su hija, y la mayoría de las veces prefería no tener que volver a su demasiado grande y frío dormitorio.
•¿Quién cambia los pañales?
Dylan arrugó la nariz, años de estar comiendo y oliendo la comida de su padre no pudieron haberlo preparado para este particular olor. Tiró el pañal en el bote y sonrió cuando ya no olía del todo a caquita(¿?). Comenzó a limpiar a su hija haciendo gestos tontos para entretenerla.
—Recuerdas la primera vez que la cambiaste—Lio estaba recargado en el marco de la puerta y Dylan no levantó la vista de la bebé aun que si se sorprendió por la repentina aparición de su mejor amigo—, y se te cayó el pañal sobre tus pies—Dylan tomó a la ahora limpia y cambiada niña en sus brazos mientras se reía. Aquél no había sido de sus mejores momentos—, Has progresado mucho desde entonces.
•¿Quién prepara el biberón?
—¿Lo preparaste como dice la receta?
—Así es.
—¿No lo calentaste en el microondas?
—Nope.
—¿La probaste? ¿Cómo?
—Sip, eché un par de gotitas sobre mi brazo.
—Déjame —Mia le arrebató el biberón y probó ella misma aquella leche. Sonrió satisfecha—, Felicidades, Dylan, finalmente lo lograste.
Dylan alzó el brazo gritando un “YES”. Le había tomado 10 intentos pero finalmente le había salido.
•¿Quién se queda hasta tarde para hacer dormir al niño y cantarle una nana?
Dylan hacía de todo cuando la niña no podía dormir. Le cantaba una canción que Sergey le había enseñado (la letra no se la sabía y nunca se armó del coraje para preguntarle a Lottie sobre la canción) Tarareaba aquella tonada con su niña en sus brazos, hasta que se dormía profundamente. E incluso le cantaba aquellas viejas canciones que Arthur solía cantarle cuando era un niño.
Cuando creció, le contaba historias épicas de héroes y villanos (Algunas replicas exactas de las que Alfred solía contarle), de princesas y dragones, todas con algo en común: el héroe siempre era Sergey. La pequeña niña siempre se iba dormir con historias donde su padre sin importar los obstáculos que se enfrentaba, iba a salvarlos y soñaría de aquel grandioso hombre que jamás pudo conocer.
•¿Quién es culpable de consentir al niño?
Dylan se agarró el puente de su nariz sintiéndose extremadamente cansado de repente—, Dad, no puedo creer que dejaras que se comiera todos esos dulces antes de cenar.
Alfred estaba sentado con la niña en su regazo. Ella jugaba con el nuevo Superman que su abuelo Alfred le había conseguido solo un par de días antes. Su papá rodó los ojos y movió la mano sin darle importancia a su hijo.
—Please, Dyl, tú te comías el doble y jamás te impidió de comer la cena. Y por lo que he visto, tu hija tiene el estómago de los Jones.
—¡Ese no es el punto, Dad!
•¿Quién le da galletas al niño a mitad de la noche?
La pequeña estaba con las piernas cruzadas en la alfombra de su cuarto, su tía Robin estaba sentada a su lado y ambas estaban devorando las galletas que su tía había traído a escondidas de su papá.
—No puedes decirle nada a tu papá —Robin se había metido como 6 galletas a la boca y apenas se le entendía pero para la niña no era problema—, Me matará si se entera.
—No se enterará —cantó ella mientras, en un intento por imitar a su tía, se metió varias galletas a la boca. Solo le cupieron 3.
•¿Quién siempre se pone del lado del niño?
—Deberías dejarla ir —Zack estaba sentando en el sofá de la sala con una taza de café en las manos. Dylan estaba frente a él con su propia taza en las manos aun que desde que se habían sentado no le había dado ni un sorbo.
Finalmente dejó la taza en la mesa y suspiró pesadamente—, ¿Tú crees? No es…bueno, peligroso…Sabes cómo se ponen esas fiestas, Zack…No sé…
—¡C’mon!Es joven, bella, inteligente y muchos de sus amigos estarán ahí —Zack dejó la taza en la mesa y se puso de pie para acercarse a su hermano menor—, Sé que te preocupa pero no puedes tenerla encerrada para siempre. Además, la criaste bien y sé que Alice le enseñó un par de formas para hacer llorar a un hombre ¡Estará bien!
Dylan torció un poco los labios, todavía nada convencido sobre si dejarla ir. Era cierto lo que Zack le decía pero…
—Ha hecho todo lo que le has pedido y rara vez te pide algo, deberías cumplirle esto, Dyl. O te volverás uno de esos padres sobre protectores que llaman a sus hijos cada 5 minutos.
Dylan se echó para atrás en el sofá. Volteó su mirada al techo luego a la foto que estaba en la mesita de noche, un par de ojos negros le observaron directamente. Suspiró pesadamente—, ¡Está bien! Puede ir, pero nada de llegar después de las doce y si le hablo tendrá que responder o iré para allá.
—Me parece justo —a las espaldas de Dylan la chica levantaba los pulgares a su tío quien respondió con un guiño.
•¿Quién despierta temprano a preparar el desayuno para el niño antes de la escuela?
Al principio era Dylan quien se levantaba a cocinar, había aprendido lo básico de cocina como para poder hacer algo medianamente comestible. Su hija, apenas había tenido la edad le había pedido a su tío Lio que le enseñara a cocinar. Desde en ese momento en adelante, Dylan nunca volvió a preparar nada en la cocina más que café.
•¿Quién prepara al niño para ir a la escuela por las mañanas?
La niña, ya vestida y lista para salir, corrió hasta donde su papá quien dormía plácidamente en la cama. Eran pasadas las 7 y ya era tarde, como todas las mañanas. Dylan jamás había sido del tipo madrugador.
—¡Papi! —la niña lo sacudió como siempre aun que sabía que eso rara vez funcionaba. La chica frunció un poco el ceño y comenzó a echarse para atrás. Tomó una gran bocanada de aire y:-, ¡PAPI! —gritó mientras corría a saltarle encima. Dylan se levantó de golpe tratando de recuperar el aliento, como casi todas las mañanas.
•¿Quién lleva al niño a la escuela?
Dylan lo hacía, siempre llegaban super tarde pero a ella le encantaba irse con él. Su padre trabajaba mucho y cada minuto que podía pasar con él era valioso.
Cuando su papá no podía, normalmente su tía Alice llegaba por ella puntualmente con una taza de café en la mano y en la otra mano una taza de chocolate para que ella pudiese disfrutarlo en el camino mientras hablaban de su progreso en la escuela y de cómo le iba, y siempre que se bajaba del auto la tía Alice le decía que llamara sí necesitaba algo; e incluso su tío Zack pasaba por ella de vez en vez, le hablaba de su día, le preguntaba por los chicos o chicas que le gustaban, cantaban canciones y la dejaba en la escuela con la promesa de llevarla de compras.
•¿Quién va a las reuniones con los maestros?
Dylan asistía a aquellas reuniones largas y aburridas y trataba con todas fuerzas prestarle atención a la maestra mientras hablaba. Era un gran problema para él, por el trabajo y muchas otras cosas que le dificultaban asistir, pero nunca había faltado a una de esas reuniones. Necesitaba ser un padre responsable, su hija merecía aquello y más.
•¿Quién sería el primero en sugerir tener “la charla” con el niño?
—¿Podrías hacerlo por mí?
Alice no levantó la mirada de su libro pero sabía que Dylan estaba haciendo aquella mirada de perrito pateado: —, ¿Sabes qué ese es trabajo de su padre?
—¡S-si! Pero tú me conoces, Alice. Y-yo no puedo hablarle de…¡De eso! –Dylan se revolvió el cabello desesperado mientras Alice se ría—, ¡N-no es gracioso! Además, ella es una chica y tú también eres una…
—Aguda observación.
—¡Por ello, ella debería escuchar de estas cosas de una mujer! ¿Quién mejor que su tía favorita? —Dylan se echó a su lado—, ¡Y te daré lo que quieras!
—Está bien —Alice respondió con una sonrisa. Oh, pobre e ingenuo Dylan, él no sabía que ella había tenido aquella plática con su sobrina semanas atrás.
•¿Quién elegiría el traje del niño para su fiesta de graduación?
Se giró frente al espejo, encantada de cómo se veía la falda al girar. Se volteó con una gran sonrisa en el rostro en dirección a su papá.
—¿Qué opinas? —levantó la falda un poco.
—Te ves hermosa. Me encanta.
Ella sonrió satisfecha con la respuesta, aun que sabía que su papá le diría que se veía hermosa aún si tuviera puesto un costal de papas. Volvió su mirada a su vestido y luego a donde su padre.
—¿Crees que le hubiese gustado? —Y Dylan no tenía que preguntar para saber de quién hablaba. Lo podía ver en sus ojos y oírlo en su voz apagada e insegura.
Dylan se puso de pie y caminó hasta ella. Tomó entre sus dedos el cabello negro de su hija—, Te aseguro que te habría dicho lo mismo que yo, que te ves hermosa —su papá sonrió de aquella manera nostálgica que usaba siempre que hablaban de su padre—, Y luego tal vez habría prometido amenazar a tu pareja porque, obviamente, eres demasiado bella para él.
Aquello la hizo reír aun que igualmente se sintió triste-, Realmente desearía que estuviera aquí —murmuró con lágrimas en los ojos. Casi de inmediato sintió los brazos de su padre rodearle en un abrazo con una de sus manos en su cabello, invitándola a que recargara su cabeza en el hombro de su padre.
—Yo también, querida —le beso la frente y ambos se quedaron en silencio por varios minutos—, Pero si quieres, podría convencer a Dae para que amenace al chico, seguro le encantaría asustar a un adolescente. Y sería casi como si tu papá lo hubiese amenazado.
Ambos se soltaron riendo.
•¿Quién lloraría cuando el niño vaya a la universidad?
Dylan abrazó a su hija con fuerza. Estaban en el aeropuerto, a pocos minutos de que su hija tomara un avión a Londres, donde estudiará por los siguientes cuatro años. Sabía que no había de que preocuparse, su padre había prometido cuidarla por él y que la vería en vacaciones pero no podía sentirse apurado por su pequeña.
—Papá, tengo que irme —su hija le dio un beso en la mejilla antes de separase de él.
—Promete que me llamaras al menos una vez. Y que le harás caso a tu abuelo —su hija asintió con la cabeza como lo había hecho las últimas 10 veces que le había dicho lo mismo. Dylan se le quedó viendo antes de tomar su rostro en sus manos con una sonrisa en el rostro. Le besó la frente—, Estoy muy orgullosa de ti ¿Lo sabes verdad? Tu padre estaría igual de orgulloso. —pasó uno su pulgar por debajo de los ojos de su hija, limpiándole las lágrimas.
—Lo sé…
Cuando su hija se subió en aquél avión, después de más advertencias, de despedirse de sus tíos y un último abrazo más, Dylan se sintió abrumado. Orgulloso y triste, con unas horribles ganas de llorar. Un par de delgados brazos le abrazaron por los hombros, y Dylan puso su cabeza en el hombro de Alice por instinto, como tantas veces había hecho desde que era un niño.
—Ya la extraño. Mucho —su voz sonaba ahogada y rota por el llanto.
—Lo sé —Alice le besó sobre el cabello con cariño. Dylan no pudo evitar sentirse como un niño en los brazos de su madre.
Se quedaron hasta que el avión partió.
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Razvan Mihai Hérderváry
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por Dae Al Saud Miér Jun 24, 2015 12:17 am
Fadi& ¿Rylan?
•¿Quién llora cuando llevan al niño por primera vez a casa?
Lily está muy emocionada, tanto que no puede contener las lágrimas de felicidad. Ha preparado todo para él bebé con gran anticipación. Cuando lo deja en su cuna se apoya en esta y lo ve dormir.
“Es igual a ti cuando eras pequeño.” Fadi mantuvo las distancias, todavía pensando en que era una mala idea. Su madre sonrío, comprensiva y tomo con delicadeza una de sus manos. “Podrás hacerlo, confío en ti.”
•¿Quién se despierta en medio de la noche para revisar al niño?
No había ido a verlo porque estuviera preocupado, era que no podía dormir. Su celular no dejaba de vibrar, un mensaje tras otro. Le dieron las cuatro de la mañana cuando por fin llego uno que si le importaba.
[¿Cómo está?] Meses sin saber de él y de pronto aparecía sin más. Suspiro y se puso de pie para acercarse a la cuna. Viéndolo tranquilo y dormido hasta era algo lindo.
[Bien.] Preguntaba por compromiso y contestaba por compromiso.
•¿Quién cambia los pañales?
“No puedo hacerlo.” Fadi se apoyó en la pared y se dejó caer hasta el suelo escuchando los llantos del bebé, se tapó ambas orejas con las manos y se olvidó de estar allí.
Se había hecho el fuerte diciéndole a su madre que estaría todo bien.
Se había hecho el fuerte diciéndoles a sus hermanos que podría solo.
Se había hecho el fuerte diciendo que la situación no le afectaba.
Ese llanto, maldición, era insoportable, no le gustaban los niños. Iba a explotar iba…iba a llorar. Y lloraba tan fuerte que el cuarto se inundó de sus propias quejas.
Unos ojos sorprendidos le miraban desde el mudador, el bebé se giró y tuvo que arrojarse a sostenerlo antes de que cayera por la cama.
“No me des esos sustos.” Suspiro, conto hasta diez y lo intento, logro cambiarle los pañales y sobrevivir a ello.
•¿Quién prepara el biberón?
-Vaya, honey, ya eres todo un experto.-Un visita periódica, como la de santa o la del papa en algún país, eso era lo que hacía Rylan y a modo de pariente lejano, distante, sin dejar entrever que se haría cargo de alguna responsabilidad.
Y era mejor así, se había apartado desde el primer momento, siendo más honesto de lo que él pudo ser alguna vez. Por eso mismo, no podía estar molesto.
-La gente cambia.-Además, poner leche en un biberón con agua tibia no era ninguna proeza.-Hace ruidos graciosos cuando tiene hambre.-
•¿Quién se queda hasta tarde para hacer dormir al niño y cantarle una nana?
Dos noches sin dormir, su madre estaba en el sofá echa un ovillo, agotada y sin poder dar más con su cansancio. Llamo a Hye, clara muestra de su desesperación.
“¿Y si le cantas?” ¿Cantarle? No, no había funcionado, se iba a volver loco, el cello tampoco era de su gusto y le había hecho gritar todavía con más fuerza. Estresado, corrió hasta su dormitorio y saco la guitarra debajo de la cama. Una nota, otra más, el niño parecía sumamente interesado en como sonaba esa cosa extraña.
Cinco minutos después, estaba profundamente dormido. Deseo tener las fuerzas para llevarlo a su cuna, si no fuera porque en el camino su propio cuarto estaba más cerca. Lo recostó en su cama y se hecho a un lado a morir.
•¿Quién es culpable de consentir al niño?
No saca una de Lily ni de Abi, menos de los tíos. Le parece curioso que Dae sea tan estricto como padre y tan consentidor como tío y Al, bueno…dejará a ese niño obeso como siga yendo a comer galletas y postres a su casa.
•¿Quién le da galletas al niño a mitad de la noche?
Le atrapo con las manos en la masa, justo cuando untaba unas galletas en nutella. No tenía de otra que hacerlo formar parte de su macabro plan: vaciar la despensa de las golosinas.
•¿Quién siempre se pone del lado del niño?
Lily era la defensora número uno de los derechos de su nieto. Y en muy raras ocasiones otro sujeto intercedía.
-Debe ser una fiesta súper importante que me ha buscado para hacerte cambiar de parecer ¿Le darás permiso?-
-No es tu problema.-Rylan sabía que ese rollo era mala pinta, había tratado de ignorar las llamadas desesperadas de ese chiquillo, pero no había podido cuando logro dar con su paradero y solicitárselo personalmente, no podía dejar que arruinaran su vida sólo porque el rubio se hubiera vuelto de pronto tan sobreprotector.
-Uhhh me dieron escalofríos, es igual a ti cuando tenías doce.-Obvio la parte donde le llamo “Sunshine” en vez de usar su nombre real.
-Físicamente, en otros aspectos es más parecido a ti. Tiene tendencia a buscar problemas y a chismosear donde no debe-Le halagaba y río divertido ante esa idea, se hecho el cabello hacia atrás con una mano empezando a pillar por donde iba el asunto y que nada tenía que ver con una fiesta.
-Es curiosidad natural ¿No? Saber quién es el otro padre. No deberías enojarte.-
-No lo estoy. Nunca he sabido como decírselo y espera que tú lo hagas. Será más creíble de tu parte.-
-Lo haré.-Si, lo haría, directo y sin rodeo. “No quise encargarme de ti” no existían mayores secretos.
•¿Quién despierta temprano a preparar el desayuno para el niño antes de la escuela?
Lily tiene dos hijos, uno pequeño y otro grande que sigue esperando esos panqueques con miel en la mañana.
•¿Quién prepara al niño para ir a la escuela por las mañanas?
-No quiero que la abuela llore.-Fadi palmeo el hombro de su hijo y le indico que subiera al auto.
-Yo se lo diré y lo entenderá.-Las ropas de marinero ya no eran para chicos pubertos, se encargaría en delante de aquello.
•¿Quién lleva al niño a la escuela?
Fadi lo hace, otras veces especiales se lo encarga a otros familiares, pero por rutina prefiere hacerlo él, de paso es buen lugar para conversar a solas.
-¿Es normal que te guste alguien de la familia?-frenazo y falto poco para que ambos quedaran pegados al vidrio de adelante.
•¿Quién va a las reuniones con los maestros?
Fadi creía que olvidaba algo y no podía dar con que era. Ahhh es cierto, había quedado de terminar aquel libro que compro la semana pasada.
No, no era eso. Era…
¡La reunión!
•¿Quién sería el primero en sugerir tener “la charla” con el niño?
Hye no sabía que estaba haciendo ahí, estaba literalmente aterrado, tanto o más que su sobrino que con soda en mano no sabía que pasaba.
-Hijo, tu tío tiene de algo que hablar contigo.-
-¿Fadi? ¡Fadi, espera! ¡FADI!-Finalmente lo hacían ambos, aunque eso no quitaba que fuese tan incómodo, pues ese adolescente no dejaba de hacer una pregunta tras otra y cual más perturbadora que la anterior ¿Por qué parecía tan interesado? ¿Cómo es que estaba tan cómodo de pronto? ¿¡Cómo habían terminado ambos aferrados a sus sillas evitando temblar como gelatina!?
•¿Quién elegiría el traje del niño para su fiesta de graduación?
-No te muevas, te tomaré una foto.-Ya estaba, se veía perfecto. Quien iba a decir que sería más alto que él, se encargaría de publicar como se veía por las redes sociales para presumir.
-Ya que te veo tan entusiasmado en humillarme públicamente, crees que podrías…-
-Lo haré, también se la mostraré.-Fadi guardo silencio viendo la foto desde su celular, si hijo se acercó y lo tomo por los hombros sonriéndole como hacía habitualmente.
-Lo sé, no esperare nada de él.
•¿Quién lloraría cuando el niño vaya a la universidad?
Lily prometió no llorar en su presencia, ya había tenido varias semanas antes para hacerlo en la comodidad de su cama y contra la almohada. Estrecho a su nieto entre sus brazos.
-Tu abuelo dijo que llamaras en cuanto llegues. No olvides escribir ni…ni…-Fadi se encargó de apartar a su madre y de darle un pañuelo para que se descargara en él.
-Iremos a visitarte pronto, son dos horas de viaje. Nos tendrás allí hincándote los dientes fin de semana por medio.-Estrecho la mano de su hijo y este lo jalo para darle un fuerte abrazo.
-Los extrañare. Prometo que me portaré bien…o que trataré de hacerlo.-Una risa fue lo último que escucho de su hijo antes de que partiera de su lado por los próximos cinco años. Mugroso...cuando el bus ya no se veía se aferro a su madre y lloro.
Lily está muy emocionada, tanto que no puede contener las lágrimas de felicidad. Ha preparado todo para él bebé con gran anticipación. Cuando lo deja en su cuna se apoya en esta y lo ve dormir.
“Es igual a ti cuando eras pequeño.” Fadi mantuvo las distancias, todavía pensando en que era una mala idea. Su madre sonrío, comprensiva y tomo con delicadeza una de sus manos. “Podrás hacerlo, confío en ti.”
•¿Quién se despierta en medio de la noche para revisar al niño?
No había ido a verlo porque estuviera preocupado, era que no podía dormir. Su celular no dejaba de vibrar, un mensaje tras otro. Le dieron las cuatro de la mañana cuando por fin llego uno que si le importaba.
[¿Cómo está?] Meses sin saber de él y de pronto aparecía sin más. Suspiro y se puso de pie para acercarse a la cuna. Viéndolo tranquilo y dormido hasta era algo lindo.
[Bien.] Preguntaba por compromiso y contestaba por compromiso.
•¿Quién cambia los pañales?
“No puedo hacerlo.” Fadi se apoyó en la pared y se dejó caer hasta el suelo escuchando los llantos del bebé, se tapó ambas orejas con las manos y se olvidó de estar allí.
Se había hecho el fuerte diciéndole a su madre que estaría todo bien.
Se había hecho el fuerte diciéndoles a sus hermanos que podría solo.
Se había hecho el fuerte diciendo que la situación no le afectaba.
Ese llanto, maldición, era insoportable, no le gustaban los niños. Iba a explotar iba…iba a llorar. Y lloraba tan fuerte que el cuarto se inundó de sus propias quejas.
Unos ojos sorprendidos le miraban desde el mudador, el bebé se giró y tuvo que arrojarse a sostenerlo antes de que cayera por la cama.
“No me des esos sustos.” Suspiro, conto hasta diez y lo intento, logro cambiarle los pañales y sobrevivir a ello.
•¿Quién prepara el biberón?
-Vaya, honey, ya eres todo un experto.-Un visita periódica, como la de santa o la del papa en algún país, eso era lo que hacía Rylan y a modo de pariente lejano, distante, sin dejar entrever que se haría cargo de alguna responsabilidad.
Y era mejor así, se había apartado desde el primer momento, siendo más honesto de lo que él pudo ser alguna vez. Por eso mismo, no podía estar molesto.
-La gente cambia.-Además, poner leche en un biberón con agua tibia no era ninguna proeza.-Hace ruidos graciosos cuando tiene hambre.-
•¿Quién se queda hasta tarde para hacer dormir al niño y cantarle una nana?
Dos noches sin dormir, su madre estaba en el sofá echa un ovillo, agotada y sin poder dar más con su cansancio. Llamo a Hye, clara muestra de su desesperación.
“¿Y si le cantas?” ¿Cantarle? No, no había funcionado, se iba a volver loco, el cello tampoco era de su gusto y le había hecho gritar todavía con más fuerza. Estresado, corrió hasta su dormitorio y saco la guitarra debajo de la cama. Una nota, otra más, el niño parecía sumamente interesado en como sonaba esa cosa extraña.
Cinco minutos después, estaba profundamente dormido. Deseo tener las fuerzas para llevarlo a su cuna, si no fuera porque en el camino su propio cuarto estaba más cerca. Lo recostó en su cama y se hecho a un lado a morir.
•¿Quién es culpable de consentir al niño?
No saca una de Lily ni de Abi, menos de los tíos. Le parece curioso que Dae sea tan estricto como padre y tan consentidor como tío y Al, bueno…dejará a ese niño obeso como siga yendo a comer galletas y postres a su casa.
•¿Quién le da galletas al niño a mitad de la noche?
Le atrapo con las manos en la masa, justo cuando untaba unas galletas en nutella. No tenía de otra que hacerlo formar parte de su macabro plan: vaciar la despensa de las golosinas.
•¿Quién siempre se pone del lado del niño?
Lily era la defensora número uno de los derechos de su nieto. Y en muy raras ocasiones otro sujeto intercedía.
-Debe ser una fiesta súper importante que me ha buscado para hacerte cambiar de parecer ¿Le darás permiso?-
-No es tu problema.-Rylan sabía que ese rollo era mala pinta, había tratado de ignorar las llamadas desesperadas de ese chiquillo, pero no había podido cuando logro dar con su paradero y solicitárselo personalmente, no podía dejar que arruinaran su vida sólo porque el rubio se hubiera vuelto de pronto tan sobreprotector.
-Uhhh me dieron escalofríos, es igual a ti cuando tenías doce.-Obvio la parte donde le llamo “Sunshine” en vez de usar su nombre real.
-Físicamente, en otros aspectos es más parecido a ti. Tiene tendencia a buscar problemas y a chismosear donde no debe-Le halagaba y río divertido ante esa idea, se hecho el cabello hacia atrás con una mano empezando a pillar por donde iba el asunto y que nada tenía que ver con una fiesta.
-Es curiosidad natural ¿No? Saber quién es el otro padre. No deberías enojarte.-
-No lo estoy. Nunca he sabido como decírselo y espera que tú lo hagas. Será más creíble de tu parte.-
-Lo haré.-Si, lo haría, directo y sin rodeo. “No quise encargarme de ti” no existían mayores secretos.
•¿Quién despierta temprano a preparar el desayuno para el niño antes de la escuela?
Lily tiene dos hijos, uno pequeño y otro grande que sigue esperando esos panqueques con miel en la mañana.
•¿Quién prepara al niño para ir a la escuela por las mañanas?
-No quiero que la abuela llore.-Fadi palmeo el hombro de su hijo y le indico que subiera al auto.
-Yo se lo diré y lo entenderá.-Las ropas de marinero ya no eran para chicos pubertos, se encargaría en delante de aquello.
•¿Quién lleva al niño a la escuela?
Fadi lo hace, otras veces especiales se lo encarga a otros familiares, pero por rutina prefiere hacerlo él, de paso es buen lugar para conversar a solas.
-¿Es normal que te guste alguien de la familia?-frenazo y falto poco para que ambos quedaran pegados al vidrio de adelante.
•¿Quién va a las reuniones con los maestros?
Fadi creía que olvidaba algo y no podía dar con que era. Ahhh es cierto, había quedado de terminar aquel libro que compro la semana pasada.
No, no era eso. Era…
¡La reunión!
•¿Quién sería el primero en sugerir tener “la charla” con el niño?
Hye no sabía que estaba haciendo ahí, estaba literalmente aterrado, tanto o más que su sobrino que con soda en mano no sabía que pasaba.
-Hijo, tu tío tiene de algo que hablar contigo.-
-¿Fadi? ¡Fadi, espera! ¡FADI!-Finalmente lo hacían ambos, aunque eso no quitaba que fuese tan incómodo, pues ese adolescente no dejaba de hacer una pregunta tras otra y cual más perturbadora que la anterior ¿Por qué parecía tan interesado? ¿Cómo es que estaba tan cómodo de pronto? ¿¡Cómo habían terminado ambos aferrados a sus sillas evitando temblar como gelatina!?
•¿Quién elegiría el traje del niño para su fiesta de graduación?
-No te muevas, te tomaré una foto.-Ya estaba, se veía perfecto. Quien iba a decir que sería más alto que él, se encargaría de publicar como se veía por las redes sociales para presumir.
-Ya que te veo tan entusiasmado en humillarme públicamente, crees que podrías…-
-Lo haré, también se la mostraré.-Fadi guardo silencio viendo la foto desde su celular, si hijo se acercó y lo tomo por los hombros sonriéndole como hacía habitualmente.
-Lo sé, no esperare nada de él.
•¿Quién lloraría cuando el niño vaya a la universidad?
Lily prometió no llorar en su presencia, ya había tenido varias semanas antes para hacerlo en la comodidad de su cama y contra la almohada. Estrecho a su nieto entre sus brazos.
-Tu abuelo dijo que llamaras en cuanto llegues. No olvides escribir ni…ni…-Fadi se encargó de apartar a su madre y de darle un pañuelo para que se descargara en él.
-Iremos a visitarte pronto, son dos horas de viaje. Nos tendrás allí hincándote los dientes fin de semana por medio.-Estrecho la mano de su hijo y este lo jalo para darle un fuerte abrazo.
-Los extrañare. Prometo que me portaré bien…o que trataré de hacerlo.-Una risa fue lo último que escucho de su hijo antes de que partiera de su lado por los próximos cinco años. Mugroso...cuando el bus ya no se veía se aferro a su madre y lloro.
Dae Al Saud
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por Davie Jones Dom Jul 05, 2015 9:27 pm
Davie (De Padre soltero al mejor Tío del mundo) /Raz x Shun.
• ¿Quién llora cuando llevan al niño por primera vez a casa?
Davie no solía llorar mucho desde hace años, siempre ha considerado que el hacerlo lo hace verse débil y pese a que desde pequeño siempre ha llorado por casi todo cuando no había razón de hacerlo, ahora tiene un motivo de hacerlo mientras sujeta al recién nacido con cuidado entre sus brazos, acunándolo de manera temblorosa, preguntándose en qué momento de su vida hizo mal con aquella chica mientras duraba su relación.
—No te merezco— le murmura al bebé mientras le da cariñitos en la mejilla, cerrando un momento los ojos y dejando caer las lágrimas aun, sabe que es la persona menos indicada para ser un padre, no al menos uno soltero y peor con la situación en la que se encontraba. Considera pedir ayuda y pese a que sabe que no debería meterse mucho en la relación de esos dos, son los únicos que vienen a la mente en ese momento.
•¿Quién se despierta en medio de la noche para revisar al niño?
Sabe que los dos intercambian durante cada noche, pero se imagina más a su hermano despierto observando al bebé y viendo si se encuentra bien. El solo hecho de pensar en ello le hace quedarse a él mismo sin dormir durante varios días, aun le carcome la responsabilidad que les dio a ambos, pero era su mejor opción y sabía que con ellos dos, su hijo estaría en buenas manos.
•¿Quién cambia los pañales?
Shun lo hace, lo vio en uno de esos días que fue a visitarles para no solo saber cómo andaban ellos, sino también el bebé, le agradaba hacer eso, se sentía un poco más aliviado con el simple hecho de saber que todo estaba en orden y que quizás no había metido la pata al momento de entregarles a su hijo, quizás podría dormir bien en esas noches.
•¿Quién prepara el biberón?
Está seguro que lo dos lo hacen. Él intentó aprender pero simplemente no era su vocación ni su llamado el hacer cositas como esas, pero eso no evitaba que siempre se quedase cerca de ellos mirando como lo hacían, quería aprender a hacerlo pero las veces que lo intentaba, simplemente no le salía y terminaba rindiéndose y botando el contenido o frotando la olla en la que se había quemado la leche, lo bueno de vivir solo era que nadie podía refutarle el gasto de esta o burlarse de lo ridículo que era que se le quemara con facilidad algo como la leche.
•¿Quién se queda hasta tarde para hacer dormir al niño y cantarle una nana?
Los días en que el pequeño pide que se quede a jugar con él, son una bendición para Davie y manda al carajo su trabajo y vida social para quedarse con quien ahora llama con una mezcla de dolor y cariño su ‘sobrino’ . Cuando el pequeño no quiere dormir, es él quien lo carga y lo acuna y le canta nanas que aprendió a lo largo de los años en que veía a Raz hacerlo cuando el pequeño aun no sabía hablar muy bien.
Claro que aprendió otras a parte y solía entretener al pequeño con ellas, sintiéndose orgulloso cuando lograba ver que terminaba por hacerlo dormir al fin, poniéndolo en su camita y arropándolo bien, depositando un beso en su frente y quedándose un buen rato ahí, observándolo con una sonrisa que, pese a ser triste , mostraba pequeños destellos de felicidad.
•¿Quién es culpable de consentir al niño?
—No los consientas tanto Davie, los vas a malcriar.
—¡Pero! Mira que cosita más adorables son mis lindos sobrinitos ¿Cómo no consentirlos? — hace un puchero mientras abraza con fuerza a ambos niños y les llena de besos las mejillas, escucha las risitas de ambos pero siente que Mika se separa de él, cosa que solo lo deja en brazos del menor de los dos y sonríe más grande y le comienza a hacer cosquillas para escucharlo reírse.
Realmente el que consiente aquello es Shun, no puede evitar a veces ver lo contento que está Davie cuando anda con su hijo, es una escena adorable realmente.
•¿Quién le da galletas al niño a mitad de la noche?
Ya no se queda tanto a dormir como antes a casa de Raz y Shun, solo cuando se siente muy estresado por el trabajo o por su padre es que les pide quedarse con ellos y son esas noches en que ambos esposos suelen retractarse a veces ya que siempre terminan con el menor de sus hijos brincando por los sillones o en su cama y riendo por la galleta azucarada que Davie la dio cuando le pidió una.
Davie siempre alegará que no es culpa suya que el niño le haga la carita de perrito abandonado más culposa y adorable del mundo, tiene que ceder, así de simple.
•¿Quién siempre se pone del lado del niño?
—Pero ya di-
—Davie, no te metas.
—Es que- — con una simple mirada de parte de su hermano, hacía que el menor se callara, pero eso no significaba que ahí terminaba la discusión de ellos, le terminaba por sacar la lengua y le revolvería el cabello al pequeño, sonriéndole grande mientras le susurraba a su oído. —Yo ando de tu lado, enano.
Era algo que le hacía ganar puntos extras, pero a la vez una patada fuera de la casa o una regañada por parte de Shun al apoyar al niño en acciones que no deberían ser hechas.
•¿Quién despierta temprano a preparar el desayuno para el niño antes de la escuela?
Está más que completamente seguro que Shun es el que se levanta temprano para preparar el desayuno a los niños antes de la escuela, pese a los años, sabe que su hermano siempre ha sido alguien de dormir hasta un poco más tarde de lo normal, al menos que se haya quedado despierto el día anterior, pero de eso no está seguro, ya no tiene tanto contacto con los dos adultos de esa manera, lo hace más para su bien emocional que otra cosa.
•¿Quién prepara al niño para ir a la escuela por las mañanas?
Shun…pero usualmente Davie lo llamaría en las mañanas y como adivino lo agarraría justo antes de vestir al pequeño en algo, no es que los dos esposos tengan un mal gusto por la ropa, simplemente no quiere que su h- sobrino sea “contagiado” por ello y terminará siempre sugiriéndole algunas prendas que vio en el armario del niño o ropa que terminó por comprarle.
•¿Quién lleva al niño a la escuela?
La primera vez que lo llevó a la escuela, había sentido un gran orgullo de poder hacerlo y sentirse responsable del pequeño, claro que no lo haría todo los días, pero las pocas veces que se levantaba temprano y hacia todas sus cosas, cuando ya estaban por salir de la casa, Davie estaría siempre ahí para darles un aventón, le gustaba mucho hacerlo desde esa primera vez y no dudaría en hacerlo hasta que terminase de estudiar.
•¿Quién va a las reuniones con los maestros?
Shun lo intentó animar a que fuera a las reuniones de maestros con él, aunque sea para que escuchase como los maestros se mostraban orgullosos de tener un alumno tan inteligente en clase, claro que un tanto travieso pero eran detalles que con sus notas podía cubrir.
Davie nunca fue a ninguna reunión, pero le gustaba escuchar de estas cuando Shun se las contaba y realmente le hacía inflar el pecho con orgullo, para luego al día siguiente llevar al menor a comer un helado por las buenas noticias que le daban.
•¿Quién sería el primero en sugerir tener “la charla” con el niño?
Sabe que Shun y Raz se lo van a decir en un momento en que tengan tiempo, lo sabe y es por ese motivo que se lo suele robar antes que le vayan a decir algo. No es que sea malo que le den la charla, pero no quiere que lo hagan con ilustraciones o peor, videos. Él había pasado por ello de pequeño y no dejaría que el menor sufriera por ello, así que le compraría un libro al chico , sin ilustraciones y le diría que cuando terminase de leerlo, les preguntase a sus padres si tenía dudas.
¿Qué? Era una pequeña manera de él en ganarle a los otros dos, lo consideraba un pequeño logro personal.
•¿Quién elegiría el traje del niño para su fiesta de graduación?
Davie, pero eso es solo porque les suplicó a los otros dos mayores que le dejaran seleccionar el traje, porque él sabía más de ellos desde que tenía quince años, claramente tenía más experiencia que los otros dos y además, había visto ya desde hacía tiempo un traje que le quedaría fantástico al menor, debia de hacérselo poner y aunque su sobrino no parecia a gusto con el traje, por la poca experiencia que tenía en usarlos, la sonrisa y lo feliz que se veía en ello puesto hacia que el corazón de Davie se comprimiera y abraza al otro con fuerza, diciéndole lo orgulloso que estaba de que se graduara.
•¿Quién lloraría cuando el niño vaya a la universidad?
Davie no solía llorar mucho desde hacía años , siempre había considerado que el hacerlo lo hacía verse débil , pero en esa ocasión podía importarle menos, estaba tan orgulloso de ver a quien ahora era su sobrino favorito ir a la universidad , a cumplir con sus sueños.
Claro que no lloraría delante de ninguno de ellos, no, para nada, luego de que él mismo le comprase el auto para que pudiera ir a la universidad, se regresaría a su departamento y ahí, a solas y en la oscuridad dejaría salir sus lágrimas, sintiéndose feliz de haber tomado la decisión correcta al haber dejado en sus manos de Raz y Shun a su pequeño.
• ¿Quién llora cuando llevan al niño por primera vez a casa?
Davie no solía llorar mucho desde hace años, siempre ha considerado que el hacerlo lo hace verse débil y pese a que desde pequeño siempre ha llorado por casi todo cuando no había razón de hacerlo, ahora tiene un motivo de hacerlo mientras sujeta al recién nacido con cuidado entre sus brazos, acunándolo de manera temblorosa, preguntándose en qué momento de su vida hizo mal con aquella chica mientras duraba su relación.
—No te merezco— le murmura al bebé mientras le da cariñitos en la mejilla, cerrando un momento los ojos y dejando caer las lágrimas aun, sabe que es la persona menos indicada para ser un padre, no al menos uno soltero y peor con la situación en la que se encontraba. Considera pedir ayuda y pese a que sabe que no debería meterse mucho en la relación de esos dos, son los únicos que vienen a la mente en ese momento.
•¿Quién se despierta en medio de la noche para revisar al niño?
Sabe que los dos intercambian durante cada noche, pero se imagina más a su hermano despierto observando al bebé y viendo si se encuentra bien. El solo hecho de pensar en ello le hace quedarse a él mismo sin dormir durante varios días, aun le carcome la responsabilidad que les dio a ambos, pero era su mejor opción y sabía que con ellos dos, su hijo estaría en buenas manos.
•¿Quién cambia los pañales?
Shun lo hace, lo vio en uno de esos días que fue a visitarles para no solo saber cómo andaban ellos, sino también el bebé, le agradaba hacer eso, se sentía un poco más aliviado con el simple hecho de saber que todo estaba en orden y que quizás no había metido la pata al momento de entregarles a su hijo, quizás podría dormir bien en esas noches.
•¿Quién prepara el biberón?
Está seguro que lo dos lo hacen. Él intentó aprender pero simplemente no era su vocación ni su llamado el hacer cositas como esas, pero eso no evitaba que siempre se quedase cerca de ellos mirando como lo hacían, quería aprender a hacerlo pero las veces que lo intentaba, simplemente no le salía y terminaba rindiéndose y botando el contenido o frotando la olla en la que se había quemado la leche, lo bueno de vivir solo era que nadie podía refutarle el gasto de esta o burlarse de lo ridículo que era que se le quemara con facilidad algo como la leche.
•¿Quién se queda hasta tarde para hacer dormir al niño y cantarle una nana?
Los días en que el pequeño pide que se quede a jugar con él, son una bendición para Davie y manda al carajo su trabajo y vida social para quedarse con quien ahora llama con una mezcla de dolor y cariño su ‘sobrino’ . Cuando el pequeño no quiere dormir, es él quien lo carga y lo acuna y le canta nanas que aprendió a lo largo de los años en que veía a Raz hacerlo cuando el pequeño aun no sabía hablar muy bien.
Claro que aprendió otras a parte y solía entretener al pequeño con ellas, sintiéndose orgulloso cuando lograba ver que terminaba por hacerlo dormir al fin, poniéndolo en su camita y arropándolo bien, depositando un beso en su frente y quedándose un buen rato ahí, observándolo con una sonrisa que, pese a ser triste , mostraba pequeños destellos de felicidad.
•¿Quién es culpable de consentir al niño?
—No los consientas tanto Davie, los vas a malcriar.
—¡Pero! Mira que cosita más adorables son mis lindos sobrinitos ¿Cómo no consentirlos? — hace un puchero mientras abraza con fuerza a ambos niños y les llena de besos las mejillas, escucha las risitas de ambos pero siente que Mika se separa de él, cosa que solo lo deja en brazos del menor de los dos y sonríe más grande y le comienza a hacer cosquillas para escucharlo reírse.
Realmente el que consiente aquello es Shun, no puede evitar a veces ver lo contento que está Davie cuando anda con su hijo, es una escena adorable realmente.
•¿Quién le da galletas al niño a mitad de la noche?
Ya no se queda tanto a dormir como antes a casa de Raz y Shun, solo cuando se siente muy estresado por el trabajo o por su padre es que les pide quedarse con ellos y son esas noches en que ambos esposos suelen retractarse a veces ya que siempre terminan con el menor de sus hijos brincando por los sillones o en su cama y riendo por la galleta azucarada que Davie la dio cuando le pidió una.
Davie siempre alegará que no es culpa suya que el niño le haga la carita de perrito abandonado más culposa y adorable del mundo, tiene que ceder, así de simple.
•¿Quién siempre se pone del lado del niño?
—Pero ya di-
—Davie, no te metas.
—Es que- — con una simple mirada de parte de su hermano, hacía que el menor se callara, pero eso no significaba que ahí terminaba la discusión de ellos, le terminaba por sacar la lengua y le revolvería el cabello al pequeño, sonriéndole grande mientras le susurraba a su oído. —Yo ando de tu lado, enano.
Era algo que le hacía ganar puntos extras, pero a la vez una patada fuera de la casa o una regañada por parte de Shun al apoyar al niño en acciones que no deberían ser hechas.
•¿Quién despierta temprano a preparar el desayuno para el niño antes de la escuela?
Está más que completamente seguro que Shun es el que se levanta temprano para preparar el desayuno a los niños antes de la escuela, pese a los años, sabe que su hermano siempre ha sido alguien de dormir hasta un poco más tarde de lo normal, al menos que se haya quedado despierto el día anterior, pero de eso no está seguro, ya no tiene tanto contacto con los dos adultos de esa manera, lo hace más para su bien emocional que otra cosa.
•¿Quién prepara al niño para ir a la escuela por las mañanas?
Shun…pero usualmente Davie lo llamaría en las mañanas y como adivino lo agarraría justo antes de vestir al pequeño en algo, no es que los dos esposos tengan un mal gusto por la ropa, simplemente no quiere que su h- sobrino sea “contagiado” por ello y terminará siempre sugiriéndole algunas prendas que vio en el armario del niño o ropa que terminó por comprarle.
•¿Quién lleva al niño a la escuela?
La primera vez que lo llevó a la escuela, había sentido un gran orgullo de poder hacerlo y sentirse responsable del pequeño, claro que no lo haría todo los días, pero las pocas veces que se levantaba temprano y hacia todas sus cosas, cuando ya estaban por salir de la casa, Davie estaría siempre ahí para darles un aventón, le gustaba mucho hacerlo desde esa primera vez y no dudaría en hacerlo hasta que terminase de estudiar.
•¿Quién va a las reuniones con los maestros?
Shun lo intentó animar a que fuera a las reuniones de maestros con él, aunque sea para que escuchase como los maestros se mostraban orgullosos de tener un alumno tan inteligente en clase, claro que un tanto travieso pero eran detalles que con sus notas podía cubrir.
Davie nunca fue a ninguna reunión, pero le gustaba escuchar de estas cuando Shun se las contaba y realmente le hacía inflar el pecho con orgullo, para luego al día siguiente llevar al menor a comer un helado por las buenas noticias que le daban.
•¿Quién sería el primero en sugerir tener “la charla” con el niño?
Sabe que Shun y Raz se lo van a decir en un momento en que tengan tiempo, lo sabe y es por ese motivo que se lo suele robar antes que le vayan a decir algo. No es que sea malo que le den la charla, pero no quiere que lo hagan con ilustraciones o peor, videos. Él había pasado por ello de pequeño y no dejaría que el menor sufriera por ello, así que le compraría un libro al chico , sin ilustraciones y le diría que cuando terminase de leerlo, les preguntase a sus padres si tenía dudas.
¿Qué? Era una pequeña manera de él en ganarle a los otros dos, lo consideraba un pequeño logro personal.
•¿Quién elegiría el traje del niño para su fiesta de graduación?
Davie, pero eso es solo porque les suplicó a los otros dos mayores que le dejaran seleccionar el traje, porque él sabía más de ellos desde que tenía quince años, claramente tenía más experiencia que los otros dos y además, había visto ya desde hacía tiempo un traje que le quedaría fantástico al menor, debia de hacérselo poner y aunque su sobrino no parecia a gusto con el traje, por la poca experiencia que tenía en usarlos, la sonrisa y lo feliz que se veía en ello puesto hacia que el corazón de Davie se comprimiera y abraza al otro con fuerza, diciéndole lo orgulloso que estaba de que se graduara.
•¿Quién lloraría cuando el niño vaya a la universidad?
Davie no solía llorar mucho desde hacía años , siempre había considerado que el hacerlo lo hacía verse débil , pero en esa ocasión podía importarle menos, estaba tan orgulloso de ver a quien ahora era su sobrino favorito ir a la universidad , a cumplir con sus sueños.
Claro que no lloraría delante de ninguno de ellos, no, para nada, luego de que él mismo le comprase el auto para que pudiera ir a la universidad, se regresaría a su departamento y ahí, a solas y en la oscuridad dejaría salir sus lágrimas, sintiéndose feliz de haber tomado la decisión correcta al haber dejado en sus manos de Raz y Shun a su pequeño.
Davie Jones
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por Nihal Qureshi Dom Mar 06, 2016 8:41 pm
•¿Quién llora cuando llevan al niño por primera vez a casa?
Yuhanna ladea el rostro limpiando con su manga las lagrimas que amenazaron con escapar de sus ojos. Esconde sus ansias asesinas de arrojar a ese bicharraco por la ventana. Mocoso de mierda, le ha dado una patada en los bajos y se ha ido corriendo a esconder al regazo de su mami Hyoo ¿¡Por qué demonios parece detestarlo!?
En lo que Hyoo se distrae, ambos intercambian una mirada de odio mutuo, expresando un "no me ganarás" porque de ahora en adelante entre ambos existirá una competencia por la atención. Y Hanna no pensaba perderla, no con ese mocoso a quien tenía que empezar a llamar "hijo".
•¿Quién se despierta en medio de la noche para revisar al niño?
Hyoo sabe que es grande. Ya tiene ocho años, puede dejarlo solo en su cuarto sin tener que ir a checar que siga con vida...
Se remueve incomodo, de un lado a otro. Pone la cabeza bajo la almohada, luego sobre ella, la arroja a los pies y arrepentido va a recogerla. Se pega a Hanna, lo suelta, se quita las sábanas de encima y se vuelve a cubrir con ellas.
Yuhanna quiere matarlo, no ha dormido un carajo, pero logra calmar sus nervios.
—¿Quieres que vaya a verlo?
Y Hyoo asiente, casi al borde del llanto. Se había montado todo un rollo sobre las mil desgracias que podían ocurrirle a su pequeño mientras estaba allí decidiéndose a levantarse o no.
•¿Quién cambia los pañales?
Que bendita ventaja era eso de adoptar.
•¿Quién prepara el biberón?
¿No están algo grandes para seguir con mamila? Eh…si, porque no hay primero sin segundo y no hay segundo sin tercero.
•¿Quién se queda hasta tarde para hacer dormir al niño y cantarle una nana?
Yuhanna pega su rostro en la almohada de Hyoo, lo extraña. No está su cuerpo delgaducho para ser estrujado ni sus pies calentitos para enredarlos con los suyos. La cama de pronto es demasiado grande…
—Por favor, Hanna, solo me fui por diez minutos (?)
•¿Quién es culpable de consentir al niño?
Disciplina de hierro y a punta de bastonazos. Se pasaba por el ojete las prácticas de amor y comprensión de los estúpidos psicólogos de los que Hyoo leía tanto.
Aunque para ser honestos, Hyoo podía ser doblemente terrible cuando le daba el ataque y a veces sentía ganas de huir hacía el armario junto con los niños. Qué bueno que podía calmarnos con dulces y chucherías antes de que cometiera infanticidio en esa casa.
No quería consentirlos, pero no podía negar que era divertido tener tres sacos de plomo encima robando caramelos de sus bolsillos y burlándose de la histeria de su madre.
•¿Quién le da galletas al niño a mitad de la noche?
El niño miró a Hanna.
Hanna miró al niño.
Ambos hicieron un pacto para guardar silencio y se escondieron detrás del sofá a comer golosinas.
•¿Quién siempre se pone del lado del niño?
—Zoquete abusivo, me harás llamar a tus padres para que te enseñen a dejar de meterte con mis nietos.
Hanna padre no sabía lo ridículo que se veía diciendo eso como si la seriedad en su cara pintará bien con el mandil de colores y los peinados de niña que los enanos le habían hecho encima mientras jugaban con su abuelo.
•¿Quién despierta temprano a preparar el desayuno para el niño antes de la escuela?
Hanna ¿Quién más? La última vez que dejo a Hyoo se cargo la cocina y apuñalo la bolsa de arroz.
•¿Quién prepara al niño para ir a la escuela por las mañanas?
Hyoo, se levanta primero que todos en casa para ayudar a cada uno de los pequeños. Se divide en tres y a cada uno los viste, peina y mima de camino a la mesa para que tomen el desayuno.
•¿Quién lleva al niño a la escuela?
Yuhanna conduce y se hace de Hyoo de copiloto. Adora llevarlo, no tiene precio ver la cara de humillación y vergüenza de sus hijos cuando empieza con sus dramas justo delante de la escuela a vista y paciencia de sus demás compañeros de salón.
•¿Quién va a las reuniones con los maestros?
Ah sí…pues, si, ellos eran los papis homoparentales y toda esa mierda…
•¿Quién sería el primero en sugerir tener “la charla” con el niño?
Los atraparon con las manos en la masa. O mejor dicho, con las manos de Hanna colándose debajo de los pantalones de Hyoo. No les ha quedado de otra que ir a buscar a Barbie y Ken…
•¿Quién elegiría el traje del niño para su fiesta de graduación?
Yuhanna, le ha tomado menos de diez minutos escoger algo decente para su hijo mayor en lo que Hyoo sigue haciendo dramas en un rincón. Algo así de que perderá a su retoño y esas mamadas tontas de mamás.
•¿Quién lloraría cuando el niño vaya a la universidad?
¡POR FIN SOLOS OTRA VEZ! Es decir, joder…todavía quedan dos más ¿Cuánto más se van a tardar?
En lo que Hanna maldice por lo bajo, consuela a Hyoo que ha pasado todo el jodido año haciendo de ese momento una telenovela.
Yuhanna ladea el rostro limpiando con su manga las lagrimas que amenazaron con escapar de sus ojos. Esconde sus ansias asesinas de arrojar a ese bicharraco por la ventana. Mocoso de mierda, le ha dado una patada en los bajos y se ha ido corriendo a esconder al regazo de su mami Hyoo ¿¡Por qué demonios parece detestarlo!?
En lo que Hyoo se distrae, ambos intercambian una mirada de odio mutuo, expresando un "no me ganarás" porque de ahora en adelante entre ambos existirá una competencia por la atención. Y Hanna no pensaba perderla, no con ese mocoso a quien tenía que empezar a llamar "hijo".
•¿Quién se despierta en medio de la noche para revisar al niño?
Hyoo sabe que es grande. Ya tiene ocho años, puede dejarlo solo en su cuarto sin tener que ir a checar que siga con vida...
Se remueve incomodo, de un lado a otro. Pone la cabeza bajo la almohada, luego sobre ella, la arroja a los pies y arrepentido va a recogerla. Se pega a Hanna, lo suelta, se quita las sábanas de encima y se vuelve a cubrir con ellas.
Yuhanna quiere matarlo, no ha dormido un carajo, pero logra calmar sus nervios.
—¿Quieres que vaya a verlo?
Y Hyoo asiente, casi al borde del llanto. Se había montado todo un rollo sobre las mil desgracias que podían ocurrirle a su pequeño mientras estaba allí decidiéndose a levantarse o no.
•¿Quién cambia los pañales?
Que bendita ventaja era eso de adoptar.
•¿Quién prepara el biberón?
¿No están algo grandes para seguir con mamila? Eh…si, porque no hay primero sin segundo y no hay segundo sin tercero.
•¿Quién se queda hasta tarde para hacer dormir al niño y cantarle una nana?
Yuhanna pega su rostro en la almohada de Hyoo, lo extraña. No está su cuerpo delgaducho para ser estrujado ni sus pies calentitos para enredarlos con los suyos. La cama de pronto es demasiado grande…
—Por favor, Hanna, solo me fui por diez minutos (?)
•¿Quién es culpable de consentir al niño?
Disciplina de hierro y a punta de bastonazos. Se pasaba por el ojete las prácticas de amor y comprensión de los estúpidos psicólogos de los que Hyoo leía tanto.
Aunque para ser honestos, Hyoo podía ser doblemente terrible cuando le daba el ataque y a veces sentía ganas de huir hacía el armario junto con los niños. Qué bueno que podía calmarnos con dulces y chucherías antes de que cometiera infanticidio en esa casa.
No quería consentirlos, pero no podía negar que era divertido tener tres sacos de plomo encima robando caramelos de sus bolsillos y burlándose de la histeria de su madre.
•¿Quién le da galletas al niño a mitad de la noche?
El niño miró a Hanna.
Hanna miró al niño.
Ambos hicieron un pacto para guardar silencio y se escondieron detrás del sofá a comer golosinas.
•¿Quién siempre se pone del lado del niño?
—Zoquete abusivo, me harás llamar a tus padres para que te enseñen a dejar de meterte con mis nietos.
Hanna padre no sabía lo ridículo que se veía diciendo eso como si la seriedad en su cara pintará bien con el mandil de colores y los peinados de niña que los enanos le habían hecho encima mientras jugaban con su abuelo.
•¿Quién despierta temprano a preparar el desayuno para el niño antes de la escuela?
Hanna ¿Quién más? La última vez que dejo a Hyoo se cargo la cocina y apuñalo la bolsa de arroz.
•¿Quién prepara al niño para ir a la escuela por las mañanas?
Hyoo, se levanta primero que todos en casa para ayudar a cada uno de los pequeños. Se divide en tres y a cada uno los viste, peina y mima de camino a la mesa para que tomen el desayuno.
•¿Quién lleva al niño a la escuela?
Yuhanna conduce y se hace de Hyoo de copiloto. Adora llevarlo, no tiene precio ver la cara de humillación y vergüenza de sus hijos cuando empieza con sus dramas justo delante de la escuela a vista y paciencia de sus demás compañeros de salón.
•¿Quién va a las reuniones con los maestros?
Ah sí…pues, si, ellos eran los papis homoparentales y toda esa mierda…
•¿Quién sería el primero en sugerir tener “la charla” con el niño?
Los atraparon con las manos en la masa. O mejor dicho, con las manos de Hanna colándose debajo de los pantalones de Hyoo. No les ha quedado de otra que ir a buscar a Barbie y Ken…
•¿Quién elegiría el traje del niño para su fiesta de graduación?
Yuhanna, le ha tomado menos de diez minutos escoger algo decente para su hijo mayor en lo que Hyoo sigue haciendo dramas en un rincón. Algo así de que perderá a su retoño y esas mamadas tontas de mamás.
•¿Quién lloraría cuando el niño vaya a la universidad?
¡POR FIN SOLOS OTRA VEZ! Es decir, joder…todavía quedan dos más ¿Cuánto más se van a tardar?
En lo que Hanna maldice por lo bajo, consuela a Hyoo que ha pasado todo el jodido año haciendo de ese momento una telenovela.
Nihal Qureshi
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por Ronan O ' Callaghan Dom Mayo 08, 2016 10:16 pm
Noah&Dante
•¿Quién llora cuando llevan al niño por primera vez a casa?
Todavía no han bajado del auto y Dante ya esta echando mares de lágrimas por los ojos. Impaciente, aguarda en el marco de la puerta.
Noah no lo entiende. Puede ver a sus hijos todas las vacaciones de verano y festividades. Sin embargo, allí se encuentra haciendo drama, como si no los hubiera visto en años. Cree que eso es muy dulce, pero totalmente incomprensible para él.
•¿Quién se despierta en medio de la noche para revisar al niño?
Noah no podía conciliar el sueño. De camino a la cocina por un vaso de leche se encontró con Dante y los dos pequeños dormitando, arrumados sobre su regazo en el sofá. Dante era un padre tan sobreprotector que le era imposible dejar ir a los niños a dormir solos en su dormitorio. Se arrodilló y observó la escena. Sonrío y los cubrió con una manta para que ninguno acabará pescando un resfriado al día siguiente. Las vacaciones de verano podían volverse extremadamente cortas, no valía nada enfermarse antes de que terminaran.
•¿Quién cambia los pañales?
—Noah, piensa rápido.
Una bolsa de caca cayó sobre sus manos y lo siguiente fue correr al baño a vomitar. Dante disfrutaba torturando a Noah con los pañales, los mocos y las babas de bebé.
•¿Quién prepara el biberón?
Sus niños podían ir a la Universidad y Dante continuaría dándoles biberón si de él dependiera. Eras sus bebés, no importaba cuantos años tuvieran o que tan grandes se vieran, para él serían siempre esos dos chiquitos indefensos que necesitaban de su amor.
•¿Quién se queda hasta tarde para hacer dormir al niño y cantarle una nana?
—¿Papá?
Interrumpió una pequeña al cuarto, escondiéndose avergonzada ante la presencia de un extraño. Llevaba un par de días viendo al hombre de los tatuajes, pero todavía le generaba desconfianza.
—Tu papá se ha quedado dormido. Ya es tarde para estar despierta ¿No te parece?
A Noah le agradaban los niños, más cuando se trataba de los hijos de Dante todo se volvía muy raro. No lograba congeniar con ninguno y tantos los niños como él se sentían incómodos.
—No puedo dormir, papá me canta a veces—. Arrepentido por parecer muy frío, Noah tomo a la niña entre sus brazos recostándola al lado de su padre. La cubrió y carraspeo antes de cantarle una nana que su mamá solía recitar para el cuando tenia su edad.
—Es una canción rara.
—Es de Hawai—explicó. La pequeña, fue haciendo una pregunta, tras otra pregunta. Noah contesto cada una de ellas con paciencia, prometiendo que la llevaría a visitar los corales donde podía atrapar peces de todos los colores. Sin darse cuenta, ambos se quedaron dormidos.
•¿Quién es culpable de consentir al niño?
Dante, puede llegar a ser insoportable. Tanto, que para cuando Noah busca su cariño, su cuota de amor, mimos y besos se ha agotado para el.
—Ups, lo siento. Mi amor no es ilimitado.
•¿Quién le da galletas al niño a mitad de la noche?
Dante. Promete que será la última vez que le dará al más pequeño golosinas para ir a la cama. P-pero es que se siente tan mal padre cuando esa adorable criatura lo mira con sus grandes e inocentes ojos, que no puede decirle que no a la leche tibia y las galletas con chispitas a la media noche.
•¿Quién siempre se pone del lado del niño?
—Dije que no.
—Dante, aguafiestas. Ya le has dicho que si, vamos...ida y vuelta. Seguro ni le gusta y se muere del susto.
Luego de dos horas de transacciones. Dante cedió entregarle a su bebé a Noah con la esperanza de que la vuelta en tabla por ese mar abierto lo acobardara.
Todo se fue al carajo cuando al regresar a la orilla, el nene ya no quería bajarse de la tabla y se aferraba a su tío con garras y dientes para una vuelta más.
•¿Quién despierta temprano a preparar el desayuno para el niño antes de la escuela?
Dante juguetea con la cuchara, revuelve el café hasta que se pone frío. El desayuno sigue servido en la mesa y Noah lo espera de brazos cruzados al otro lado de la mesa.
—Me gustaría llevarlos a la escuela alguna vez—dice, con un tono que pesa a dolor en cada palabra. Mira por la ventana, por quinta vez en menos de cinco minutos, como si con mirar pudiera regresar el auto que se llevaba a sus niños de regreso a casa con mamá.
•¿Quién sería el primero en sugerir tener “la charla” con el niño?
—Esta coqueteando con ella—Rugió Dante, viendo como su linda nena empezaba a ser el centro de atención de los chicos en esa fiesta de cumpleaños.
—Es bonita ¿Qué esperabas?
Un silencio se formo entre ambos hasta que una risa cómplice estallo al mismo tiempo.
—Ese chico tiene un aire a ti—. Noah estuvo de acuerdo con Dante. El muchacho pelirrojo no tuvo ningún reparo en hacer reír a la chica primero, para luego empezar a cortejarla.
"Su vestido era bonito, no más que ella"
—Solía decirles algo parecido y luego me las llevaba a la cama.
Soltaron una nueva carcajada, recordando un poco los viejos tiempos (no tan viejos, pero parecían haber pasado hacía tanto...) que para cuando notaron la gravedad del asunto, un silencio como el anterior, pero amenazador, floto en el aire.
—Tengo que hablar con ella.
—Traeré los condones.
•¿Quién elegiría el traje del niño para su fiesta de graduación?
Alimentaria a la mitad de África con ese vestido. A Noah le parecía excesivo y a Dante demasiado poco. No lograba encontrar algo que fuera digno de su hija mayor.
Al salir del vestidor, los dos analizaron el traje número 8376592972...
—Hey, que estas perfecta. Dame esos cinco—. Noah choco las palmas con la joven y ambos parecieron estar de acuerdo en que ese era el vestido ideal. Sin embargo, Dante no parecía del todo convencido.
—Hmmm no lo se ¿Y si pruebas otra vez el turquesa?
Noah sabia que el único problema con el vestido rojo, no era solo el color, era el escote de frente y espalda que sacaba los ojos de quienes la estaban rodeando.
—Aguafiestas.
•¿Quién lloraría cuando el niño vaya a la universidad?
Al parecer, eso con la sed de fama era de familia. Pues la universidad no era la meta de ninguno de los hijos de Dante, quienes acostumbrados a estar rodeados de lujos y cámaras, optaron por una vida de farándula y pasarela antes de estar encerrados con gente fea leyendo libros feos.
Todavía no han bajado del auto y Dante ya esta echando mares de lágrimas por los ojos. Impaciente, aguarda en el marco de la puerta.
Noah no lo entiende. Puede ver a sus hijos todas las vacaciones de verano y festividades. Sin embargo, allí se encuentra haciendo drama, como si no los hubiera visto en años. Cree que eso es muy dulce, pero totalmente incomprensible para él.
•¿Quién se despierta en medio de la noche para revisar al niño?
Noah no podía conciliar el sueño. De camino a la cocina por un vaso de leche se encontró con Dante y los dos pequeños dormitando, arrumados sobre su regazo en el sofá. Dante era un padre tan sobreprotector que le era imposible dejar ir a los niños a dormir solos en su dormitorio. Se arrodilló y observó la escena. Sonrío y los cubrió con una manta para que ninguno acabará pescando un resfriado al día siguiente. Las vacaciones de verano podían volverse extremadamente cortas, no valía nada enfermarse antes de que terminaran.
•¿Quién cambia los pañales?
—Noah, piensa rápido.
Una bolsa de caca cayó sobre sus manos y lo siguiente fue correr al baño a vomitar. Dante disfrutaba torturando a Noah con los pañales, los mocos y las babas de bebé.
•¿Quién prepara el biberón?
Sus niños podían ir a la Universidad y Dante continuaría dándoles biberón si de él dependiera. Eras sus bebés, no importaba cuantos años tuvieran o que tan grandes se vieran, para él serían siempre esos dos chiquitos indefensos que necesitaban de su amor.
•¿Quién se queda hasta tarde para hacer dormir al niño y cantarle una nana?
—¿Papá?
Interrumpió una pequeña al cuarto, escondiéndose avergonzada ante la presencia de un extraño. Llevaba un par de días viendo al hombre de los tatuajes, pero todavía le generaba desconfianza.
—Tu papá se ha quedado dormido. Ya es tarde para estar despierta ¿No te parece?
A Noah le agradaban los niños, más cuando se trataba de los hijos de Dante todo se volvía muy raro. No lograba congeniar con ninguno y tantos los niños como él se sentían incómodos.
—No puedo dormir, papá me canta a veces—. Arrepentido por parecer muy frío, Noah tomo a la niña entre sus brazos recostándola al lado de su padre. La cubrió y carraspeo antes de cantarle una nana que su mamá solía recitar para el cuando tenia su edad.
—Es una canción rara.
—Es de Hawai—explicó. La pequeña, fue haciendo una pregunta, tras otra pregunta. Noah contesto cada una de ellas con paciencia, prometiendo que la llevaría a visitar los corales donde podía atrapar peces de todos los colores. Sin darse cuenta, ambos se quedaron dormidos.
•¿Quién es culpable de consentir al niño?
Dante, puede llegar a ser insoportable. Tanto, que para cuando Noah busca su cariño, su cuota de amor, mimos y besos se ha agotado para el.
—Ups, lo siento. Mi amor no es ilimitado.
•¿Quién le da galletas al niño a mitad de la noche?
Dante. Promete que será la última vez que le dará al más pequeño golosinas para ir a la cama. P-pero es que se siente tan mal padre cuando esa adorable criatura lo mira con sus grandes e inocentes ojos, que no puede decirle que no a la leche tibia y las galletas con chispitas a la media noche.
•¿Quién siempre se pone del lado del niño?
—Dije que no.
—Dante, aguafiestas. Ya le has dicho que si, vamos...ida y vuelta. Seguro ni le gusta y se muere del susto.
Luego de dos horas de transacciones. Dante cedió entregarle a su bebé a Noah con la esperanza de que la vuelta en tabla por ese mar abierto lo acobardara.
Todo se fue al carajo cuando al regresar a la orilla, el nene ya no quería bajarse de la tabla y se aferraba a su tío con garras y dientes para una vuelta más.
•¿Quién despierta temprano a preparar el desayuno para el niño antes de la escuela?
Dante juguetea con la cuchara, revuelve el café hasta que se pone frío. El desayuno sigue servido en la mesa y Noah lo espera de brazos cruzados al otro lado de la mesa.
—Me gustaría llevarlos a la escuela alguna vez—dice, con un tono que pesa a dolor en cada palabra. Mira por la ventana, por quinta vez en menos de cinco minutos, como si con mirar pudiera regresar el auto que se llevaba a sus niños de regreso a casa con mamá.
•¿Quién sería el primero en sugerir tener “la charla” con el niño?
—Esta coqueteando con ella—Rugió Dante, viendo como su linda nena empezaba a ser el centro de atención de los chicos en esa fiesta de cumpleaños.
—Es bonita ¿Qué esperabas?
Un silencio se formo entre ambos hasta que una risa cómplice estallo al mismo tiempo.
—Ese chico tiene un aire a ti—. Noah estuvo de acuerdo con Dante. El muchacho pelirrojo no tuvo ningún reparo en hacer reír a la chica primero, para luego empezar a cortejarla.
"Su vestido era bonito, no más que ella"
—Solía decirles algo parecido y luego me las llevaba a la cama.
Soltaron una nueva carcajada, recordando un poco los viejos tiempos (no tan viejos, pero parecían haber pasado hacía tanto...) que para cuando notaron la gravedad del asunto, un silencio como el anterior, pero amenazador, floto en el aire.
—Tengo que hablar con ella.
—Traeré los condones.
•¿Quién elegiría el traje del niño para su fiesta de graduación?
Alimentaria a la mitad de África con ese vestido. A Noah le parecía excesivo y a Dante demasiado poco. No lograba encontrar algo que fuera digno de su hija mayor.
Al salir del vestidor, los dos analizaron el traje número 8376592972...
—Hey, que estas perfecta. Dame esos cinco—. Noah choco las palmas con la joven y ambos parecieron estar de acuerdo en que ese era el vestido ideal. Sin embargo, Dante no parecía del todo convencido.
—Hmmm no lo se ¿Y si pruebas otra vez el turquesa?
Noah sabia que el único problema con el vestido rojo, no era solo el color, era el escote de frente y espalda que sacaba los ojos de quienes la estaban rodeando.
—Aguafiestas.
•¿Quién lloraría cuando el niño vaya a la universidad?
Al parecer, eso con la sed de fama era de familia. Pues la universidad no era la meta de ninguno de los hijos de Dante, quienes acostumbrados a estar rodeados de lujos y cámaras, optaron por una vida de farándula y pasarela antes de estar encerrados con gente fea leyendo libros feos.
Ronan O ' Callaghan
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por Abraham Al Saud Sáb Nov 19, 2016 9:28 pm
OT4, PRIMERA PARTE
DylanxYunxDaexJack
•¿Quién llora cuando llevan al niño por primera vez a casa?
Ni en la peor pesadilla imaginaron que las cosas acabarían de ese modo. Si allí había algo para llorar, era la situación en sí y no el niño que revoloteaba de un sitio a otro totalmente ajeno al complejo mundo de sus padres. En un futuro sería difícil de explicar porque Kyo tenía “cuatro padres” y no dos como las personas normales.
•¿Quién se despierta en medio de la noche para revisar al niño?
Las rencillas infantiles de Dae quedaron en el pasado. Y así, Jack no supo porque resultó tan incómodo encontrarse con él a mitad del pasillo con el pequeño en sus brazos.
Había guardado una imagen arisca e insensible de él, corroborada por las acciones del moreno más adelante. Presenciar un aspecto paternal supero con creces todo lo pensado. Jack sonrío y pretendió ir a la cocina por un vaso de agua. Si Dae no decía que había estado en el cuarto del niño vigilando su sueño como prometió que no haría, él no diría que le escucho susurrar dulces palabras de afecto al pequeño que, durante el día, no soltaría ni a golpes frente a los demás.
•¿Quién cambia los pañales?
Dylan río con fuerza mitad nervioso, mitad desesperado en lo que Yun perdía por completo la paciencia a base de gruñidos y lo que parecían ser maldiciones en coreano. Era el quinto pañal que desechaban a la basura y comenzaban a pensar que ya era momento de que Kyo aprendiera a ir al baño.
Mal rollo…
•¿Quién prepara al niño para ir a la escuela por las mañanas?
Jack, de lo contrario Kyo saldría vestido como un friki vagabundo terrorista.
Ni en la peor pesadilla imaginaron que las cosas acabarían de ese modo. Si allí había algo para llorar, era la situación en sí y no el niño que revoloteaba de un sitio a otro totalmente ajeno al complejo mundo de sus padres. En un futuro sería difícil de explicar porque Kyo tenía “cuatro padres” y no dos como las personas normales.
•¿Quién se despierta en medio de la noche para revisar al niño?
Las rencillas infantiles de Dae quedaron en el pasado. Y así, Jack no supo porque resultó tan incómodo encontrarse con él a mitad del pasillo con el pequeño en sus brazos.
Había guardado una imagen arisca e insensible de él, corroborada por las acciones del moreno más adelante. Presenciar un aspecto paternal supero con creces todo lo pensado. Jack sonrío y pretendió ir a la cocina por un vaso de agua. Si Dae no decía que había estado en el cuarto del niño vigilando su sueño como prometió que no haría, él no diría que le escucho susurrar dulces palabras de afecto al pequeño que, durante el día, no soltaría ni a golpes frente a los demás.
•¿Quién cambia los pañales?
Dylan río con fuerza mitad nervioso, mitad desesperado en lo que Yun perdía por completo la paciencia a base de gruñidos y lo que parecían ser maldiciones en coreano. Era el quinto pañal que desechaban a la basura y comenzaban a pensar que ya era momento de que Kyo aprendiera a ir al baño.
Mal rollo…
•¿Quién prepara al niño para ir a la escuela por las mañanas?
Jack, de lo contrario Kyo saldría vestido como un friki vagabundo terrorista.
Abraham Al Saud
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por Abraham Al Saud Sáb Nov 19, 2016 9:56 pm
OT4, SEGUNDA PARTE
DylanxYunxDaexJack
DylanxYunxDaexJack
•¿Quién va a las reuniones con los maestros?
Sabían que no sería del todo común que aparecieran los cuatro. Cuando el maestro pregunto por los padres y todos alzaron la mano, un silencio incómodo se formó y el grupo en general comprendió que no existía una forma de explicarlo.
•¿Quién sería el primero en sugerir tener “la charla” con el niño?
—Está enamorado.
De los cuatro, Jack era el más perspicaz y lo suficientemente emocional como para percatarse de que las actitudes hostiles de Kyo se debían a problemas amorosos y no a las drogas.
Aunque según Dae entre el amor y las drogas, la primera era peor.
Dylan se enterneció al instante y Yun, pues él intentaba comprender como Jack había llegado a esa conclusión tan fácilmente.
Como era común, cada uno dio muestras de su propia personalidad y de cómo proceder ante la noticia.
Uno de ellos quería averiguar de una forma poco ortodoxa quien era el objeto de afecto de su retoño y fue detenido rápidamente por una mente más cuerda que le pidió que controlara su instinto asesino por el bien de la familia.
Sin Dylan, los otros dos miembros se preguntaban qué sería de ellos y del fuerte carácter de Dae que solía meterlos a todos en constantes problemas.
Yun por su lado, no tenía mucho por donde aportar. Desde tiempos milenarios el ser padre se había convertido en una clase especial en la cual reprobaba por semestre. Si le preguntaban, dejaría todo tal cual estaba y que siguiera su ritmo natural.
Mucho pedir con esos tres sobre protectores.
Jack quería ayudar a Kyo de alguna forma, negándose a verlo lastimado. Fue apoyado por Dylan, aunque en caso del segundo su perspectiva del romance de Kyo era más positivo y no creía que nada pudiese resultar mal.
—¿…Y si ya están saliendo?
La inocente pregunta de Yun quedó en el aire ¿enserio había sido el único en pensar en eso? La mirada confusa de los demás contesto su pregunta y no tuvo necesidad de hacerla en voz alta.
—La charla.
—Habrá que darle la charla.
—Mierda…
Algún día tendrían que hacerlo, ese día había llegado.
Ponerse de acuerdo para los temas a tratar les tomo varias semanas. Entre lo apropiado y lo no apropiado. Habría temas que no podrían tocar todavía. Kyo seguía siendo un niño muy pequeño a ojos de sus padres.
Y llegó el fatídico día…
—Tengo cuatro padres. Cuatro hombres que follan ¿de verdad hay algo que puedan enseñarme que no haya visto ya?
El niño tenía un muy buen punto (?).
•¿Quién le da galletas al niño a mitad de la noche?
Dylan sabe que tiene prohibido mimar a Kyo y desobedecer las reglas de la casa. Pero esa noche se han quedado solos y de la nada los cuartos se ven tenebrosos y las camas se sientes heladas.
Era una noche para los dos, para divertirse con vídeo juegos, historias y comida. Ningún amargado se los podía arrebatar.
—Será nuestro secreto, Kyo.
Sabían que no sería del todo común que aparecieran los cuatro. Cuando el maestro pregunto por los padres y todos alzaron la mano, un silencio incómodo se formó y el grupo en general comprendió que no existía una forma de explicarlo.
•¿Quién sería el primero en sugerir tener “la charla” con el niño?
—Está enamorado.
De los cuatro, Jack era el más perspicaz y lo suficientemente emocional como para percatarse de que las actitudes hostiles de Kyo se debían a problemas amorosos y no a las drogas.
Aunque según Dae entre el amor y las drogas, la primera era peor.
Dylan se enterneció al instante y Yun, pues él intentaba comprender como Jack había llegado a esa conclusión tan fácilmente.
Como era común, cada uno dio muestras de su propia personalidad y de cómo proceder ante la noticia.
Uno de ellos quería averiguar de una forma poco ortodoxa quien era el objeto de afecto de su retoño y fue detenido rápidamente por una mente más cuerda que le pidió que controlara su instinto asesino por el bien de la familia.
Sin Dylan, los otros dos miembros se preguntaban qué sería de ellos y del fuerte carácter de Dae que solía meterlos a todos en constantes problemas.
Yun por su lado, no tenía mucho por donde aportar. Desde tiempos milenarios el ser padre se había convertido en una clase especial en la cual reprobaba por semestre. Si le preguntaban, dejaría todo tal cual estaba y que siguiera su ritmo natural.
Mucho pedir con esos tres sobre protectores.
Jack quería ayudar a Kyo de alguna forma, negándose a verlo lastimado. Fue apoyado por Dylan, aunque en caso del segundo su perspectiva del romance de Kyo era más positivo y no creía que nada pudiese resultar mal.
—¿…Y si ya están saliendo?
La inocente pregunta de Yun quedó en el aire ¿enserio había sido el único en pensar en eso? La mirada confusa de los demás contesto su pregunta y no tuvo necesidad de hacerla en voz alta.
—La charla.
—Habrá que darle la charla.
—Mierda…
Algún día tendrían que hacerlo, ese día había llegado.
Ponerse de acuerdo para los temas a tratar les tomo varias semanas. Entre lo apropiado y lo no apropiado. Habría temas que no podrían tocar todavía. Kyo seguía siendo un niño muy pequeño a ojos de sus padres.
Y llegó el fatídico día…
—Tengo cuatro padres. Cuatro hombres que follan ¿de verdad hay algo que puedan enseñarme que no haya visto ya?
El niño tenía un muy buen punto (?).
•¿Quién le da galletas al niño a mitad de la noche?
Dylan sabe que tiene prohibido mimar a Kyo y desobedecer las reglas de la casa. Pero esa noche se han quedado solos y de la nada los cuartos se ven tenebrosos y las camas se sientes heladas.
Era una noche para los dos, para divertirse con vídeo juegos, historias y comida. Ningún amargado se los podía arrebatar.
—Será nuestro secreto, Kyo.
Abraham Al Saud
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por Assim Al Saud Miér Dic 27, 2017 12:58 pm
•¿Quién llora cuando llevan al niño por primera vez a casa?
Assim, pequeño demonio bastardo, le hacían falta pulmones y garganta para seguir chivateando. Y cuando Assim lloraba, Yahan, con un año entonces, lloraba también. El escándalo ya no era cosa de ignorarlo, empezaba a molestar de verdad. Dae ya estaba cansado de cuidar hermanos menores, de cargar con ellos sobre sus hombros, cambiar pañales y hacer de padre sustituto. A Yuhanna no le había tocado tal rollazo, pero la poca paciencia se había ido por el orto nada más llegar y habría ahogado a los dos bebés al interior de una bañera si se lo hubiesen permitido.
•¿Quién se despierta en medio de la noche para revisar al niño?
Dejar a Yahan en la cama era similar a depositar una bomba altamente sensible sobre el suelo. Dae se movía explotando su don de agente secreto y sintiéndose especialmente orgulloso de sus habilidades. Discreto, se dirigió hasta la cocina para presumir sus dotes a Yuhanna. Este, se paseaba de una esquina a otra batiendo con odio parido a Assim, quien a las tres de la madrugada continuaba con sus ojos bien abiertos mientras se chupaba los dedos. Yuhanna evidenciaba cansancio a través de unas ojeras bien marcadas. Al ver a Dae atravesando hasta su lugar designado de la casa, le pone una advertencia en su expresión huraña de que, era mejor atenerse de las bromitas pesadas o podría hacerse cargo solo.
•¿Quién cambia los pañales?
—Dae, maldita sea. Me ha tocado tres veces hoy, ya va siendo tu turno de cambiarle los pañales.
—Vale, puedes cagar en el patio. Igual te coge un burro cuando lo hagas. Ya sabes cómo se ponen en primavera—Dae tragó saliva en seco y removió varias piezas del estanque de agua. Era la tercera vez que lo desarmaba por completo y lo ensamblaba intentando arreglar la falla inexistente que se había inventado para no cuidar a Yahan. Las horas pasaban y Yuhanna seguía sin darse cuenta.
•¿Quién prepara el biberón?
—El tarro que tiene la B.
—¿La D?
—¡LA B!
—¿La G?—preguntó Dae desde el otro lado de la línea. Yuhanna se sujetó el puente de la nariz como cada mañana, cansado de explicarle la forma en que debía preparar el biberón de Yahan.
—¡NO! La B…de burro como tú, joder. Tres de leche, dos de cereal, nada de azúcar. Tiene menos cálculos que comprar chapatis ¿Cómo te las ingenias para arruinarlo?
•¿Quién se queda hasta tarde para hacer dormir al niño y cantarle una nana?
¿¡Por qué no se duerme!? Dae comienza a dejar la furia para empezar a sentir una enorme frustración. Su rostro deja las cejas fruncidas y las cambia por una mueca desesperada. Assim continua haciendo burbujas de saliva, mira en todas las direcciones viendo cosas invisibles para los demás. Dae se deja caer en la cama, donde Yahan se come los dedos de los pies y con Yuhanna escupiendo baba sobre la almohada, tan cansado como él. Los balbuceos de Assim lo despiertan. Pronto las encías aun vacías de Yahan se enciman contra las mejillas redondas de su hermano mayor y ambos se quedan jugueteando haciendo de la noche el día.
Yuhanna lleva varias noches durmiendo a ratos, entre que hace vigilia con un ojo cerrado y otro abierto. Ya no está para conservar su honra(en caso de que le quedase algo) y comienza a tararear una canción que su padre solía cantarle cuando era pequeño….
•¿Quién es culpable de consentir al niño?
El pie de Yahan se le resbaló por los dedos. Sus piernas regordetas gateaban velozmente al cuarto al que Abi se refería como: “Estrictamente Prohibido Pasar A Menos Que Quieras Ser Castrado”. Yuhanna se tomaba esa advertencia en serio. Sudó en frío, escuchando las risitas de ese mocoso infernal y de pronto un “crack”.
Reino el pánico.
—Yahan, ven aquí—convenientemente ignorado, Yuhanna golpeó el suelo con la mano hasta que una chocolatina se resbaló de sus bolsillos y se convirtió en su oportunidad para conservar su hombría. Tomó el papel de colores, sacudiéndolo tentadoramente desde el marco de la puerta—. Mira, pequeña mierda. Mira esto—los primeros intentos fueron en vano, pero en algún momento los tonos rojos y verdes del papel brillaron en los ojos de Yahan quien gateo entre risas hasta la puerta, atrapando el chocolate entre sus manos e investigando el curioso artefacto. Se rió con el gracioso sonido que hacía el papel y soltaba una carcajada cada vez que apretaba el chocolate y se escapaba el relleno.
El verdadero problema comenzó cuando descubrió que el contenido de los papelitos de colores tenía un sabor increíble y que podía encontrar muchos de ellos al interior de los bolsillos de Yuhanna.
•¿Quién siempre se pone del lado del niño?
La gente los miraba. Viejas culeras abrían sus ojos y las que iban cubiertas por el velo se cubrían la boca para dar muestras de su desaprobación. Yuhanna no solía sonrojarse, no obstante, los gritos de Yahan le hacían querer correr para esconderse al interior de un pozo. Si…ser enterrado bajo tierra habría sido maravilloso. Se cubrió medio rostro con una mano, intentando pasar desapercibido, fingiendo que ese mocoso gritón que pataleaba en el suelo no era suyo.
Mierda, que no iba a comprarle el puto camioncito rojo. Si ya tenía uno en casa ¿Para qué carajos quería otro?
Su llanto se iba haciendo mayor, su cara estaba roja y entre patadas y golpes ya había lanzado al suelo un par de artículos de una tienda y el dueño ya venía a darle bronca por eso.
Fijo, detestaba a los niños. No estaría para burradas de ese tipo, ni para humillaciones públicas. Se largaría y si Yahan no le seguía, pues podía perderse entre el mar de gente. Igual a los viejos les sobraban hijos y no dinero para alimentarlos a todos.
—Hey, Yahan. Cierra la bocota. Mira—Dae meneo el camión rojo delante de sus ojos y el llanto se detuvo por arte de magia. El niño respiro, por fin, recuperando su tono mate y empezando a sonreír al tener el camión rojo que tanto había querido. Se abrazó a la pierna de su hermano mayor, recibiendo su amor y el odio de Yuhanna.
—Yo le dije que no—gruñó, sintiéndose desautorizado por ese cretino.
•¿Quién despierta temprano a preparar el desayuno para el niño antes de la escuela?[/ b]
Yahan miró la fuente de chapatis, la leche fría en una taza y la granada en un plato hondo. Lo mismo de todas las mañanas.
—¿Cuándo dices que llega Yuhanna?
[b]•¿Quién prepara al niño para ir a la escuela por las mañanas?
Dae se tardaba media vida y al verlo entrar a la cocina comprendió todo. Orgulloso, le enseñaba a Yahan envuelto en un mameluco de gato, con unas orejas y cola tan grandes que parecía una extraña criatura de dos patas. Yuhanna frunció el ceño.
—No irá así a la mezquita.
Se dio media vuelta dando el tema por zanjado. Giró los chapatis en el sartén y creyó ser el peor monstruo. Parte de sus responsabilidades no incluían lidiar con los berrinches de Dae.
•¿Quién lleva al niño a la escuela?
—¡Mira por dónde vas, puto!
—Maldita sea, Yahan, no putees mientras conduzcas. Es peligroso—Dae bajó la ventanilla, tomando su lugar como adulto responsable—¡Acércate de nuevo, hijo de perra, que te volaré todos los dientes!
Yahan acercó su pie con dificultad, tenía nueve años y los pedales a duras penas le rosaban la suela de los zapatos.
•¿Quién va a las reuniones con los maestros?
—Dae Al Saud.
—Profesor Zawahiri,
Yahan alzó una ceja, intrigado por el intercambio de miradas asesinas entre Dae y el directo de la escuela primaria. El hombre, casi calvo y regordete, infló su gran estómago tras tomar aire y negar con la cabeza a modo de resignación.
—De tal palo, tal astilla—pronunció con cansancio mientras golpeaba la mesa con sus dedos—¿Es tan bueno como tú reparando cachivaches?
—No, pero tengo un taller donde puedo recibir su Mahindra pickup del 2003.
Se estrecharon las manos como dos hombres que se respetaban a pesar del odio.
—Otro delincuente Al Saud bajo mi protección—el profesor, le abrió la puerta a Yahan, invitándole a retirarse de la sala de castigos. Para sus adentros, el hombre rogó que ese niñito no le arrancase el poco cabello que le quedaba como habían hecho sus hermanos mayores en años anteriores.
•¿Quién sería el primero en sugerir tener “la charla” con el niño?
Tenía diez años, pero ya era bastante consiente de lo que sucedía a su alrededor. Assim a quien poca información se le escapaba, le cagaba pasar días previos a los exámenes en casa junto a sus hermanos. Cierto, era disruptivo y su lista de desastres ya había superado con creces la de Dae y Abraham. Violento, insolente e hiperactivo. Con todo y eso, ninguno de sus antecedentes lo definían como un mal alumno. Al contrario, su hoja de vida estaba llena de anotaciones negativas y amenazas de expulsión, tanto de felicitaciones por su excelente rendimiento.
Si las escuelas lo mantenían durante el año, se debía a que sus buenas calificaciones lo protegían. Pero para poseer aquella ventaja tenía que estudiar y descansar las pocas horas que su cerebro le permitía. La inteligencia venía de la mano con perseverancia. Lo que podía verse interrumpido por un par de ruidosos. A Assim poco le valía que fuesen unos pervertidos incestuosos, si igual la familia entera ya estaba condenada al infierno desde el minuto en que fueron concebidos. Lo que le jodía era que le interrumpieran sus pocas horas de sueño por no controlar sus pitos. Tenía un sueño ligero que se veía afectado por un par de idiotas que se enrollaban donde fuese. Ese fin de semana no iba a permitir que ocurriera.
—Si van a tirar, no armen escándalo.
Dando un portazo, se encerró junto a Yahan en el dormitorio para tomar su libro de ciencias y estudiar protegido por sus audífonos. Lo bueno de saber lo que ocurría con los demás, era que estaba a salvo de conversaciones molestas y gracias a eso, nunca se vio sometido a la incómoda charla. No con sus hermanos.
Lástima que su vocabulario creara preguntas en Yahan y que, a este, si lo condenaran a las abejas y las flores.
•¿Quién se despierta en medio de la noche para revisar al niño?
Dejar a Yahan en la cama era similar a depositar una bomba altamente sensible sobre el suelo. Dae se movía explotando su don de agente secreto y sintiéndose especialmente orgulloso de sus habilidades. Discreto, se dirigió hasta la cocina para presumir sus dotes a Yuhanna. Este, se paseaba de una esquina a otra batiendo con odio parido a Assim, quien a las tres de la madrugada continuaba con sus ojos bien abiertos mientras se chupaba los dedos. Yuhanna evidenciaba cansancio a través de unas ojeras bien marcadas. Al ver a Dae atravesando hasta su lugar designado de la casa, le pone una advertencia en su expresión huraña de que, era mejor atenerse de las bromitas pesadas o podría hacerse cargo solo.
•¿Quién cambia los pañales?
—Dae, maldita sea. Me ha tocado tres veces hoy, ya va siendo tu turno de cambiarle los pañales.
—Vale, puedes cagar en el patio. Igual te coge un burro cuando lo hagas. Ya sabes cómo se ponen en primavera—Dae tragó saliva en seco y removió varias piezas del estanque de agua. Era la tercera vez que lo desarmaba por completo y lo ensamblaba intentando arreglar la falla inexistente que se había inventado para no cuidar a Yahan. Las horas pasaban y Yuhanna seguía sin darse cuenta.
•¿Quién prepara el biberón?
—El tarro que tiene la B.
—¿La D?
—¡LA B!
—¿La G?—preguntó Dae desde el otro lado de la línea. Yuhanna se sujetó el puente de la nariz como cada mañana, cansado de explicarle la forma en que debía preparar el biberón de Yahan.
—¡NO! La B…de burro como tú, joder. Tres de leche, dos de cereal, nada de azúcar. Tiene menos cálculos que comprar chapatis ¿Cómo te las ingenias para arruinarlo?
•¿Quién se queda hasta tarde para hacer dormir al niño y cantarle una nana?
¿¡Por qué no se duerme!? Dae comienza a dejar la furia para empezar a sentir una enorme frustración. Su rostro deja las cejas fruncidas y las cambia por una mueca desesperada. Assim continua haciendo burbujas de saliva, mira en todas las direcciones viendo cosas invisibles para los demás. Dae se deja caer en la cama, donde Yahan se come los dedos de los pies y con Yuhanna escupiendo baba sobre la almohada, tan cansado como él. Los balbuceos de Assim lo despiertan. Pronto las encías aun vacías de Yahan se enciman contra las mejillas redondas de su hermano mayor y ambos se quedan jugueteando haciendo de la noche el día.
Yuhanna lleva varias noches durmiendo a ratos, entre que hace vigilia con un ojo cerrado y otro abierto. Ya no está para conservar su honra
Encontré un hada pequeñita y triste
Bajo la sombra de un árbol de papel
Era un hada pequeñita y triste
Y una noche el viento se la llevó.
Bajo la sombra de un árbol de papel
Era un hada pequeñita y triste
Y una noche el viento se la llevó.
•¿Quién es culpable de consentir al niño?
El pie de Yahan se le resbaló por los dedos. Sus piernas regordetas gateaban velozmente al cuarto al que Abi se refería como: “Estrictamente Prohibido Pasar A Menos Que Quieras Ser Castrado”. Yuhanna se tomaba esa advertencia en serio. Sudó en frío, escuchando las risitas de ese mocoso infernal y de pronto un “crack”.
Reino el pánico.
—Yahan, ven aquí—convenientemente ignorado, Yuhanna golpeó el suelo con la mano hasta que una chocolatina se resbaló de sus bolsillos y se convirtió en su oportunidad para conservar su hombría. Tomó el papel de colores, sacudiéndolo tentadoramente desde el marco de la puerta—. Mira, pequeña mierda. Mira esto—los primeros intentos fueron en vano, pero en algún momento los tonos rojos y verdes del papel brillaron en los ojos de Yahan quien gateo entre risas hasta la puerta, atrapando el chocolate entre sus manos e investigando el curioso artefacto. Se rió con el gracioso sonido que hacía el papel y soltaba una carcajada cada vez que apretaba el chocolate y se escapaba el relleno.
El verdadero problema comenzó cuando descubrió que el contenido de los papelitos de colores tenía un sabor increíble y que podía encontrar muchos de ellos al interior de los bolsillos de Yuhanna.
•¿Quién siempre se pone del lado del niño?
La gente los miraba. Viejas culeras abrían sus ojos y las que iban cubiertas por el velo se cubrían la boca para dar muestras de su desaprobación. Yuhanna no solía sonrojarse, no obstante, los gritos de Yahan le hacían querer correr para esconderse al interior de un pozo. Si…ser enterrado bajo tierra habría sido maravilloso. Se cubrió medio rostro con una mano, intentando pasar desapercibido, fingiendo que ese mocoso gritón que pataleaba en el suelo no era suyo.
Mierda, que no iba a comprarle el puto camioncito rojo. Si ya tenía uno en casa ¿Para qué carajos quería otro?
Su llanto se iba haciendo mayor, su cara estaba roja y entre patadas y golpes ya había lanzado al suelo un par de artículos de una tienda y el dueño ya venía a darle bronca por eso.
Fijo, detestaba a los niños. No estaría para burradas de ese tipo, ni para humillaciones públicas. Se largaría y si Yahan no le seguía, pues podía perderse entre el mar de gente. Igual a los viejos les sobraban hijos y no dinero para alimentarlos a todos.
—Hey, Yahan. Cierra la bocota. Mira—Dae meneo el camión rojo delante de sus ojos y el llanto se detuvo por arte de magia. El niño respiro, por fin, recuperando su tono mate y empezando a sonreír al tener el camión rojo que tanto había querido. Se abrazó a la pierna de su hermano mayor, recibiendo su amor y el odio de Yuhanna.
—Yo le dije que no—gruñó, sintiéndose desautorizado por ese cretino.
•¿Quién despierta temprano a preparar el desayuno para el niño antes de la escuela?[/ b]
Yahan miró la fuente de chapatis, la leche fría en una taza y la granada en un plato hondo. Lo mismo de todas las mañanas.
—¿Cuándo dices que llega Yuhanna?
[b]•¿Quién prepara al niño para ir a la escuela por las mañanas?
Dae se tardaba media vida y al verlo entrar a la cocina comprendió todo. Orgulloso, le enseñaba a Yahan envuelto en un mameluco de gato, con unas orejas y cola tan grandes que parecía una extraña criatura de dos patas. Yuhanna frunció el ceño.
—No irá así a la mezquita.
Se dio media vuelta dando el tema por zanjado. Giró los chapatis en el sartén y creyó ser el peor monstruo. Parte de sus responsabilidades no incluían lidiar con los berrinches de Dae.
•¿Quién lleva al niño a la escuela?
—¡Mira por dónde vas, puto!
—Maldita sea, Yahan, no putees mientras conduzcas. Es peligroso—Dae bajó la ventanilla, tomando su lugar como adulto responsable—¡Acércate de nuevo, hijo de perra, que te volaré todos los dientes!
Yahan acercó su pie con dificultad, tenía nueve años y los pedales a duras penas le rosaban la suela de los zapatos.
•¿Quién va a las reuniones con los maestros?
—Dae Al Saud.
—Profesor Zawahiri,
Yahan alzó una ceja, intrigado por el intercambio de miradas asesinas entre Dae y el directo de la escuela primaria. El hombre, casi calvo y regordete, infló su gran estómago tras tomar aire y negar con la cabeza a modo de resignación.
—De tal palo, tal astilla—pronunció con cansancio mientras golpeaba la mesa con sus dedos—¿Es tan bueno como tú reparando cachivaches?
—No, pero tengo un taller donde puedo recibir su Mahindra pickup del 2003.
Se estrecharon las manos como dos hombres que se respetaban a pesar del odio.
—Otro delincuente Al Saud bajo mi protección—el profesor, le abrió la puerta a Yahan, invitándole a retirarse de la sala de castigos. Para sus adentros, el hombre rogó que ese niñito no le arrancase el poco cabello que le quedaba como habían hecho sus hermanos mayores en años anteriores.
•¿Quién sería el primero en sugerir tener “la charla” con el niño?
Tenía diez años, pero ya era bastante consiente de lo que sucedía a su alrededor. Assim a quien poca información se le escapaba, le cagaba pasar días previos a los exámenes en casa junto a sus hermanos. Cierto, era disruptivo y su lista de desastres ya había superado con creces la de Dae y Abraham. Violento, insolente e hiperactivo. Con todo y eso, ninguno de sus antecedentes lo definían como un mal alumno. Al contrario, su hoja de vida estaba llena de anotaciones negativas y amenazas de expulsión, tanto de felicitaciones por su excelente rendimiento.
Si las escuelas lo mantenían durante el año, se debía a que sus buenas calificaciones lo protegían. Pero para poseer aquella ventaja tenía que estudiar y descansar las pocas horas que su cerebro le permitía. La inteligencia venía de la mano con perseverancia. Lo que podía verse interrumpido por un par de ruidosos. A Assim poco le valía que fuesen unos pervertidos incestuosos, si igual la familia entera ya estaba condenada al infierno desde el minuto en que fueron concebidos. Lo que le jodía era que le interrumpieran sus pocas horas de sueño por no controlar sus pitos. Tenía un sueño ligero que se veía afectado por un par de idiotas que se enrollaban donde fuese. Ese fin de semana no iba a permitir que ocurriera.
—Si van a tirar, no armen escándalo.
Dando un portazo, se encerró junto a Yahan en el dormitorio para tomar su libro de ciencias y estudiar protegido por sus audífonos. Lo bueno de saber lo que ocurría con los demás, era que estaba a salvo de conversaciones molestas y gracias a eso, nunca se vio sometido a la incómoda charla. No con sus hermanos.
Lástima que su vocabulario creara preguntas en Yahan y que, a este, si lo condenaran a las abejas y las flores.
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