Prompts para el Ocio (?)

1. A Nimay le gustaba ganar. Era reacio a aceptar el rechazo, porque eso significaba la derrota total.

2. No le gustaba verlo sufrir, no todo el tiempo al menos, pero ocasiones tan únicas como esa merecían dejar el afecto desmedido que tenía por él y pensar en su propia conveniencia.

3. Ni lo uno, ni lo otro, pasaban tiempo juntos, sí. Pero incluso ese tiempo juntos era estar lo más lejos posible del otro, sin hablarse o diciendo la mínima cantidad de palabras que les fueran posibles, cada cierto rato, insultos, luego la discusión, más tarde el púdrete y adiós. Era tan rutinario que incluso no hacerlo le dejaba un vació en el estómago.

3. Callar, obedecer, atacar sin compasión y vanagloriarse de ello. Sin mirar sus rostros inocentes, ignorando el miedo en sus manos temblantes, No eran sus hermanos, no eran sus amigos, no era él…Solo eran basura. Y Dae tenía muy claro cuál era su papel y como llevarlo a cabo a la perfección.

4. Tenía un nombre propio, era de él y de nadie más. La chica de su lado, también tenía uno de esos, pero no pudo escucharlo bien del todo y estaba confundido con respecto a eso. Tenían una identidad ¿y él? ¿Cuál era su nombre? Se miró frente al espejo tragando saliva ¿él tenía también un nombre? Y si así era ¿Cómo se llamaba? Era extraño, que nunca antes se lo hubiese preguntado.

5. “¿Por qué sonríes?” Era la pregunta frecuente cuando le dedicaba una mirada dulce a la pequeña Lottie o más bien a su espalda, puesto que cada vez que trataba de saludarla por los pasillos esta iba demasiado enfrascada en sus propios asuntos como para reparar en su alrededor, quedaba con la mano alzada y una mirada boba en la cara “¡creí ver a alguien!” era la respuesta apropiada cuando se formaba aquella incomodidad de no haber sido correspondido.

6. Tenía secretos ridículos, equivocaciones, errores de niño y situaciones donde se dejó en vergüenza así mismo. Tenía secretos por compromiso, aquellos que adquiría con sus hermanos y familiares por medio de un acuerdo. Tenía secretos crueles, los que debían estar escondidos en el último cajón de su subconsciente, donde ni siquiera su memoria de largo plazo recordara que los tenía allí, daño a otros, lastimar, liquidar,  probablemente el más extenso de todos. Pero también tenía secretos felices y sin sentido, los que reservaban para sí mismo y que solía recordar con frecuencia, eran los menos y por eso le gustaban, como eran pocos podía retomarlos a cada instante sin olvidar ningún detalle, ninguna conversación o acción que causara una profunda tranquilidad y alegría en él.

1. Recordaba con claridad las bromas pesadas, los insultos y las palabras crueles. “Sólo un ciego se fijaría en alguien como ella”, había escuchado alguna vez, e Irina deseó con todas sus fuerzas, por primera vez en su vida, que aquello se volviese realidad.

2. Cada llave tiene un corazón, y cada corazón tiene una llave, no importa donde, no importa cuando. Y siempre, eventualmente, incluso en las situaciones más imposibles, encontrarán la forma de hacerse funcionar.

3. Siempre había sido un tipo inconstante, libertino. Le gustaba hacer y deshacer a placer, con entera consciencia y deliberada independencia, por eso evitaba esa palabra como si fuese peor que la peste, ya que significaba compromiso, incondicionalidad. Y él, entre toda la mierda de ser humano que era, no estaba dispuesto a traicionar algo de esa magnitud, aunque de vez en cuando aquel tabú se susurrara su subconsciente a forma de tortura y un final inminente que deseaba aplazar a toda costa le carcomía los sesos.

4. Lei Wei le sonrió a Jack, Jack le sonrió a Lei, y el monstruo de los celos eclosionó.

5. Él, al contrario de lo que pudiese pensar el mundo entero, tenía una familia amorosa y protectora. Tanto que antes de dejarlo morir le asesinarían con sus propias manos.

6. A veces desearía que el tiempo de verdad pasara en balde y se hubiese quedado justo como antes. Patético, maleable y ansioso de dar como recibir cariño. El mismo sujeto bobalicón que tenía comiendo de la palma de su mano, tan pegajoso como un chicle en la suela de su zapato y feliz de forma patológica. Siempre irritante, sí, pero siempre.

Y ahora ya no estaba.

7. Yun tenía una variedad ridícula de Al Saud para escoger, algo así como una posibilidad de 6 a 8. Pero no, claro que no. Justo tenía que liarse con el tipo con el que compartía la mitad de sus genes.

Moar prompts o/
1.—¿Dónde está Assim? —¿Acaso parece que tenga a la sabandija en el bolsillo? Lárgate de una vez, estoy en algo importante.—Yaro le miró mal, pero luego de un escaneo rápido se resignó a continuar con su búsqueda. —Sal de una vez, enano. Tiemblas tanto que el jodido sofá vibra.—¿Se fue? —Yaro, ya, sal de detrás de la puerta. Quiero los 100 dólares. —El chillido de Assim fue tal que Yuhanna no pudo dejar de reír durante horas.
2. No es que lo quisiera cerca, sólo lo deseaba lejos de otros.
3. Yaroslav miró la carpeta donde estaba toda la información sobre el objetivo a rastrear y eliminar, justo como el capitán del escuadrón se había esforzado en recalcar con imperiosidad. Nunca esperó encontrarse al rostro de Assim Al Saud al abrir aquel inofensivo folder amarillo.

Antes de que se me olviden (?)

1. -Tu rechazo al sexo también es pecado en nuestra religión, jyo~-El té helado de Hyoo tomo un camino diferente haciendo que se ahogara con su propia saliva y tosiera compulsivamente debajo de la mesa escupiendo al suelo-No necesitas una mujer, el monasterio está repleto de muchachos que te harían el favor, jyo~-

-Mi opción al celibato es por motivos prácticos, mamá. Te agradecería que dejaras de tocar este tema como una prioridad-¿Por qué no podía mantener una conversación natural con su madre? Si le preguntara aunque fuese una vez como iban sus estudios su vida estaría casi completa.

2. La cabellera rubia y desordenada de Robin apareció por el fondo del pasillo. Ella estiro una mano para saludarle con efusividad. Luego Fadi hizo algo que creyó no sucedería: sonrío con emoción, de lado a lado y con un no sé qué atorado en su garganta que no le dejo pronunciar su nombre desde el escenario.

3. Lo decía, no se lo decía, lo decía, no se lo decía…

-¡Hey, Fadi! Te reserve un lugar para que tengas una buena vista-Robin le guiño un ojo con la ropa de su equipo puesta y se dirigió a la cancha para calentar.

Ciertamente todo dependía del resultado. Si su equipo ganaba, se lo decía y si perdía pues escogería otro momento con miles de años de distancia en el futuro.

4. Una casa repleta de varones era sinónimo de desastre. Cuando todos los hermanos Al Saud estaban juntos desde el desayuno hasta la cena la casa parecía a punto de explotar. Era preparar la merienda para cada cabeza: leche de vainilla para uno, de vainilla con azúcar para otro, leche pura, un café con leche, café con leche y un poco de crema. Mierda, que no era la puta chacha de todos ellos. Ser hermano mayor era una tarea titánica.

1. Acepta el trabajo, dijeron. No puede ser tan malo, dijeron. Y una mierda.

2. "Damian! Hey! Damian" Llevaba semanas escuchando a ese individuo gritar desde hacia mas de una semana y recien se daba fuenta de que en realidad le estaba llamando  a el "Me llamo Adrik, no Damian" "Ah... pues tienes cara de Damian. No es tu segundo nombre?" "...no"

3. Taiwán miró a Yun con una sonrisa congelada, aún indecisa sobre cómo reaccionar al conocer al novio de su pequeño. Lo único que podía pensar era ¿dónde estaba el rubio adorable?

4. Robert cerró los ojos, pensó en su lugar feliz y entró a la enfermería, rogando a Morgana, Merlín y Circe que por una vez éste fuese un día normal, al menos en la medida de lo posible.

5. [R!Joao x R!Deian] J*** tardó segundos en lanzarse sobre el muchacho pelirrojo y neutralizarlo. ―Habla, espía ¿cómo te enteraste de mi nombre? ―Derek respiró profundo, contó hasta 100 y pidió paciencia al cielo. ―Tu padre me lo dijo cuando teníamos 4. Somos primos ¿recuerdas?  ―J*** tuvo la decencia de pensar en la reciente declaración, frunciendo las dejas tanto que desaparecían tras sus lentes cromados. ―…No me confundirás. ―

6. Raz bebió de su vodka de caja con la vista fija en algún punto perdido en la obscuridad, dejándose sumergir en su gelidez hasta que un cosquilleo tibio subió por su brazo y hasta su mejilla. ―Esto es malo para ti. ―El rumano no tuvo que voltear para darse cuenta de que esa voz pertenecía a Shun. ―Deberías ir a descansar de una vez.  ―No puedo; me preocupas. ―Ya pasó mucho tiempo, es hora de que te vallas. ―Sabes que siempre estaré para cuidarte. ―Cuando Raz finalmente reunió el valor para voltear, pero lo único que se encontró fue un vacío imposible de llenar.

1. Assim hizo un esfuerzo místico para no ponerse a gritar ahí mismo haciendo todo un jaleo para lograr canalizar sus emociones con unas ansias enormes de golpear y descuartizar gente. Picoteo su tazón de cereales observando con dureza, como si fuese el culpable de todos sus desgracias, movió la cuchara como si esperase que de la nada salieran tripas y sangre. No, eso no era para desvariar, era para comer. Quiso alzar la cabeza por el pasillo por si en algún segundo los veía darse la mano o algo, pues por cómo iba el asunto quizás a poco y nada empezaban a besarse, los muy bastardos…

No, esa idea no. Era desagradable por donde se viene y no es que de pronto fueran celos o algo por el estilo.

¡QUE NO ERAN CELOS!

Ese día había madrugado con su chakra tranquilo, un evidente mal augurio. Llevaba tanto rato en la misma posición que tres gorrones se habían auto invitado a su cabeza y los tuvo que espantar con la mano siendo víctima de sus picotazos.

-No toquen pelotas o me los ceno-palpándose las cienes desconociendo porque diantres esos dos tardaban tanto. Seguro el viejo lo estaba reteniendo para sonsacarle información bajo la palabra amistad, sí, eso debía ser, en su sano juicio ese infeliz podría relacionarse tan bien de primeras con alguien, en especial si ese alguien era el lunático de Yaro. Para ser un anciano…actuaba bastante bien y seguro ese pedazo de zoquete no era tan estúpido como para caer en las redes del viejo como lo habían hecho las madres de todos sus hermanos ¿¡verdad!?

2. “el número que usted ha marcado sido completamente destruido y ha quedado en siniestro total”

Assim arrojo su celular con furia, en el intertanto de lanzar maldiciones y pelear con las paredes se enredó con sus propios pies dándose batacanazo contra el suelo comiéndose de lleno los últimos seis escalones con la cara, como si de por sí no fuera lo suficientemente feo ahora tenía razones de sobra para ser un monstruo de toma y loma.

3. Pero de algo estaban seguros Hyoo y Al, jamás debieron quebrar la rutina y el silencio que los caracterizaba, ni siquiera entre dos viejos conocidos que eran lo más cercano a una fuente de confianza, incluso entonces parecía una mala idea y tras haberlo hecho habían distorsionado el orden de la naturaleza.


4. Lograr que Rashid le diera la tan ansiada “pasada a tercera base” iba a ser claramente el reto de su vida. Al menos Nimay estaba consciente de que sería temporada de sequía por mucho, mucho tiempo. Mientras tanto tenía que conformarse con cerrar los ojos y dejar volar su imaginación, con un poco de suerte alguna de sus pequeñas fantasías lograría cumplirse antes de llegar a los 40 años.


5. Quería tener muchos hijos. Tres varones, dos niñas, si podía sobrepasar los seis su camada sería perfecta. Yun no se llevaba con los mocosos y no pensaba tener ningún criajo insoportable. Dae casi devolvió su café por las narices encontrando una pequeña falencia en su matrimonio que acababa de descubrir. Ninguno de los dos iba para el mismo sitio en nada.

Se había casado demasiado rápido.

1.
-No lo quise hacer ...N-no lo quise hacer... ¡T-Tienes que creerme!- miraba con desespero a su hermano mayor, observando y analizando cada detalle, cada movimiento, todo, desde la mirada desmesuradamente abierta hasta la incredulidad y el horror de lo que veía delante de sus ojos.

Estaba cubierto de pies a cabeza de sangre,no, no era suya, era del hombre que yacía en el suelo con un cuchillo en su espalda, sangrando ante las incontables cantidades de veces que el menor lo había acuchillado luego de que aquel hombre a quien por mucho tiempo había estado llamando padre, había matado a golpes a su madre delante de él luego de que esta intentase defenderle.

-R-Raz...por favor...a-ayúdame -la mirada de Davie era de miedo absoluto y pánico, su mente había estado en blanco cuando sujetó el cuchillo, con el que su madre había querido defenderlos, y se lo clavaba a su padre por detrás con la idea de que su hijo nunca haría algo así.

2.
Abdel siempre consideró divertido ver las muecas de asco y terror de sus hermanos cada que les mostraba las mil y un formas de como era la mejor manera de despellejar a un pobre conejo...y era aun más divertido cuando los amarraba a las sillas y los obligaba a ver. Siempre tuvo un humor negro para ese tipo de cosas.

1. Kwan no era desconsiderada porque deseara hacerlo, más bien pasaba demasiado tiempo preocupada de hurguetearse la cera de las orejas con un cotonito que de estar pendiente de las emociones ajenas. Y para Yun eso habría sido ideal, de no ser porque estaba tan empecinada en ser su objeto de miseria más recurrente. Tenía que repetirse así mismo hasta cinco veces al día que su hermana no buscaba hacerle daño, más bien era exageradamente aprehensiva hasta donde se volvía desesperante e irritante.

-Jopetas, mil disculpas-mis disculpas no equivalían a todas las horas que había pasado en ese fregado óleo, tampoco era un gran obra de arte, pero no es como si pudiera hacer un milagro para rescatar era enorme mancha negra que se cruzaba de esquina a esquina.

-Ya que…-

-¡Puedo darte una mano!-Y era entonces cuando la solución al problema era un desastre, juntaría ese cuadro negro contemporáneo apilado con los otros diez que Kwan había echado por tierra asegurando tener el talento de van Gogh.

-Mierda Yun, tuve que usar la primera arma que se me cruzo. Mil disculpas-Y ese definitivamente era su violín, estaba seguro de que podría haber liquidado a esa pequeña araña con su pura bota, pero no, su violín parecía haber sido más eficiente y certero que todo lo demás en la habitación. Un tic nervioso en uno de sus ojos y la prontitud a perderlo como tuviera que seguir conviviendo con esa plaga.

Podía repetir eso sin parar, varias veces al día

-¡Mil disculpas!-

2. …Y ya  la había perdido de vista otra vez. No sabía cómo era capaz de ingeniárselas para escabullirse tan deprisa sin que sus ojos pudieran percatarse primero. Un momento rodaba por el pasto alegremente al siguiente le parecía más divertido enterrar la nariz contra el suelo para oler el aroma de la naturaleza. Padma decía que le agradaba el aroma de la primavera, de las flores y los árboles al atardecer, donde vivía no era un placer muy recurrente y la sensación de tener su propia piel contra el verde suelo le otorgaba un regocijo que duraría días en su memoria.  

Eso estaría bien si no lo hiciese en propiedad privada y sin que fuese vista por los demás, quienes de forma frívola la juzgaban en silencio y otros tantos en voz alta con burlas que a la chica parecía no importar. Era una de las razones por las que Yaro no solía intervenir en sus actuares excéntricos, no importaba cómo o dónde estuviese, ella siempre era feliz, con lo mínimo, con lo poco que a nadie interesaba, era suficiente por poder permitirse complacer de la forma en que menos molestase, porque muy en el fondo ella temía hacer enfadar a los demás y no quería estorbar.

Si eliminaba a unos cuantos en el camino, estaba bien, mientras ella no se enterará. No podía ser un príncipe encantador por Padma, pero si podía ser un caballero muy leal que degollaría cabezas a todo aquel que intentase hacerle daño. Y en vista de su inocencia nunca faltaba quien buscara perjudicarla.

-No estoy llorando. Es que me pica la nariz-Aludir a la alergia, al asma o cualquier otra cosa sin sentido, protegiendo hasta quien no lo merecía, de su boca nunca saldrían nombres ni apellidos…

-Eres demasiado considerada-Una sonrisa bobalicona y unos ojos rojos que trataban de ocultar el reciente llanto con un gesto brillante y soñador. Era mucho pretender que contestara a sus palabras, pues la tristeza se había esfumado tan pronto sus lágrimas dejaron de caer para hacerle ponerse de pie y buscar una forma de hacer como si todo hubiese pasado ya.

Solo que nunca pasaba.

Volteas por la venta y lo último que esperas es ver a alguien desnudo, exponiendo toda su gloria al mundo pero ahí estaba, tomando agua relajadamente sin darse cuenta que tú lo observas. Te relames los labios, por que coño esa persona no era para nada fea y era definitivamente, una muy buena vista. Podrías haber pasado horas viendo, sintiendo un retortijón en tu vientre pero la otra persona volteó. Mantuvieron contacto visual. Fue el minuto más incómodo de tu vida.

La otra persona cierra la ventana primero.

Al día siguiente descubres que al que viste por la ventana es tu nuevo jefe.

1. -Lo siento. -Refunfuñó sin tomarse el tiempo para fijarse en quien era el individuo contra el que se había estrellado en su infructífero intento por meter sus útiles en el morral que colgaba de su hombro y cruzar por un umbral demasiado estrecho.  

-Oh. - Al alzar la cabeza, se encontró con un alguien que en la vida había visto y la forma en que le barrió con la mirada sin un ápice de disimulo no le agradó, en absoluto. El mayor, porque era evidente que le superaba en un par de años, sonrió con una desvergüenza que sólo acrecentó su disgusto e incomodidad- Diez puntos para Slytherin.

Joao tardó casi un minuto entero en entender la idea y menos de segundos en que el rubor llegara a su rostro. Apretó los labios con severidad y apresuró el paso hacia su siguiente clase, sintiendo que poco faltaba para que comenzaran a humearle las orejas.

A lo lejos, Deian tuvo que hacer un esfuerzo exorbitante para dejar de reír. Eso había sido lo suficientemente adorable como para reconsiderar su juicio y otorgarle 15 puntos extra a ese pequeño grumpy de tercer grado.

2. Le gustaba cocinar; amaba cocinar. Era una labor en la que podía imprimir horas y horas de su día por el mero placer de hacerlo. Sin embargo, era un hobby que tan pronto pisaba la siempre caótica casa Al Saud se trasformaba en un infierno. Con poca cebolla, sin pimiento, con mucha pimienta, sin picante, sólo el plato fuerte, no me gusta.  Y que todos se fueran al carajo, no le pagaban lo suficiente como para cumplir caprichos.

Chasqueó la lengua, dejando en la mesa los platos servidos, con únicas consideraciones en poner raciones abundantes para Abry, la aspiradora, y poca carne para Dae. -Fattoush y shawarma. Si no les gusta, no coman. Si quieren beber, sírvanse ustedes mismos. -Y el silencio reinó en la mesa junto a muecas de disgusto según descubrían ingredientes poco gratos, pero ninguna queja al aire. Después de todo el darse el gusto de una comida sin tentáculos o sabor misterioso era un lujo que sólo podían costearse con Hanna tomando batuta de la cocina, aunque eso significara sacrificar el privilegio de ponerse intensos con el tema.

Para tenerte me he dispuesto a soñar,
a quedarme en silencio,
a viajar más allá de las estrellas
que aún no existen,
a dormir en los caminos
invisibles del universo,
a no despertar jamás,
a cruzar los incontables abismos,
a nacer más allá del cielo,
luego consumirme en el resplandor
de los confines del último segundo.
Me he dispuesto a alcanzarte
en la secreta transfiguración del alma,
a sentir que eres una chispa que
incendia mis venas y
traspasa mi locura.
Para tenerte
he dejado de palpitar,
para sentir la llama de tus ojos
en la hondura
donde beben mis rebaños.

Hyoo prometió arrojarlo al bote de basura nada más llegar a casa. En el camino no dejo de leerlo y a medida que empezaba de nuevo un rubor más fuerte que el anterior se iba fijando en sus mejillas. No podía deshacerse de ese trozo de papel aún si deseara hacerlo con todo su corazón. Alguien lo había hecho para él y pensar que una persona desconocida dedicara tanto esmero y alma en palabras tan dulces como esa le hacía cosquillas, justo en medio del estomago. Empezaba a tener el las terroríficas ansias de que el autor abandonara el insufrible anonimato.

Detrás de Hyoo,  justo donde un arbusto cubría su enorme humanidad, invadido por el pánico, un pobre Hanna se mordía cada uña de sus dedos imaginando las mil formas de como hacer sufrir hasta el hartazgo a sus dos hermanitos hijos de satanás. Los aludidos, por supuesto que se destornillaban de risa un poco más atrás sin ser de gran utilidad. Para variar...

-Hay que hacerlo...-

-...Otra vez-Yahan y Assim compartieron un saludo y una sonrisa macabra al unisono.

Todos los instintos de sobrevivencia gritaban “PELIGRO” y Fadi no quería más que huir de ahí. ¿Cuál era la posibilidad de que, hoy de todos los días, se encontrase con Rylan en la calle? Justo cuando había decidido tener una cita normal y decente con Alessia. O lo que podía llamarse normal con aquella mujer.

—Fadi~ —oír aquella voz había hecho que se detuviese en sus pasos, casi asustado. Alessia a su lado se detuvo también—, Oh, ¿Y qué tenemos aquí? ¿Eres su linda novia?

Fadi había girado sobre sus talones para ver la insufrible sonrisa de maldito de aquel pelmazo. Aun que sus ojos no estaban dirigidos a él, si no a su acompañante, donde Rylan no disimulaba ni tantito la manera en que estaba checando a Alessia.

—Sí, yo diría que sí. Soy Alessia —sonrió con aquella inocente sonrisa que no aguardaba nada bueno.

Fadi había tenido mucho cuidado. Evitar que esos dos se conociesen era casi de vida o muerte. Él sabía que Rylan sabía quién era Alessia, justo como sospechaba que Alessia ya sabía de Rylan. Pero nunca se había conocido, porque Fadi había procurado aquello. No quería morir joven.

La sonrisa de Rylan se ensancho y sin quitar los ojos de Alessia dijo:

—Ahora lo entiendo todo.

Fadi se sintió tentado de brincar a la carretera y dejar que lo golpeara el camión que venía.