Parent AU meme II (?)

Dae&Yun
Parte I

2. ¿Cómo son las mañanas de navidad?
A Dae le parecía una pendejada, a Yun la verdad se la sudaba, pero que alguien convenciera a los abuelos que no venía al caso irrumpir en su casa sólo porque podían y querían, era un caso aparte. A Hye le parecía un asunto divertido y andaba siempre con la cámara en mano, listo para tomar fotografías y tener evidencia con la cual avergonzarlos a todos. Era una lástima que esta ocasión Shun hubiese viajado a Hungría a pasar las fiestas con sus suegros, de otra forma la situación habría sido aún mejor.

Era como tener a tres niños en lugar de uno. Abi y Mei Mei parecían tener una competencia irracional por la atención de su nieto, en el peor de los casos, hasta por el otro abuelo aka Hyung, que hacía hasta lo imposible para mantenerse lejos de ellos y mejor se quedaba con sus hijos, que sorprendentemente habían resultado los seres más civilizados.

―¿Por qué…? ―Dae entendía totalmente el sentimiento, Hyung ni siquiera necesitó acabar la cuestión para darse a entender. Yun se alzó de hombros mientras bebía algo de café.

―Vamos, es una linda excusa para mimar a este bicho adorable. ¿Verdad, enano? ―El niño ni prestó atención pues otra caja envuelta en papel colorido llegó a sus manos. ―¿ves? A él le encanta, a quien le importa si es una tradición judeocristiana capitalista. ―Hye rió por la mueca de desagrado que hizo el mayor de los coreanos y dio su intervención por finalizada.

―Por los obsequios, Hyung. ¿Por qué más sería?―La abuela Taiwán hizo a un lado la basura que ya comenzaba a acumularse en el suelo y aplaudía y fingía admirarse cuando el pequeño le mostraba sus recién descubiertos nuevos juguetes. Era adorable.

―Tsk, deja de quejarte y no seas amargado… ―Abi se deshizo de amor luego de que la pequeña plaga le abrazara luego de que le entregó aquel auto a control remoto. Hye hizo clic, y la sonrisa de pendejo del viejo Abi quedaría inmortalizada para la eternidad y sería noticia entre la familia y la no familia.

4. ¿Quién es al que despiertan a media noche por una pesadilla?
A Yun casi le da un infarto cuando vio a la diminuta figurita a un palmo de su lado de la cama, estático y mirándole fijamente en la obscuridad. La tercera vez en la semana y ese mocoso del mal ya le había quitado como diez años de vida apareciendo de esa forma, sin decir nada, esperando.

―¿De nuevo no puedes dormir? ―El niño asiente con la cabeza y Yun se arma de fuerzas para deshacerse del nudo de piernas y brazos que está hecho y levantarse, porque la última vez que lo coló a dormir con él casi se caen todos y acabó por casi morir entre que Dae lo apretujaba y su hijo también y no, nunca jamás. A su lado, Dae se remueve por la pérdida y le pasa una almohada para que la apretuje en su ausencia y no se despierte en medio de la huida.

Suspira, tomándose un momento para limpiarle la nariz. Moquea y tiene los ojos un poco rojos, señal inequívoca de que estuvo llorando, pero de aquí a que esa masa de terquedad lo admita ya se considera caso perdido. Yun no pregunta por el mal sueño porque de todos modos él tampoco resultó ser un gran orador y no hay caso en insistir en que le narre algo que ni siquiera podrá decodificar.

―Apagaré la luz. ―Avisa, porque no quiere que le tome miedo a la obscuridad. Le recuesta de nuevo en su cama, le arropa y se sienta al borde del colchón; acaricia su cabello con suavidad y cada que el niño siente que vuelve a caer dormido, se fuerza a respingar para no volver a tener otro sueño horrible. A Yun se le cierran los ojos, pero pone todo de su parte para no caer rendido antes. ―Aquí estoy. ―Nunca le acostumbró a dormir con canciones de cuna, pero a él le relaja escuchar su voz, y estando medio zombie le parece bien razonable susurrarle una nana hasta que se queda dormido y él es capaz de volver a la cama, donde Dae ya le mira con el ceño fruncido y el gesto adormilado.

Niega con la cabeza por reflejo. No se va a poner a satisfacer su curiosidad de padre a las cuatro de la mañana, ya pasó casi cuarenta minutos despierto y pues se aguanta si no le parece bien si lo único que quiere en ese momento es dormir, porque le quedan dos horas para eso.

5. ¿Qué pasa cuando lleva al primer amigo de visita a casa?
―¿Dónde vives? ¿Quiénes son tus padres? ¿Cuántos hermanos tienes? ¿Qué tipo de disciplina imponen en tu casa? ¿Qué calificaciones tienes? ¿Consumes droga? ¿TIENES ANTECEDENTES PENALES? ―Yun pateó a Dae por debajo de la mesa en la pata sana y le miró con ansias asesinas. Dae refunfuñó, se sobó con disimulo y se aclaró la garganta. ―quiero decir… er… ¿cómo era que te llamabas?

El pobre muchacho rio forzadamente y miró con alarma a su amigo, quien simplemente se encogió de hombros como quien no quiere la cosa.

―Te advertí que esto iba a ocurrir… ―

12. ¿Quién es la mala influencia?
―Tres… ―

―Dos… ―

―¡Uno! ―

¡Boom! Assim, Yahan y él ahogaron sus risillas lo mejor posible cuando Yuhanna salió de la cocina hecho una furia, con el rostro lleno de tizne y toda la intención de colgarlos de los pulgares. Los mellizos no mellizos habían encontrado a un gran aprendiz y ahora tenían a quien dejar la herencia de la maldad dentro de los Al Saud.

Cuando la influencia de esos demonios comenzó a ser demasiado evidente, Dae los vetó de la vida de su hijo antes de que fuera demasiado tarde.

16. ¿A quién acude el niño cuando necesita consejos o hablar de sus problemas?
Entró a la sala como quien no quiere la cosa, casualmente cuando Robin y su madre se habían levantado para ir a quien sabe qué mientras que Jean Pierre se quedó sentado en el sillón individual y supo que era ahora o nunca.

Tosió y se metió a las manos en los bolsillos, indeciso y nervioso. A Jean Pierre le recordó un montón a sus padres, a ambos.

―¿Pasa algo? ―

―Uhm… yo… errr… tío JP, podría hablar contigo… ―Hizo una pausa, jugó con su pie. Parecía no saber dónde meterse―pero luego.

―Cuando tú quieras. ―Jean sonrió, él también, y huyó antes de que Robin y Yun pudieran ver que alguna vez estuvo ahí.

17. ¿Quién es el que le solapa las escapadas y travesuras?
―No te preocupes, cariño. Tu nene está aquí y le he invitado a que se quede a dormir porque ya es algo tarde para que regrese. ―

―Mamá… ―

―Mamá nada. Él se quiere quedar y a mi me encanta tenerlo en casa, al menos él si se molesta en visitarme más de una vez al mes. ―De puta madre, su abuela ya tiró la carta de la culpa a la mesa mientras que le guiña un ojo. Sabe que tiene la contienda ganada desde antes, y no sabe cómo es que su madre resultó ser tan patoso con tremendo ejemplo de sutileza en casa.

Ya está festejando la aplastante victoria. ¡Hoy salía de putas! Y de paso no tendría que hacer hasta lo imposible por burlar sistemas de seguridad y arriesgarse a una muerte segura. Bella vida, bella abuela. Luego le compraría algo bonito.

Yun hace muecas del otro lado de la línea. Le ha ganado, como siempre. ―…esto es injusticia… ugh, está bien. Y sabes no te visito sólo una vez al mes… ―

―Detalles, detalles… ¡hasta luego cariño! Besos, dile a Dae que se porte bien contigo, ya luego me podrá agradecer por el favor~ ―Taiwán cuelga el teléfono antes de poder escuchar réplicas, satisfecha con el logro y con haber avergonzado a su hijo, porque no cabía duda de que lo estaba. ―Ahora, jovencito… como llegues a mi casa oliendo a cosas raras o a alcohol, tú y yo tendremos una seria charla ¿vale? Y quiero que me presentes cuanto antes a esa niña o niño con la que sales, porque a mí no me engañas.

―Abuela, no… ―Él gime. Oh no, había puesto condones en su chaqueta. Alá, por qué… al menos eran gratis pero…

18. ¿Quién es el que se altera cuando el niño se enferma o lastima?
Les miró a ambos en una mezcla de irritación y preocupación a partes iguales. Ya los había metido a que se dieran una ducha casi a patadas, les había obligado a que se enredaran en cobijas y les había revisado la temperatura. Ambos con fiebre, la nariz roja y tos.

―Les dije que salieran el próximo fin de semana a su estúpida excursión. ―Gruñó, dando vueltas entre que le cambiaba la compresa fría a uno y se la cambiaba al otro. Al Saud, malditos entes problemáticos que no escuchaban a nadie. ―Pero no, tenían que hacerse los machos e ignorar que se caía el jodido cielo…

―Oh, cállate… ―Gruñó Dae, amurrándose y haciéndose bolita. Sería la gloria de no ser porque Yun no dejaba de joder, ¿era mucho pedir ser mimado sin escuchar sus molestas quejas? ―Tu voz me provoca jaqueca…

―Te lo mereces por zoquete irresponsable… ―

El niño ya no tan niño tosió una risa, ganándose la mirada reprobatoria made in mamá preocupada. Fingió no haberla notado como un maestro.

―Vividemos, mamá… ―Replicó con voz nasal. Yun le dio un zape porque aún enfermo se lo merecía, y aunque Al Saud padre y Al Saud hijo quisieron reírse, se abstuvieron.

Al día siguiente ambos empeoraron y aunque eternamente gruñón, ninguno tuvo la desfachatez para quejarse cuando Yun les cuidaba con tanta diligencia. Además, a ambos les gustaba ser consentidos por él y esta era una excusa perfecta para ello.